Letras
Venecia en Carnaval

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Quisimos intentar una reconciliación bajo el sortilegio de Venecia, pero fue un error pensar que volveríamos a ser las personas de entonces por el sólo hecho de volver al mismo lugar.

En veinte años de matrimonio el deterioro de nuestra relación era comparable al envejecimiento; un desgaste, una opacidad de los sentidos, un desgano que nos obligaba a interrogarnos ¿ésa soy yo? ¿esos somos nosotros?

Venecia nos recibió con una lluvia hostil. Tratamos de restarle importancia, así como tampoco comentamos que el hotel, remodernado, ya no era el que recordábamos.

Salimos a caminar y para no perdernos en el laberinto de las callejuelas, elegíamos en los escaparates algo que nos recordara que habíamos pasado por allí; unas botas rojas, un mantel a cuadros, un arreglo floral, una vasija de terracota... El método funcionaba; Pulgarcito lo sabía.

La calleja desierta se animó de pronto de risas y cantos. Nos rodeó un grupo de enmascarados que venía envueltos en marañas de serpentinas. Alguien tomó mi mano con fuerza, otro me puso un sombrerito de cartón. Busqué a Dino con la mirada pero la turba lo había engullido. Avanzaba contra mi voluntad, arrastrada por esa mano, pero conseguí zafarme y encontré refugio en un portón oscuro. Esperé hasta que se alejaron los ecos de las voces y cuando la calle quedó desierta, sentí alivio y angustia; estaba desorientada.

Sólo después de mucho andar divisé el muelle. El mar fue mi guía.

Una ráfaga de viento arrancó de mi cabeza el sombrerito y el cono de cartón de brillantes reflejos, cayó entre las góndolas amarradas dibujando piruetas. Borracho de agua naufragó. El tacón de mi zapato se quebró entre dos adoquines. Seguí caminando descalza.

Comprendí lo absurdo de nuestras intenciones de reconciliación interpretando como símbolos de un final inevitable: nuestra separación provocada por los enmascarados, mi deambular sola y descalza y el sombrerito de cartón hundido en el canal...

Cuando me reuní con Dino no tuvimos necesidad de hablarnos. A él debía haberle sucedido algo semejante... comprendimos con una mirada que nuestro intento de reconciliación en Venecia, había fracasado.