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Falleció a los 84 años el editor ítalo-venezolano Ernesto Armitano
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El editor e impresor de libros de arte Ernesto Armitano Amadei, quien durante años se ocupó de resaltar las grandes maravillas naturales y culturales de Venezuela en cientos de libros, falleció el pasado lunes 3 de agosto en Palo Alto, California (EUA), a los 84 años.

El reconocido editor, que había nacido en Boloña en 1924, llegó a Venezuela en 1953, a bordo de un velero procedente de Italia, para instalar la imprenta de Tomás Herrero y Sucesiones. Años antes dos parientes suyos habían echado raíces en el país: Alberto Armitano en el campo de la educación y Pablo Armitano en la música como extraordinario trompetista.

Armitano llega cuando Venezuela está en el salón de la fama de las naciones con futuro, y cuando se apuesta a un país que tiene un destino exitoso. La patria que lo acogía caló hondo en el entonces técnico impresor de 26 años, quien dedicó el resto de su vida a la difusión de los valores del país, lo que veinte años más tarde lo llevaría a nacionalizarse como venezolano.

Tras su experiencia con Herrero, Armitano decidió fundar su propia empresa. No se hacían libros artísticos y mucho menos de temas venezolanos, y casualmente el arquitecto Graziano Gasparini ocupaba un papel preponderante a raíz del terremoto de El Tocuyo en 1950. Armitano y Gasparini se asocian en esta empresa de editar libros que tratan e ilustran sobre patrimonio monumental.

Los paisajes, la flora, la fauna, la gastronomía, la artesanía y hasta las costumbres de los venezolanos están en las páginas de decenas de libros de Armitano Editores. En sus talleres se imprimió la memoria de las artes plásticas y visuales de Venezuela, y prácticamente todos los artistas consagrados del país tienen su libro publicado por esa editorial.

Según la crítica de arte y curadora Bélgica Rodríguez, autora del libro acerca de los artistas plásticos Colette Delozanne, Vásquez Brito y López Méndez —todos editados por Armitano—, fue un pionero de las ediciones de libros de arte en el país. “Lo trabajó con mucha pasión y estuvo absolutamente dedicado a esa actividad que llevó a contribuir de manera poderosa con el desarrollo de las artes plásticas del país con sus publicaciones”.

Delozanne, cuyo libro fue publicado en 2004, recuerda cuando Ernesto Armitano fue a visitar su taller: “Estuvo por aquí y se involucró mucho con mi trabajo. Tanto que, cuando se presentó el libro, se mostró muy conmovido. Incluso, el primer texto que aparece en el libro lo escribió él”, dice.

El escritor Juan Carlos Santaella resalta además la importancia de Armitano en la cultura editorial venezolana. “Con Armitano muere, quizá, nuestro último gran impresor. El hombre que estructuró una de las mejores plataformas editoriales independientes del país”, dice.

Y el librero Róger Michelena, quien llama la atención acerca del posible destino de este tipo de publicaciones en el país, lo subraya: “Lamentablemente no queda otra vitrina de arte que nos represente. La de Armitano era la biblioteca artística por excelencia”.

Walter Rodríguez, de la Librería Lectura, en cuyos anaqueles todavía están los libros de arte, agrega: “Armitano dio a conocer el libro de Venezuela en el mundo: estuvo en varias ediciones de la Feria Internacional del Libro de Fráncfort, la mayor del mundo. Fue el primer venezolano que puso su stand y dio a conocer las artes, la antropología, la artesanía de Venezuela afuera. Me consta que libreros franceses y alemanes se interesaron mucho por sus libros”.

En 1996 Armitano recibió el Premio Andrés Mata por su investigación titulada La historia de los caracteres tipográficos, a través de la cual examina la tipografía de los libros llamados “incunables”, los impresos con tipos móviles desde la aparición de la imprenta, en 1454, hasta el año 1500.

Lo triste, apuntan todos, es que con su muerte se pierde su labor editorial, ya que sus sucesores vendieron la empresa. Se dice que los nuevos compradores podrían interesarse en continuar la labor, pero hasta el momento no ha habido información concreta al respecto.

“Fue una persona que aportó su trabajo editorial al conocimiento de la obra plástica de muchos artistas nacionales”, apunta la ex directora del Museo de Bellas Artes, María Elena Ramos. “Lo hizo con mucha pasión por su trabajo. Él deja un patrimonio de libros importantes para la comunidad cultural. El medio editorial debe interesarse y oír la capacidad creadora tan abundante que tiene este pueblo, algo que Armitano lo supo ver”.

Los nombres de aquellos autores que escriben sobre arte, y que fundaron en su momento el capítulo venezolano de la Asociación Internacional de Críticos de Arte (Aica), están ligados a títulos impresos por Armitano: Alfredo Boulton, Rafael Pineda, Juan Calzadilla y posteriormente Carlos Silva o Bélgica Rodríguez. También artistas como Jesús Soto, Pedro Centeno Vallenilla, Luisa Richter, Jacobo Borges, Carlos Cruz Diez, Tito Salas, tuvieron su tomo en este sello.

Fuentes: Correo del CaroníEl Universal