Sala de ensayo
“Cuando la severidad estoica de Kant inspira (...) austeras palabras”

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1.	José Enrique Rodó

Resumen

Es propósito de este artículo presentar los resultados de búsquedas preliminares acerca del origen de una conocida cita anónima en el Ariel de Rodó: “Dormía, y soñé que la vida era belleza; desperté y advertí que ella es deber”. En la literatura, pero sobre todo en Internet, esta cita se repite atribuida a diversos autores —muy frecuentemente a Immanuel Kant— siempre sin referencia a obra alguna. Rodó mismo hace la cita sin mención de autor u origen indicando solamente que se trata de “austeras palabras” inspiradas por la “severidad estoica de Kant”. Los resultados que aquí se reportan otorgan su autoría a Ellen Sturgis Hooper, joven y malograda poetisa del movimiento trascendentalista estadounidense de mediados del siglo XIX. La gran difusión de autorías espurias en relación con estas palabras subraya la cautela con que debe considerarse toda información provista sin referencia rastreable a un original verificable o fidedigno, y sobre todo, la información disponible en Internet. Es posible que Rodó, al incluir la cita en Ariel, no haya conocido el nombre de su autora. También parece posible que el rol inspirativo que Rodó le adjudica al estoicismo de Kant sea la razón por la que, sobre todo en la literatura en castellano, las palabras sean, en forma errónea, tan comúnmente adjudicadas al propio Kant. La identificación del poema completo, cuyos dos primeros versos corresponden a la cita en Ariel, ofrece una interesante oportunidad de cotejo con el uso y análisis que de ellos hace Rodó en Ariel.

 

Introducción

“Dormía, y soñé que la vida era belleza; desperté y advertí que ella es deber”. Estas, al decir de Rodó, “austeras palabras”, son citadas textualmente en las páginas de Ariel1 sin referencia directa a autor u obra alguna. ¿Cuál es su verdadero origen? Rodó las presenta como de inspiración kantiana, pero es bien claro que en ningún momento se las adjudica a Immanuel Kant: Rodó escribe en Ariel: “Cuando la severidad estoica de Kant inspira, simbolizando el espíritu de ética, las austeras palabras: ‘Dormía, y soñé que la vida era belleza; desperté y advertí que ella es deber’ ”...

Diego Alonso2 repite la cita en Ariel y sugiere que Rodó la usa como ejemplo de la limitación que la razón le impone a la estética en el pensamiento estoico, pero, al igual que Rodó, omite hacer referencia al posible autor o autora de dicha cita.

Sin citar fuente alguna, José María Izquierdo (1886-1922) inicia con esas mismas palabras el capítulo sobre “El derecho y el arte de la poesía” de su obra Concordancias de las normas y de las formas (de fecha enero 1912).3 Izquierdo las califica como “kantianas palabras” aproximándolas aun más al filósofo alemán.

La edición anotada de Ariel de julio de 2008 que, bajo la supervisión editorial de Miguel Vallejo, realizó en Quito, Ecuador, la editorial Libresa, no contiene ninguna anotación o referencia con respecto al origen de esta frase.4

La edición de las Obras completas de Rodó, anotada por Emir Rodríguez Monegal5 incluye un exhaustivo “Índice de nombres propios” pero no existe en dicho índice ninguna referencia a la página en que se encuentra la cita, que pudiera considerarse como sugerencia de autoría a la misma (otra que la del propio Kant, por encontrarse su nombre asociado a la cita tal como se indica más arriba).

Con la finalidad de aclarar el origen de esta cita se realizaron búsquedas bibliográficas en bibliotecas e Internet utilizado el buscador Google. Las búsquedas preliminares arrojaron resultados sorprendentes, diversos e inciertos. Este trabajo refleja búsquedas subsiguientes aun más críticas y exhaustivas, las que permiten asignar su autoría, más allá de toda duda razonable, a Ellen Sturgis Hooper, poetisa del movimiento trascendentalista estadounidense de fines del siglo XIX. La cita en Ariel corresponde a un poema suyo, de seis versos, lo que permite un interesante cotejo en el desarrollo que de esas palabras realizan tanto la autora del poema como el autor de Ariel.

La frecuencia con que estas palabras les son asignadas a diversos autores, subraya la cautela con que debe considerarse toda información provista sin referencia rastreable a un original verificable o fidedigno, y sobre todo, a la información tal como se la encuentra disponible en Internet.

 

Búsquedas

Es relativamente fácil, dado un autor, encontrar referencias a sus textos, pero, quizá debido a su carácter eminentemente anti-entrópico, es más difícil obtener resultados definitivos en búsquedas realizadas en el proceso inverso: dado un cierto texto, encontrar su autor real. Es posible realizar búsquedas en Internet tratando a ésta como una gran base de datos, cuestionándola en base a una frase completa o sus componentes a través del uso de buscadores del tipo de Google. Aunque relativamente fáciles de realizar, este tipo de búsquedas plantea varias interrogantes: a) ¿cuán completa es la información disponible en Internet y, de ésta, aquella que se encuentra accesible a través de los índices que utiliza el buscador?, b) ¿cuán correcta es la información a la que logra acceder el buscador?, y c) ¿qué criterios se deben seguir para favorecer un resultado sobre otro, sobre todo cuando la concordancia con la frase que es motivo de búsqueda es parcial, considerando que todos sus elementos se pueden encontrar por separado sin que ello represente una concordancia con la frase objeto de búsqueda? Este último problema se encuentra a menudo al realizar búsquedas utilizando traducciones, debido a las múltiples versiones en las que se puede traducir una frase determinada.

Para este estudio se adoptaron los siguientes criterios:

  1. Rechazar, sin importar su procedencia o número, toda referencia que no se encuentre acompañada de una referencia rastreable u original.
  2. Poder seguir un rastro bibliográfico basado en cadenas de referencias verificables, y de preferencia a documentos en medios no virtuales, fuera de Internet.
  3. Referencias independientes y repetidas a una referencia verificable.
  4. Precedencia en el tiempo debidamente documentada.
  5. Grado con el que, en una referencia, es posible reconstruir la estructura y significado del texto motivo de la búsqueda, en base al número, orden y contigüidad con que las palabras del mismo allí aparecen y la relación de identidad conceptual que ello permite con el texto buscado.

 

Resultados de las búsquedas

Sorprendentemente, los resultados de búsquedas en Google arrojan no uno sino múltiples escritores como posibles autores asociados con la cita en Ariel. En algunos casos, ello parece deberse a la consideración como autores originales de aquellos que, al igual que Rodó, solo han realizado citaciones textuales. Luego el error parece haberse multiplicado a través de copias de citas sin referencia, realizadas en forma indiscriminada y sin suficiente espíritu crítico. Más sorprendente aun es que existan divergencias de asignación de autoría según sea el idioma en que se realiza la búsqueda.

En resultados de búsquedas en idioma español, la adjudicación de autoría más notable y frecuente es hacia el propio Immanuel Kant (1724-1804).6 Sin embargo, en ningún caso se ofrece una referencia concreta a documento original alguno. Búsquedas computerizadas realizadas en textos del propio Kant (ver más abajo) tampoco permiten relacionar la cita en Ariel con dicho autor. Es pues inevitable la sospecha de que la asignación a Immanuel Kant corresponda a la diseminación de un error debido a una lectura descuidada o apresurada de las palabras que Rodó pusiera, en Ariel, en boca de Próspero. Además, el carácter de la cita, si bien puede haber sido “inspirada” por la filosofía kantiana, no parece corresponder al estilo literario del autor de la Crítica a la razón pura. Aumenta considerablemente esta sospecha el hecho que la asignación de autoría a Kant solo surja en resultados de búsquedas realizadas en idioma castellano pero no cuando las mismas se realizan utilizando traducciones literales de la cita al alemán (el idioma de los escritos originales de Kant) o al inglés.

Efectivamente, búsquedas en idioma alemán (“Ich schlief, und träumte, dass Leben Schönheit war; ich erwachte, und fand, dass Leben Aufgabe war”) no arrojan aproximación alguna a ningún texto de Kant. La palabras en la Crítica a la razón pura que más se acercan a la cita en Ariel —y que pudieran haber sido una fuente indirecta de inspiración— son las siguientes: “No puede dudarse que el claro compromiso con el deber, en oposición a los reclamos de la inclinación, da origen a la conciencia de la libertad, y que el orden glorioso, la belleza, el cuidado providencial, prodigados por doquier en la naturaleza, dan origen a la creencia en un inteligente y grandioso Autor del Universo”.7

Las búsquedas utilizando las palabras en inglés (“I slept, and dreamed that life was Beauty; I woke, and found that life was Duty”) no arrojan ningún resultado que las asocien con Immanuel Kant. Por el contrario, y amén de citas a traducciones del propio Ariel de Rodó, repetidas veces se observan asignaciones de autoría a cuatro autores diferentes, todos anteriores o parcialmente contemporáneos a Rodó: Louisa May Alcott (1832-1888), George Byron (1788-1824), Rabindranath Tagore (1861-1941) y Ellen Sturgis Hooper (1812-1848). Si bien la asignación de autoría de la cita en cuestión a uno de estos escritores habrá de descansar necesariamente en juicios valorativos acerca de su evidencia documentaria, por otro lado, es muy poco probable que más de uno de ellos haya sido su autor original.

La repetida asignación en las páginas de Internet a Louisa May Alcott se debe, sin duda, a una lectura incorrecta de las líneas en su libro Kitty’s Class Day and Other Stories (1882) en donde las palabras, al igual que en Ariel, aparecen claramente como una cita.8

No parece haber ninguna credibilidad en la asignación de estas palabras a George Byron. Ninguna página que se las asigna contiene una referencia trazable.

La información en Internet en relación a Tagore tampoco revela referencias trazables. Por otro lado las palabras que se le asignan a Tagore son conspicuamente distintas a la traducción literal al inglés en la cita en Ariel.9

A diferencia de los autores previamente citados, la evidencia de referencias trazables parece asignar la cita en Ariel a la inspiración y pluma de Ellen Sturgis Hooper (1812-1848), poetisa estadounidense, perteneciente al “Transcendental Club” de Nueva Inglaterra, que, efectivamente, se “inspiraba” de la filosofía trascendentalista de Immanuel Kant (lo cual, dada la forma en que Rodó introduce la cita, brinda apoyo independiente a la hipótesis de que éste sea el origen cierto de las palabras que repite Próspero). La cita en Ariel se corresponde palabra por palabra a los dos primeros versos de un poema originalmente publicado en The Dial en julio de 1840:10

I slept, and dreamed that life was Beauty;
I woke, and found that life was Duty.
Was thy dream then a shadowy lie?
Toil on, poor heart, unceasingly;
And thou shalt find thy dream to be.
A truth and noonday light to thee.

Aunque seguramente el nombre de la autora de este poema era vox populi entre los miembros del “Transcendental Club” y los lectores de The Dial, la publicación original no indica autor alguno. Sin embargo la autoría de Ellen Sturgis Hooper fue establecida en forma explícita en artículos subsiguientes publicados por otros allegados al movimiento trascendentalista estadounidense.11, 12

He aquí un intento de traducción en rima:

Que la vida era Belleza, soñé mientras dormía;
Desperté, y que era Deber, claro advertí.
¿Fue tu sueño solo sombras? ¿fue mentira?
Transpira, pobre corazón, sin cesar, transpira;
Y verás tu sueño tornarse para ti,
Verdad y luz tajante cual sol al mediodía.13

 

Ellen Sturgis Hooper
Retrato de Ellen Sturgis Hooper. Cuadro en las colecciones de la Sturgis Library, Barnstable Village, Massachusetts. Provisto por la Sturgis Library y reproducido con su permiso.

Discusión

La evidencia obtenida a través del rastreo documentario que emerge de los resultados de búsquedas en distintos idiomas permite concluir más allá de toda duda razonable que la cita en Ariel es una traducción literal al castellano —quizá del mismo Rodó— de los dos primeros versos de un poema de la poetisa Ellen Sturgis Hooper, miembro del movimiento trascendentalista estadounidense.

La prevalencia de error de asignación de autoría a estas palabras en Internet es de tal magnitud que sería muy difícil intentar corregir completamente el mismo, y es posible que por mucho tiempo este error pueda citarse como ejemplo de la cautela que es menester ejercer al considerar información proveniente de Internet, y el buen juicio que debe imperar en el momento de valorarla y otorgarle autenticidad. De todos modos no deja de ser admirable la capacidad de Internet en facilitar el acceso —aun en borrador— a datos que, veraces o no, sería muy difícil recabar por otros medios. Por otro lado, las diferencias en los resultados en búsquedas en distintos lenguajes subraya la dependencia de la información disponible del idioma en que ella se persigue.14 La asombrosa aparente facilidad con que el público en general tiende a aceptar, de forma hipocrítica, información indocumentada, plantea interesantes interrogantes con respecto a la naturaleza e importancia de la verdad,15 el futuro de la evolución de la misma en medios cada vez más informatizados y virtuales16 y su relación con los consensos de mayorías.17

Rodó termina el párrafo en el que aparece la cita en Ariel aclarando que, al inspirar esas palabras, “la severidad estoica de Kant (...) desconoce que, si el deber es la realidad suprema, en ella puede hallar realidad el objeto de su sueño, porque la conciencia del deber le dará, con la visión clara de lo bueno, la complacencia de lo hermoso”. ¿Pero no es esto, acaso, lo que —aunque con otras palabras— parecen decir los últimos cuatro versos del poema de Ellen Sturgis Hooper? ¿Es este un ejemplo de paráfrasis por parte de Rodó? La aparente coincidencia está dada por la existencia en ambas interpretaciones de una metamorfosis onírico-ontológica entre un sueño de belleza y una realidad supuestamente opuesta por medio de la cual se logra, en ambos casos, un amalgamamiento o reconciliación que permite que, tanto en el poema de Hooper como en el Ariel de Rodó, el sueño de Belleza se torne realidad. Pero mientras el poema sugiere que la magia que obra dicha transmutación requiere la perseverancia sacrificada en la realidad —es el “trabajo sacrificado, duro e incesante” (“Toil uncesasingly”) lo que permite que el sueño de belleza se torne “verdad” (“Truth”) y “luz del mediodía” (“noonday light”)— Rodó, en cambio, primero condiciona que el deber sea la realidad suprema, y, luego, en el caso que así fuese, acusa a la “severidad estoica de Kant” de ignorancia acerca de que la belleza puede encontrar un lugar dentro de la realidad, ya no a través de la perseverancia en el esfuerzo y sacrificio incesante, sino a través de “la visión clara de lo bueno” para, a través de “la conciencia del deber”, llegar a la “complacencia de lo hermoso”. La diferencia fundamental que aleja toda duda acerca de una posible paráfrasis (asumiendo que Rodó hubiese conocido todo el poema) y que, además, impide que los últimos cuatro versos logren levantar la acusación de ignorancia que Rodó hace pesar sobre la “severidad estoica de Kant”, radica en que, para Rodó, la realidad de belleza no emerge del compromiso ciego, esforzado y continuo con el deber propiamente dicho, sino de la complacencia estética que surge de la conciencia del deber cumplido, siempre que dicho cumplimiento se haga en armonía con una visión de lo bueno.

Diego Alonso18 repite la cita en Ariel y califica de “elocuente” el juicio que Rodó emite contra la “severidad estoica” de Kant “por escindir el deber y la belleza, cerrando las puertas al ideal de los sueños”. A la luz del conocimiento de todo el poema, la acusación de solo escindir el deber de la belleza, si bien se mantiene para los dos primeros versos, no sabría justificarse para el resto del poema, que pretende precisamente su conciliación. Pero —como hemos visto— la acusación de Rodó va más allá y se basa no en la carencia de conciliación sino en la forma en que Deber y Belleza se reconcilian: Rodó acusa al verso de Hooper (una acusación que ahora se puede extender a todo el poema y quizás al trascendentalismo en general) de ignorar que la reconciliación entre realidad y belleza solo puede ocurrir a través de una complacencia estética derivada de la realización de algo —un deber, quizás, si es que de ello se trata la “realidad suprema”— acorde con la visión que se tenga de lo bueno.

Por otro lado, ¿no habrá en el poema de Hooper una subliminal ironía en las palabras del poema que pretendan sugerir una exageración de la tesis estoica? ¿No es eso acaso lo que persigue la autora al referirse al autor del sueño como “pobre corazón” (“poor heart”), cuya única esperanza de hacer cierto su sueño radica en perseverar en el deber y el trabajo agotador? ¿Realmente el Trascendentalismo parte de la idea de que el Deber es Belleza? La respuesta parece darla Ralph Waldo Emerson en una de sus alocuciones. Emerson termina su alocución en el Divinity College de Boston en 1838 diciendo: “Yo busco al nuevo Maestro (...) que habrá de ver el mundo como el espejo del alma (...) y mostrará que lo que se debe, el deber, es uno con la ciencia, con la belleza y la alegría”.19 Esta versión que da Emerson de la relación entre deber y belleza parece acercarse más a la de Rodó que a la de Hooper, por lo que persiste la posibilidad de que el poema de Hooper haya pretendido ser una versión sucinta y quizás mordaz de la filosofía trascendentalista, y por lo tanto quizás más cercana a la visión de Rodó que lo que sugiere su significado más inmediato. Por otro lado, el poema “The Straight Road” (“El camino recto”), hallado en un manuscrito inédito de Hooper, sobre la misma temática, parece indicar lo contrario al, en este caso, mantener sin resolución la dicotomía entre belleza y deber:20

The Straight Road

Beauty may be the path to highest good,
And some successfully have it pursued.
Thou, who wouldst follow, be well earn to see
That way prove not a curved road to thee.
The straightest path perhaps which may be sought,
Lies through the great highway men call I ought.

Helo aquí en traducción literal:21

El camino recto

La belleza puede ser el camino hacia el bien más alto,
Y algunos exitosamente lo han transitado.
Tú que quisieras seguirlo, sé bien advertido de ver
Que ese camino no pruebe ser tortuoso para ti.
El camino más recto quizás que pueda buscarse,
Se encuentre siguiendo la gran vía que los hombres denominan deber.

¿Pudo Rodó en Ariel haber hecho referencia a todo el poema? Quizás Rodó solo conoció los dos primeros versos citados —como lo eran y aún son habitualmente— como una máxima en antítesis. O quizás Rodó haya leído todo el poema en un ejemplar de The Dial, una muy importante revista literaria de la época en la que publicaban contribuciones autores como Ralph Waldo Emerson (uno de sus fundadores y editores) y William Ellery Channing, dos escritores del Trascendentalismo estadounidense que Rodó cita a menudo, incluso en Ariel, y que no duda en tener en alta consideración.22, 23, 24 La respuesta a esta pregunta quizá solo pueda hallarse en la biblioteca o los manuscritos de Rodó.

Resta por considerar por qué Rodó no identificó a la autora por su nombre. A este respecto es interesante notar que ni el nombre ni sus iniciales (“E.H.”), aparecen en la publicación original del poema en The Dial en 1840.25 Por lo tanto, es muy posible que Rodó, aun si hubiese obtenido la cita de un ejemplar de la publicación original en The Dial —lo que ya de por sí hubiera sugerido su inspiración trascendentalista— no haya nunca conocido el nombre de su autora.

Solo otra autora (femenina) es citada en Ariel, también sin que Rodó indique su nombre: Rodó se refiere a ella citando el título y nombre del personaje de su obra: “...el David Grieve con que cierta novelista inglesa contemporánea...”. De ese modo Rodó hace referencia a Mary Augusta Ward (Mrs. Humphrey Ward) (1851-1920). Sin embargo a partir de esta única citación, el nombre de esta escritora aparece incluido en su versión completa26 en el “Índice de nombres propios” de las Obras completas de la Editorial Aguilar.27 No así el nombre de Ellen Sturgis Hooper, de donde se deduce que quienes prepararon dicho índice también desconocían la identidad de la autora de las “austeras palabras”.

Quizás, al citar autores tales como “Renan, Guyau, Goethe, Michelet, Helvétius, Deschamps, Comte, Macaulay, Uhland, Kant, Taine o Montaigne, entre muchos otros”,28 como aquellos cuyas palabras en algún momento inspiraron la “nordomanía” que se le atribuye a Rodó, habría que otorgarle un raro lugar, femenino, no europeo, a Ellen Sturgis Hooper, joven y malograda representante de la poesía trascendentalista del renacimiento literario estadounidense en el siglo XIX, cuya estética poética, a pesar de su inspiración austera, logró capturar la atención de Rodó al punto de merecer una cita textual en la obra que le dedicara “a la juventud de América”. Y eso, aun a riesgo de concederle a Calibán algo de la espiritualidad que Rodó —aun más que Shakespeare en The Tempest— le atribuye, en Ariel, al genio alado.

 

Notas

  1. José Enrique Rodó. Obras completas, 2ª edición, Aguilar, Madrid, 1967.
  2. Diego Alonso. Una retórica para la democracia, Ediciones Trilce, Montevideo, 2009.
  3. Ateneo de Sevilla. Obras de José Mª Izquierdo, tomo V, “De las normas y de las formas” (pág. 162), Sevilla, 1925.
  4. José Enrique Rodó. Ariel, Colección Antares, Libresa, Quito, Ecuador, 2008 (pág. 63).
  5. José Enrique Rodó. Obras completas, op. cit.
  6. En inglés, Wikiquote (un proyecto de recolección de citas en Internet al estilo de la popular “enciclopedia abierta” también en Internet denominada Wikipedia), al referirse a Kant, no hace ninguna mención de esta frase. Pero en sus páginas en castellano —aunque sin referencia a ningún texto— asigna estas palabras a Immanuel Kant en forma reiterada: http://es.wikiquote.org/wiki/Belleza, http://es.wikiquote.org/wiki/Deber, http://es.wikiquote.org/w/index.php?title=Immanuel_Kant.
  7. “It cannot be doubted that the clear exhibition of duties in opposition to all the claims of inclination, gives rise to the consciousness of freedom, and that the glorious order, beauty, and providential care, everywhere displayed in nature, give rise to the belief in a wise and great Author of the Universe.” Critique of Pure Reason by Immanuel Kant. Translation by J. M. D. Meiklejohn, Henry G. Bohn, London 1855.
  8. Kitty’s Class Day and Other Stories (1882): “As she spoke the girl’s eyes filled and fell in spite of herself, and turning a little with sudden shamefacedness she saw, lying on the table beside her among other scraps in manuscript and print, the well-known lines,- “I slept, and dreamed that life was beauty; I woke, and found that life was duty...”. Louisa May Alcott, Kitty’s Class Day and Other Stories (1882).
  9. En el texto que repetidamente se la asigna en Internet a Tagore “alegría” (“joy”) y “servicio” (“service”) reemplazan a “belleza” (“beauty”) y “deber” (“duty”):
    “I slept and dreamt life was joy.
    I awoke and saw life was service.
    I acted and behold, service was joy.”
  10. The Dial: a magazine for literature, philosophy, and religion, Volume 1. Edited by Margaret Fuller, Ralph Waldo Emerson and George Ripley, 1840.
  11. “E.H.’s ‘Poet,’ was a strong poem. also contained in the second number or the “Dial,” by Mrs. Ellen Hooper, wife of Dr. R. E. Hooper,- a woman of genious, who gave our literature a classic in the lines beginning, - “I slept, and dreamed that life was beauty.” (page 156). Thomas Wentworth Higginson. Margaret Fuller Ossoli, Riverside Press, Cambridge 1884 (5th ed., 1886; 6th ed., 1887).
  12. “Another poem (...) appeared in The Dial, and gives fine expression (...) to a single thought of the higher life in man (...): ‘I slept, and dreamed that life was beauty; (...) a noonday light and truth to thee.’ (...) This poem was written by Mrs. Ellen Hooper.” George Willis Cooke. “Three Forgotten Poets” In: The Critic, A Literary Weekly, Critical and Eclectic. J. L. & J. B. Gilder, Eds., Vol. IV (New Series), July-December 1885. Issue of November 21 1885 (page 241).
  13. Traducción (poética) del autor.
  14. Douglas Hofsfadter. Gödel, Escher, Bach, A Golden Braid (p. 12), Basic Books, New York, 1979.
  15. Monica T. Whitty and Adam Joinson Truth. Lies and Trust on the Internet, Routledge, New York, 2009.
  16. Dinty W. Moore. The Emperor’s Virtual Clothes: The Naked Truth About Internet Culture, Algonquin Books, Chapell Hill, 1994.
  17. Sergio Belardinelli. “La teoría consensual de la verdad de Jürgen Habermas”. Anuario Filosófico, Vo. 24, Nº 1, páginas 115-124, 1991.
  18. Diego Alonso. Op. cit.
  19. “I look for the new Teacher, that shall (...) see the world to be the mirror of the soul; (...) and shall show that the Ought, that Duty, is one thing with Science, with Beauty, and with Joy.” In: Transcendentalism and other Addresses by Ralph Waldo Emerson. John B. Alden, New York 1886.
  20. George Willis Cooke. An Historical and Biographical Introduction to Accompany The Dial (p. II:56), Russell & Russell, New York 1961.
  21. Traducción del autor.
  22. “El arte verdadero solo ha podido existir, en tal ambiente, a título de rebelión individual; Emerson, Poe, son allí como los ejemplares de una fauna expulsada de su verdadero medio por el rigor de una catástrofe geológica”. José Enrique Rodó. Obras completas, Op. cit. (pág. 237).
  23. “¿Quiénes han recogido después la herencia de Channing, de Emerson, de Poe?”. José Enrique Rodó. Obras completas, Op. cit. (pág. 238).
  24. “Hay una verdad profunda en el fondo de la paradoja de Emerson que exige que cada país del globo sea juzgado según la minoría y no según la mayoría de sus habitantes”. José Enrique Rodó. Obras completas, Op. cit. (pág. 225). Esto lo escribe Rodó en referencia a las siguientes palabras de Emerson: “Shall we then judge a country by the majority, or by the minority? By the minority, surely.” Ralph Waldo Emerson. The Conduct of Life, Part 7, “Considerations By The Way”, Ticknor and Fields, Boston, 1890.
  25. The Dial: a magazine for literature, philosophy, and religion, Volume 1. Edited by Margaret Fuller, Ralph Waldo Emerson and George Ripley, 1840.
  26. “Ward, Mary Augusta Arnold (Mrs. Humphrey)”.
  27. José Enrique Rodó, Obras completas, Op. cit.
  28. Oscar Iván Useche. “Rodó”.