Letras
Poemas de NYC

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NYC (2011)

La ciudad es la sonrisa que ocupa el espacio dormido,
el bullicio y el ruido de frenos,
la mirada perdida en silencio, la nieve y el frío.
La ciudad es el subsuelo,
la memoria que vuela en el tiempo
y es el tiempo perdido.
Es el agua que brota del suelo.
Es la música, el dolor y el aliento.
Es cargar en la mano el ardiente ladrillo
cuando llega el invierno.
Es la muerte en la próxima esquina
y la música que surge agresiva detrás de una puerta.
Es la iglesia que invita al sosiego.
Es el canto de oriente del sábado.
Es el ritmo africano que ganó la batalla.
La ciudad es el jazz y es el blues.
Es también el entierro del joven
que retara a la muerte en su moto y perdió la partida.
Y también la mirada envidiosa del suicida frustrado.
Es el aire viciado tras el último incendio.
La sirena que canta en mitad de los ruidos del día.
La que rompe el silencio en la noche.
El paraguas que el viento rompiera en la noche lluviosa
tirado en el suelo.
La sonrisa del niño aburrido que mira a la nada.
Es el aire que quema en verano
y el sombrero que vuela en otoño.
Es la mano que pide limosna en el túnel
y la moneda que otra mano tiende
a la mano que pide.
Es el puente que cruza en lo alto.
Y es el llanto que cae en silencio a los charcos del parque.
El sabor y el olor de los perros calientes
y el color, el sabor y el aroma de los mangos hindúes.
Y la mano que limpia la boca.
Y el negrito que baila en el metro
y el que canta hip-hop a su lado.
Es la anciana apurada y sin rumbo
que ha olvidado hacia dónde camina.
Es el beso volado de aquel que se marcha
sin saber si volverá algún día.
Es la risa del hombre que vende la fruta en la calle.
La sonrisa de aquel extranjero que compra a buen precio.
Es un rezo cantado en el coro. Es el grito de nadie.
La ciudad es el profundo dolor de una madre
que ha perdido a su hijo en la guerra lejana.
El color de la nube de plomo que descarga la nieve.
La ciudad es la vida y la muerte. El principio y el fin.
Es el todo y la nada.

 

Bitter End

Derek Thomas, un chico como tantos otros,
vivía la vida día a día.

Amaba a Katy Gunn en secreto
y trabajaba en una aseguradora,
pero soñaba con transportar mercancías
en su propio camión.

Le gustaba la música
y no era raro verlo en el Bitter End
cuando tenía dinero.

Lizzane Knott y Tina Shaffer
eran sus cantantes preferidas
y, por supuesto, también Katy Gunn.

Una noche como cualquier otra,
al salir del local, un camión asesino
aplastó a Derek contra el suelo
entre Bleecker Street y West Houston.

Ningún seguro cubrió su defunción,
nadie lo echa de menos en el Bitter End,
ni lo hace, por supuesto, Katy Gunn.

 

Brooklyn, Kandinsky, Imagine y la bailarina española

Haremos a esta tarde diferente.

Bajaré por la rampa sin que nadie me vea
y te esperaré en la esquina del parque que tú sabes.

Juntos cruzaremos el río para ver el ocaso
y tomar un helado en el muelle.

Nos haremos los dueños de la luz de la tarde
y pondremos a la puesta de sol los colores que elijas:
naranja, rojo, fucsia...
Y después pintaré un borde blanco a la escena.

Y mientras la noche encienda uno a uno sus candiles
y apague poco a poco las luces que pintamos
cenaremos en el River Café muy estirados
mirando el Skyline de otra manera
junto a unos sorprendidos comensales.

Y a la vuelta, en el parque,
bailarás para mí a la luz de la luna
una danza española sobre el disco de Lennon.