Olor a naranja
Su expresión era de dignidad y tristeza. Iba vestida con estricta humildad.
Al pasar a mi lado me llegó, perceptible, el olor a naranja que se iba comiendo.
Luego se inclinó a recoger las dos bolsas donde transportaba todas sus pertenencias. Yo reparé en la bolsa de basura en la que ella había hurgado para recoger la naranja.
Viaje al cielo
Al pasar junto al crematorio, he visto salir un hilo de humo que hacía como un requiebro en el aire; parecía un juego de seducción.
Seguro que era mi abuela. Se murió ayer y todos sabemos que siempre fue muy presumida.
Feliz viaje
Consiguió, por fin, ir al lugar de sus sueños, y allí conoció la felicidad.
Luego se despertó.
Murió
Valoraba su vida en algo más que una anécdota pasajera. Y quería ser un hombre de su tiempo, así que, sobre su tumba, bajo su nombre, se lee:
Ya no vive
Consulta el pendrive
En un ángulo de la lápida, de mármol negro, hay practicado un hueco perfectamente labrado donde se ubica el citado aparatejo. Está protegido de las inclemencias de Tiempo (esas que han afectado al titular) mediante una tapa practicable. Se extrae, se siguen las instrucciones de uso, y se reintegra a su paz.
“Que mis amigos, deudos, allegados e incluso curiosos sepan de mí por mí”, se había dicho en vida. Contiene una autobiografía comentada, con ilustraciones ad-hoc.
Hoy nieva, pero él continúa fiel a la Causa.