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Osadía poética de Antonio María Flórez

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Chelo Pineda Pizarro y Antonio María Flórez durante la presentación de “En las fronteras del miedo”
Chelo Pineda Pizarro y Antonio María Flórez durante la presentación de En las fronteras del miedo.
Nota del editor

“En las fronteras del miedo”, de Antonio María Flórez

El 11 de diciembre fue presentado en la Casa de Cultura de Don Benito, en la provincia española de Badajoz, el poemario En las fronteras del miedo, del escritor hispano-colombiano Antonio María Flórez. Hoy ofrecemos a los ojos de la Tierra de Letras las palabras con las que la escritora e historiadora Chelo Pineda Pizarro le dio la bienvenida a esta obra.

Todos conocen al escritor y su obra, extensa y premiada, pero yo me voy a detener en ciertos detalles y pinceladas que nos ayuden a conocer mejor a la persona que cada noche se enfrenta a la temida página en blanco.

Antonio María es un viajero empedernido. Nació en Don Benito y pasó su infancia en Colombia, en la mítica Marquetalia, famosa por sus indígenas y sus revolucionarios. También ha residido en Brasil. Será por eso que dice: “Mi vida es una eterna parábola de idas y retornos, de búsquedas y huidas, de perplejidad ante la muerte y el azar de la existencia...”.

Es un hombre amoroso que se delata en todos y cada uno de sus poemas. Un dandy hispanoamericano, como le llamaba Santiago Castelo días atrás. Una persona culta, sibarita, buen conversador, amante de la belleza y crítico con la realidad que le circunda. Le encantan los placeres de la buena mesa, la charla animada con los amigos y un buen trago de ron. Es un gran humanista y un ser entregado apasionadamente a vivir.

Lleva a Colombia en su corazón, ese gran país que conjuga lo más bello y lo más atroz. Las cifras son alarmantes: Más de 220.000 asesinatos documentados y 5.712.506 desplazamientos forzados en un conflicto que sacude desde hace casi 55 años al país. Antonio María Flórez conoce muy bien ese desatino, ha crecido con él, envuelto en su neblina.

Transcribo sus palabras: “Veo el problema de la violencia en Colombia y el mundo hoy, con esos mismos ojos de estupor del niño anonadado que vio los cadáveres mutilados de las 39 víctimas de la famosa masacre de La Italia, ocurrida en Marquetalia (Caldas) a mediados de los años 60. Tal vez la cifra de muertos ahora no resulte tan escalofriante como en aquellos tiempos, es cierto. Desafortunadamente el país se ve sacudido en la actualidad, con dolorosa frecuencia, por horripilantes matanzas que lo tienen anestesiado. Pero eran otros tiempos, y el hecho de que las víctimas fueran ajusticiadas a ‘garrote vil’, rematadas a machete y puñal, siendo liquidadas algunas de ellas con el fatídico ‘corte de franela’, no dejó de producir su doloroso impacto en la población y el país, hasta el punto de que La Patria la calificó como ‘una masacre sin antecedentes en la historia colombiana’. Por supuesto, ante mis inocentes ojos infantiles, aquel hecho, aparte de impactarme, me dejaría marcado para siempre. Véase en el poema ‘La Italia’, del libro El poeta en su estatura, mi desgarrada visión de aquel hecho:

”Por aquellos tiempos de la infancia / las montañas milenarias de mi pueblo / acogieron dócilmente las semillas / de los sembradores de odio, / escondidos bajo los guaduales sombríos / a la espera de la hora escrita / en sus ojos somnolientos.

...

”No, / nunca podré olvidar / el dolor de los huérfanos / y de las viudas, / el sinsentido del odio, / y el pasmo del tiempo ausente / en mis pequeños huesos / de poeta herido / creciendo / hasta su estatura plena / de cordillera rota”.

Se necesita ser muy osado, y Antonio María Flórez lo es, para dedicarle un poemario a la violencia; y todavía se necesita ser más osado para incluir en su título una palabra non grata en su país: Desplazados. Pero también es necesario tener mucho talento para que el resultado sea una de las más bellas y conmovedoras obras de la poesía hispanoamericana actual.

Con Desplazados del paraíso, una luminosa reflexión sobre el desarraigo y la muerte, logró el Premio Nacional de Poesía “Ciudad de Bogotá” en 2003; fue considerado por la crítica como uno de los diez libros del año en Colombia en 2004, y pronto agotó su primera edición allí. La publicación le hizo ser considerado como uno de los más gratos e incómodos exponentes de una nueva poesía cada vez más comprometida con la cruda realidad colombiana.

Como dice la periodista Mar Gómez en un artículo publicado en El Periódico de Extremadura en 2013: “Estar con él es conocer el tormento que echa raíces en el corazón de un hombre bueno que para evitar el rencor, escribe, para no odiar, escribe, para huir de su dolor, escribe...”.

Desplazados del paraíso cumple diez años y de ahí el empeño de este hombre que me acompaña por presentar en 2013 En las fronteras del miedo. Celebrar el décimo aniversario de la obra con la presentación de un libro hermano del anterior, que viene a completar su significado.

Un libro épico, con versos cuajados de imágenes bellas y una poderosa capacidad creativa.

Aunque este hermano mayor posee un tono menos contenido y una mano más suelta, los poemas crecen en imágenes y en extensión. En definitiva, es una obra de madurez personal y plenitud artística.

 

Antonio María Flórez nació en Don Benito (Badajoz), pero se crió en los andes cafeteros (Marquetalia). Viajero empedernido. Docente universitario y consultor ministerial en Colombia. Columnista y corresponsal en varios medios latinoamericanos y gestor cultural. Es médico, especialista en drogas y deporte. Reside actualmente en Extremadura.

Creó la Asociación Colombo-Española de Manizales y la revista Aurocarbónica. Lideró el proyecto “Estrechando Círculos” entre Caldas y Extremadura. Fue miembro del Consejo Departamental de Cultura y del Fondo Mixto de Promoción de Cultura de Caldas. Ha sido invitado como ponente a varias ferias y congresos internacionales.

Premio Latinoamericano de Poesía “Fundación Givré” (1990). Beca a la Creación de la Junta de Extremadura en Novela y en Poesía (1997 y 2003). Beca de Investigación de la Diputación de Badajoz (2012). Premio Nacional de Poesía “Euclides Jaramillo Arango” (1999). Premio Nacional de Poesía “Ciudad de Bogotá” (2003). Algunos de sus textos se han traducido a otras lenguas (italiano, francés, portugués, danés, inglés y catalán).

Desplazados del paraíso (2003), Dalí: el arte de escandalizar (2004), Transmutaciones: literatura colombiana actual (ERE, 2009), Corazón de piedra (Littera Libros, 2011) y Bajo tus pies la ciudad (De la Luna Libros, 2012) son hasta ahora sus libros más reconocidos.

 

Poemas de En las fronteras del miedo

5

         Sobre su casa
arden las sombras.
Los pájaros de fuego
                              en desvarío.

 

7

         Desde la espesura del bosque
llora su casa en llamas y blasfema.
Un niño agoniza a los pies
                       de los fantasmas
           y se hace hombre.
Una mujer caída lo mira sin órbitas
desde su pesadilla azufrosa
de rasgados vientres deshabitados
y lo aroma para siempre
                de memorias y sueños.
El infierno vomita piedras incandescentes
y en el patio arden muebles, almohadas,
ruanas, armónicas y briosos caballitos de madera.
Algunas flores ya mustias
anuncian la primavera que no será.
Sobre su cuerpo iracundo
         gravita un pesado cansancio
que ablanda sus músculos
                   y su voluntad de fiera.
Sabe que debe huir,
                               o hacerse buey.

 

El exilio

         Tengo la convicción del exilio.
Voy a partir. Con tus labios o sin ellos.
Sería más seguro quedarme,
apoyarme en las raíces, en los recuerdos,
en la certeza de los afectos,
en la plenitud protectora de las montañas
y en la fértil luz de tus miradas.
Pero los temporales de oriente
me traen el ruido de las ciudades
y los vientos del norte el yodo salino de los litorales.
Debo partir. Y me alisto olisqueando los senderos,
poseído de una insana y febril ansiedad,
leyendo en el horizonte cargado de presagios
los inciertos designios del miedo.

 

Exilio 4

         Orilla indigna el tiempo.
Inútil hoy todo,
           hasta el sueño
y las plegarias.
Aquello que temes
te enceguece
               y acobarda.
Mide tu llanto.
Las putas gimen
y en la calle se desnudan
los derrotados.
Los espejos se beben
la piel de los que gozan.
¿Oyes cómo el viento
te castiga de óxido,
te unta de lodo ácido
y te obliga a corromperte
         en las putrefactas ciénagas del odio?
El tiempo, al filo,
sabe a fuego y es muy triste.

 

El miedo 5

Sin otra opción que el silencio, me alisto para el sombrío sacrificio del rencor. Mis dedos se agarran al frío sintagma de una palabra horizontal. Desisto de mí.