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Ricardo Llopesa, socio de honor de Concilyarte

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Ricardo Llopesa
Ricardo Llopesa durante la investidura como socio de honor de la asociación cultural Concilyarte. Fotografía: Fernando Rincón.

Después de la presentación, el 16 de abril de 2014, en la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), de Azul y Antología personal, Ricardo Llopesa fue nombrado socio de honor de Concilyarte.

Nacido en Masaya, Nicaragua, Ricardo lleva 49 años en España y 47 en Valencia. Su vida es propia de una novela (la realidad, como saben, supera muchas veces la ficción); creo que Ricardo es un ser protegido y tiene el azar de su parte. Es un superviviente, un personaje original, bohemio, valiente y sensible a la vez y sobre todo un ser generoso y humilde. Sería lo que en término de psicología moderna se llama un resiliente, es decir, aquella persona que a causa de circunstancias adversas se vuelve cada vez más consciente, más tolerante y más solidario.

Tiene además un gran sentido del humor y cierta dosis de misterio. Vino a Europa a estudiar medicina y residió en París entre los años 66-67. Residió también en Grenoble y Lille. Quedó seducido por los parques de París y los hippies que vivían en los alrededores del Sena, que si algo tiene Ricardo además de todo lo dicho, es un punto de romanticismo. Allí conoció a poetas como Neruda, amigos de Rubén Darío, a Miguel Ángel Asturias, que, me dice, “fue el hombre que me dijo cómo escribir un cuento”, a Sartre y Julio Cortázar, según me relata, no, porque no quiso... Pero si hay un poeta que verdaderamente admira este es Jacques Prévert. Aunque lo más importante es que conoció a Luis Ibarra, cónsul e hijo del maestro de Rubén Darío, que le hizo desistir de su idea de estudiar medicina y lo encaminó hacia la literatura.

Hay que decir que si algo tiene Ricardo por descontado es el arte y la gracia de relatar historias, con una gran dosis de ironía. De hecho es autor de cinco breviarios de poesía de carácter ácrata dedicados a los placeres de la vida y sus consecuencias. Y justo este año acaba de publicar en Visor un libro con textos de don Francisco de Quevedo, titulado Poesías picarescas y poesías satíricas inéditas.

Y es que si alguna amante tiene Ricardo, ésta es precisamente la vida, y le gusta celebrarla. Conoce la alegría de vivir y sobrevivir.

En Valencia escribió su primer cuento, que figura en la antología Narradores hispanoamericanos, publicada por el Instituto Nacional del Libro Español para conmemorar el Año Internacional del Libro.

Ese mismo año publicó sus primeros poemas en la revista Poesía Hispánica, que dirigió el poeta y académico García Nieto.

Funda en 1993 la Asociación y Editorial Instituto de Estudios Modernistas y la revista Ojuebuey. También sobre el año 94 inaugura las tan conocidas tertulias de la cervecería Madrid, en donde llegó a reunir a más de 80 escritores o amantes de la literatura.

En 1988 publicó su primer libro, Poesías inéditas, en la editorial Visor, e inició una larga carrera de investigación que llega hasta hoy. En estos 25 años de labor ha publicado varios libros de ensayo y poesía, y varias ediciones críticas y anotadas de Rubén Darío, entre ellas, Poesías desconocidas completas; o la serie de artículos desconocidos sobre el viaje de Sarah Bernhardt en Chile, recogido en el libro Teatros.

Sus libros han aparecido en la Academia Nicaragüense de la Lengua y Universidad de León, de Nicaragua; en la Universidad Complutense y la de Alcalá; en la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam) y en la Universidad de Columbia.

Ha traducido también varias obras del francés al castellano.

Las obras de las que hoy vamos a tratar fueron publicadas en 2013 y son una edición crítica de Azul, con 432 notas a pie de página, publicada por la Universidad de Valparaíso; una edición anotada de Prosas profanas, editada en la colección Austral, de Espasa Calpe, y la Antología personal, una selección realizada por el propio Rubén Darío, publicada en México, por la Editorial Planeta y Joaquín Mortiz. Si no tenemos ejemplares es precisamente porque Ricardo estuvo en el mes de febrero en Nicaragua en el Festival Internacional de Poesía de Granada, adonde llegaron poetas de más de 60 países, que este año le rindieron homenaje a Rubén Darío, por lo cual están agotados.

Asimismo Planeta de México acaba de encomendarle dirigir una colección de obras sobre el autor.

Y aunque dicen que nadie es profeta en su tierra, Ricardo ha sido galardonado con las siguientes distinciones: Galardón de Oro concedido por la Alcaldía de su ciudad natal, Masaya; miembro de honor del Instituto Nicaragüense de Cultura Hispánica; orden “Centenario de Azul... Rubén Darío” en el grado de Gran Cruz, de Santiago de Chile; miembro correspondiente de la Academia Nicaragüense de la Lengua; diploma de honor de la Academia Nicaragüense de la Lengua en reconocimiento a la labor cultural y editorial del Instituto de Estudios Modernistas en Valencia, y diploma de reconocimiento del Gobierno Municipal de Masaya “por su labor incansable en la investigación y difusión de la obra de Rubén Darío”.