El maestro Jesús Soto, uno de los más grandes exponentes del
arte cinético y el más universal de los artistas plásticos venezolanos de
todos los tiempos, murió el viernes 14 de enero a los 81 años de edad. Su
legado abarca obras expuestas en las más significativas exhibiciones de arte
moderno del mundo, además de un museo que lleva su nombre.
Oriundo de Ciudad Bolívar, donde nació el 5 de
julio de 1923, Jesús Soto murió en su domicilio parisino tras una larga
enfermedad. Jesús Soto logró fama mundial como uno de los más importantes
cinetistas del siglo XX, al conceptuar el geometrismo cromático, tendencia
artística que si bien tuvo en Calder y Tinguely a sus iniciadores, alcanzó en
Soto una expresión definitivamente más depurada.
Conocido como el “maestro del cinetismo” porque
no dudó en trasmitir sus conocimientos a las nuevas generaciones, inició sus
estudios profesionales en la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas de Caracas,
donde tuvo su primer contacto con el cubismo. Egresado de este centro, en 1947
fue nombrado director de la escuela de Artes Plásticas de Maracaibo, desde
donde se traslada en 1950 a París, donde adquirió los conocimientos que le
llevaron a crear una obra imperecedera.
En Francia, donde recién comienzan a darle
importancia a las corrientes geométricas desarrolladas por Malevich y Mondrian,
estudia a Kandisnky, Klee, Albers, Sophie Taeuber, Moholy-Nagy, Arp, Calder y
Duchamp.
Sus primeros esbozos cinéticos datan de 1951 con
“Repeticiones”, elementos geométricos simples (líneas, cuadrados, puntos),
alienados en un determinado orden y repetidos hasta el infinito, sustituyendo la
idea de composición por la idea de distribución. Luego vienen las “Progresiones”
y después las pinturas seriales, en 1952, donde comienza a liberarse una
composición más dinámica.
En 1953 crea el “Desplazamiento” con la
vibración óptica que resulta de la intersección de puntos y líneas que
sugiere la tercera dimensión, interesándose por la relación entre los
materiales y el espacio, experimentando con la superposición de elementos. “Desde
el momento en que comprendo el funcionamiento de la música serial decido
aplicar esa noción de lo permutable a un elemento esencialmente pictórico: el
color”, afirmó en una oportunidad Soto.
Para ello estudia la música dodecafónica y serial,
y hace un paralelo con las formas plásticas. También se interesa por la
física y la filosofía, pues considera que el arte no es sólo expresión sino
sobretodo un conocimiento.
En 1955 vendrá la “Espiral”, importante obra,
construida en dos planos, uno transparente y otro opaco, en la que el espacio es
real, en la que existe una superposición de dos vibraciones y en la que nace
verdaderamente en movimiento cinético.
De allí surgen lo que llamó Estructuras
Cinéticas, espirales trazadas sobre el plexiglás actuando en un fondo de
madera, determinan movimientos ópticos. En 1966 fue invitado especial de la
Bienal de Venecia. Desde 1972 alterna entre París y Caracas.