Entre el 2 y el 6 de febrero se celebró en Granada el I Festival
Internacional de Poesía, evento al que asistieron 220 poetas y otros
intelectuales de más de veinte países, y que se realizó como un homenaje al
poeta nicaragüense Joaquín Pasos (1914-1947) y un saludo a la obra de Ernesto
Cardenal, quien el pasado 20 de enero cumplió ochenta años de edad.
El encuentro se inició el miércoles pasado con una
marcha fúnebre que representó el entierro de la ignorancia y la pobreza, y que
recorrió gran parte de esa urbe colonial, ubicada a 45 kilómetros al sur de
Managua.
En la organización de este festival han participado
intelectuales, sector privado y el gobierno de Nicaragua, que aportaron 60.000
dólares para auspiciar este encuentro, inaugurado por el presidente
nicaragüense, Enrique Bolaños.
La intervención del mandatario fue interrumpida sin
embargo por una serie de consignas en su contra. Bolaños aplacó los reclamos
con palabras pausadas y firmes: “A esos muchachos que están atrás les digo:
anden con Dios”. A los escritores, en cambio, les expresó: “Como presidente
de Nicaragua, me honro de recibir a los poetas en esta ciudad señorial”.
Minutos después, el podio fue ocupado por el
célebre Ernesto Cardenal, quien con su habitual boina negra leyó varios
poemas, uno de los cuales dedicó al mandatario nicaragüense. La lectura
poética continuó con el mexicano Hugo Vega, la cubana Nancy Morejón, Gioconda
Belli y el nicaragüense Fernando Antonio Silva.
Tras las declamaciones, el mandatario se retiró de
la explanada. Un breve receso dio paso a un concierto de la Orquesta y el Coro
Nacional de Nicaragua, el cual concluyó al son de cohetes, una procesión de
“diablitos” y los redobles del atabal.
Entre los participantes destacan el chileno Gonzalo
Rojas, premio Miguel de Cervantes 2003, la cubana Nancy Morejón y el argentino
Jorge Boccanera, quienes leyeron sus creaciones en las calles y atrios de las
iglesias granadinas en compañía de más de doscientos poetas internacionales.
Los poetas intercambiaron experiencias con el
público en una fiesta que de aquí en adelante se realizará con periodicidad
anual, y que se espera en algunos años se reconozca como un evento
internacional inserto en el calendario literario cultural de las Américas, y
que su prestigio influya para que la ciudad sea declarada patrimonio de la
humanidad, según expresó el presidente del comité organizador del festival,
el poeta nicaragüense Francisco de Asís Fernández.
El encuentro incluyó una programación
artístico-cultural de conciertos, obras de teatro, exposiciones de artes
plásticas y demás que se realizaron en espacios diversos de la ciudad.
La escritora nicaragüense Gioconda Belli, residente
en Estados Unidos y autora de El país bajo mi piel, fue una de las más
admiradas, y su figura esbelta y melena ensortijada destacaban entre la
concurrencia. Su presencia en el Festival fue aprovechada por sus lectores y
conocidos para solicitarle autógrafos o para fotografiarse con ella.
Belli, cuyas obras han sido traducidas a varios
idiomas, manifestó que el festival “es una muestra de la riqueza de la
imaginación nicaragüense; es un fantástico comienzo”. La alegría
desbordante de los concurrentes “es propia de los poetas nicaragüenses,
aunque hagamos poemas tristes; creo que la poesía nace de la gran fe en las
posibilidades y las riquezas del alma humana”, dijo la autora.
La poeta mexicana Leticia Luna aseguró que el
festival “es uno de los más originales en el continente”, porque
generalmente los encuentros de este tipo “son sobrios”, pero en Nicaragua se
le ha hecho justicia a la palabra “poética, que la hace comulgar con la
fiesta”.
Según la nicaragüense Blanca Castellón, la
jornada cultural “es un renacimiento de la lírica”, que no se ha dado en
Nicaragua en los últimos 30 años, y cuyo exponente universal es Rubén Darío.
“La poesía ante todo pertenece al pueblo y debe estar donde está la gente,
tomarse las calles”, dijo.