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Juan José FolgueráEn Buenos Aires muere
un gran poeta argentino,
Juan José Folguerá

Oscar Portela
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Era uno de los cinco o seis poetas más importantes de Corrientes en la historia de la lírica correntina, probablemente uno de los más exigentes de los que paso a enumerar.

Este criterio es personal y nace de mis cuarenta años de estudio de la literatura mundial y el hecho, en este momento, de estar reemplazando a los que ya se fueron.

Primero, ese inmenso reconocimiento que le debemos todos al maestro que fue y fundador de la lírica correntina Juan Carlos Gordiola Niella “Cancho”, tan poco recordado y a quien debería rendírsele públicamente un homenaje, habitual en los países adelantados y civilizados del mundo.

Luego de Gordiola, una de las voces más puras de la lírica argentina, porque acá se trata de romper con el aislamiento que impone el esquema Corrientes - País - Mundo, el compoblano de Carlos Gordiola Niella, David Martínez, cuyo oficio de gran elegíaco de la poesía argentina de la década del 50, lo elevó a la categoría de un clásico: su carrera como la de otros poetas correntinos transcurrió desde muy joven en Buenos Aires y fundamentalmente en la redacción del diario La Nación: estoy hablando de una época brillante de la poesía argentina.

En la década del 60 Corrientes da a Latinoamérica un rayo fulgurante que rompe con la tradición de la poesía que se venia escribiendo en la argentina de las décadas anteriores, que es la figura de Francisco Madariaga, oriundo de la zona de Concepción, Saladas, en donde sus ancestros tenían grandes extensiones de campo y donde transcurrió su vida hasta los 16 años. Luego se traslada a Buenos Aires y en pocos años pasa a formar parte de lo que se llamaría mas tarde el movimiento surrealista argentino, liderado por Aldo Pellegrini, que incluye figuras axiales como Molina, Orozco, Bailey, en el historial breve de su desenvolvimiento.

Y finalmente, y en esto, siguiendo mi criterio de selección, voy a ser absolutamente exigente, siguiendo mi particular visión en este tema, aparece en Corrientes como luz joven de los poetas, un grupo que tal vez no haya logrado ni el consenso, ni culminar una obra poética, del cual la figura más joven y que ya en sus inicios aparece como un maestro del poema, siguiendo estrictas normas de métrica clásica, quien acaba, para duelo de la cultura correntina, de abandonarnos, y que se llamó Juan José Folguerá: él me decía en Sevilla, donde vivió casi 20 años, que en realidad su apellido era Folgueras y que el traslado de su abuelo paterno a la Argentina apellido transformó ese apellido en Folguerá.

Minucioso hasta la obsesión con la construcción del poema, ya sea el soneto en el cual disputa primacías con los clásicos españoles como con el poema con la métrica libre. Juan José realizó a lo largo de cuatro décadas una obra que se demoró un tanto en aparecer y en obtener el lugar que le corresponde ya no dentro de la historia de la poesía argentina sino de la poesía castellana.

Manejó el idioma castellano con tal virtuosismo técnico que se convierte por momentos en una especie de arquitecto del poema.

Pocos saben, además, y nuestra legislatura debería prontamente rendirle un homenaje, que se hace hoy imprescindible, para reivindicar el tema de la lengua “como sangre de la raza” (Unamuno), un reconocimiento trascendente, pues aunque por los designios del azar su obra no haya trascendido como merecía, en “Digo los nombres”, “Saberse río”, “Las espuelas”, “Los dados”, “Regresos”, deja al futuro de Corrientes, un camino de reencuentro sobre la base de la identidad y diferencia del correntino con su pasado y su relación interactiva con otras culturas.

Finalmente Juanjo no sólo realizó esta monumental tarea que debería ser incorporada a los manuales de los colegios secundarios y de la EGB 3 de nuestra provincia, sino que sumaba a esta ímproba tarea la de traductor magistral de los más grandes poetas ingleses del siglo XX: tal el caso de una de las obras más difíciles del idioma de la poesía inglesa del siglo XX como los “Cuatro cuartetos” de T. S. Eliot, premio Nobel de Literatura, múltiplemente traducido al castellano, pero que en Juanjo encontró un espejo incomparable que nos permite decir a los correntinos, hemos tenido un poeta viajero (México, España, Buenos Aires) , que de ningún modo se ha ido —yo ya no tengo edad para despedirme de nadie— sino que está y estará presente entre nosotros durante el tiempo histórico que le toque transcurrir a la vida artística de nuestro pueblo.