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Poemas
Karina Sacerdote
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Ignoró

ya se fue aquel granate de sus labios

incierta la presurosa tregua
se plantó frente a su ombligo

quiso dibujar invulnerables eslabones

ignoró que las cadenas
no se fabrican con ruegos

 

Marca registrada

la vidriera
coquetea azules verdes amarillos
la moda exhibe sus caudales
en frías muñecas de plástico

un signo extravagante
es la marca registrada

en la puerta como un detalle
un hombre duerme sobre papeles de diarios

nadie repara en él
los carteles anuncian 50% off

 

Se mece

condice el sentido
hipócrita gestor de futuro
que no sabe ni entiende

¿cómo es posible este gris
cuando todo es azul?

se mece
atiborrando esperas fugaces
fuegos artificiales de duda
magulla la cuenca con vino
y se mece

una y otra vez

en la vaguedad
de mis ojos cerrados

 

Inevitable el labio

inevitable el labio
el que se sabe dios
hormiguero de mañanas
apacible bufón de naufragios
entelequia de abismo solo
el que ama
ese
el tuyo
el que besa
besos de intrépida rompiente
ese labio inferior que es nirvana
cuando roza sutilmente
como capullo rabioso
errante
mi
boca

 

Ausencias

cuando en lo oscuro
el metal
se convierte en un gajo de limón
veo la hora
en los cuencos de un buitre

y nace el rumor de la nada
desafiando rastros calcados

ausencias

ausencia
la tuya

cantora de silenciosa alevosía

 

Abrime toda

abrime el tobillo
con la uña maldita de tu boca
abrime la cintura para partirme en cien
acurrucarme los pedazos en tu cuello
repartirte las migajas que me quedan

abrime toda
cada puerta cada ojo cada arrecife
recortá la sed de tanto abismo

abrime los espacios irresueltos
para restaurar las manos
en el rincón pequeño de mi terreno

 

Para no sentirte

destripar
esta inspiración
que te llama
y escalda
mis yemas por nombrarte

perder
tu epígrafe
como perdí el perfume

quiero que
oculto
en mis pliegues
duermas
sigas traspuesto
a mis ojos
y mi alma
y mis manos

para no sentirte
para permanecerte en el olvido

 

Duda

reverbero confinado
parásito de impavidez
tragate el titubeo de amarme

si la idiotez se perdona
yo te absuelvo

 

No quiero

anudaré
un lienzo negro
a la mirilla
no
al sol
no
al ver
retazos del nirvana
en los agujeros azules

no quiero desgranarte
no quiero construirte
no quiero nada

 

De grises

de grises
el alto infinito
se acongoja

es inminente el llanto

mañana
tal vez
sus lágrimas sirvan

 

Vaso rajado

como un vaso rajado
con mis manos te toco
en el vértice
invisible
para cortarte
despellejarte en ilusorio ahogo
llevarme tu piel
olerla
tentarla

hacerla mía
cuando te vas