En una de sus líneas eternas, el poeta venezolano Andrés Eloy
Blanco declara que, cuando se tiene un hijo, se tiene a todos los hijos del
mundo. Con este libro, Marina Sandoval ha extendido la frase del autor de Giraluna
hasta sus nietos y, por ende, hasta todos los nietos del mundo, quienes, según
afirma en la dedicatoria, le han regalado una nueva infancia.
El número uno es la primera incursión formal
de esta psicóloga venezolana en la literatura, y aunque lo ha hecho con tres
relatos breves para chicos, se puede decir que lo ha hecho por la puerta grande.
Reforzadas por el excelente y sugerente trabajo que ha realizado Beatriz Peña
de Nones al ilustrarlas, las historias de este libro ostentan dos cualidades
difíciles de lograr en el género: frescura y cercanía hacia el mundo onírico
de los pequeños.
El volumen se inicia con el relato que le da
título, una entusiasta fantasía alrededor del fútbol y de la magia que los
niños venezolanos, que recién ahora aprenden a tomar partido por su Vinotinto
—el nombre que de cariño le hemos dado a nuestra selección nacional—, ven
en este deporte. Le sigue “La chica fashion”, que conjuga la inocencia
infantil ante riesgos que, se sabe, las abuelas combaten constantemente, con la
naciente coquetería de una niña que ya sabe cuidar su peinado y cubrirse de
accesorios hasta parecer “una quincalla ambulante” (en Venezuela se llama
“quincalla” a cualquier pequeño establecimiento en el que se vende,
literalmente, de todo). Cierra el libro el relato “No me gusta ser muñeca”,
en el que las aptitudes histriónicas de una pequeña se ven en peligro por
culpa de los nervios hasta que llega la ayuda salvadora de un inesperado amigo.
Sandoval, quien nació en Caracas y reside en
Maracay, Aragua, desde 1974, es, como dijimos, psicóloga, egresada de la
Universidad Central de Venezuela; además, es docente egresada de la Universidad
de Carabobo y magíster en docencia universitaria por la Universidad Pedagógica
El Libertador, de Maracay. Ha tomado talleres literarios en el Conac, la Casa de
la Cultura de Maracay y el Museo de Arte Contemporáneo Mario Abreu, de la misma
ciudad.
Peña de Nones, también caraqueña, reside en
Maracay desde 1994 y también es psicóloga egresada de la UCV. Estudió en la
Escuela de Artes Visuales Rafael Monasterios, en Maracay, y ha realizado
talleres de acuarela con los maestros Pierre Desenne y Erick Felly. Ha
participado en varias exposiciones colectivas y obras suyas se exponen
permanentemente en el Conservatorio de Música y la Biblioteca Agustín Codazzi,
de Maracay, así como en el Centro de Información Digital de La Victoria, entre
otros sitios.