Letras
Poemas
Comparte este contenido con tus amigos

Ante el sacro altar...

Ante el sacro altar, tu figura esplende
De albura y cristal, cual áureo diamante.
Tu cuerpo es el invierno que se enciende
Con la nueva estación, pura y fragante.

La primavera, en tus ojos se anuncia;
Casta belleza es fruto en tu mirada.
La palabra que tu boca pronuncia,
Es la vid a mi espíritu ofrendada.

Esta alianza es divina, inmarcesible,
Cual lo es la flor nacida en nuestro pecho.
Dulce fruto eres, fruto del estío.

Este beso ha de ser inextinguible,
Cual arderá la llama en nuestro lecho.
Sólo mírame: es todo cuanto ansío.


Alundei (el Horizonte Perdido)

Tal vez ha sido el décimo nombre oculto de Lot,
Lo que has perdido en Persia, cuando el sol se ocultaba.
Una mujer gritaba en el templo de Shaogot,
Bajo la arena del desierto al este de Java.

Uno y tres era el signo; catorce era el versículo,
Inscripto en esa espada que el cielo en dos cortaba.
La mujer ofrendaba una cabra en el montículo,
Y era la cruel venganza, la testa que rodaba.

Tu alma es impura, tu alma en el círculo de fuego.
Resucitas de nuevo, murmurando el secreto
Primario de la sombra, incompleto el alfabeto

Y las lenguas ardiendo. Doce hombres y un puñal,
Trece cantos blasfemos, cantados por un ciego.
El Sasánida viene por la senda del mal.

 

Sub hoc rege

Bajo este rey, mi amigo, escasa es nuestra ganancia,
Pues apenas alcanza
Nuestra faena para pagar una esperanza,
Pagar a Bencio, el cura
Grueso y bonachón, que nos dice yantar verdura
Y es glotón de costumbre, llenándose la panza
De carne y vino del mejor, que también escancia
En la gran copa de Vuestra Majestad.

Bajo este rey, mi amigo, ambos pobres campesinos
De pobres campos, somos,
Con la cabeza siempre inclinada, sin asomos
Al cielo del albor,
Pues nuestros ojos ven sólo parva, y el calor
Es un llameante látigo en nuestros cansados lomos,
Lomos que son de bueyes sin libertad.

Bajo este rey, mi amigo, padecemos de hambruna,
Y el maldito gusano
Que se alimenta de nuestro vientre, es el hermano
De aquel que nos despoja
El queso de las manos, sin dejarnos que escoja
Nuestra boca entre blanco trigo y simiente bruna,
Aunque se habituó a tal nuestro paladar.

Bajo este rey, mi amigo, nuestros brazos cansinos
Remueven la cosecha
Nueva tras el otoño, antes que el otro, deshecha,
Falsamente fructífera
A nuestra vista, y luego realmente pestífera
Dentro nuestro, por tal sentimos cual una flecha
Que se incrusta en nos, la siembra deste lar.

Bajo este rey, mi amigo,
Todo será lo mismo...
Bajo este rey, mi amigo,
Vivir es un martirio.