Literatura en Internet
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“Usa entonces mi mano una vez más,
hermano mío, de nada les habrá valido matarte
y esconderte con sus torpes astucias.
Toma, escribe: lo que me quede por decir y por hacer
lo diré y lo haré siempre contigo a mi lado.
Sólo así tendrá sentido seguir viviendo”.
Julio Cortázar, “Mensaje al hermano”

Luego de visitar Arte Latino mi memoria reclama la presencia de Uslar Pietri, para quien el mestizaje es la fuente primigenia de aquella novedad que nos señala: mestizaje étnico y cultural que le impide a la nueva realidad americana ser por su propia condición “ni la continuidad de lo europeo ni la continuidad de lo indígena”.1

Pienso también en Octavio Paz y en lo que él señala: “Más que una visión del mundo, una civilización es un mundo. Un mundo de objetos, y sobre todo un mundo de nombres”.2 Tal vez sea desde el Arte —lugar privilegiado para ello— que podremos leer y escribir esos nombres.

La escritura: baluarte y esperanza a partir de los cuales construir la historia continental. “No hurgues en los archivos pues nada consta en actas”,3 escribe Rosario Castellanos. Y, me permito insistir, la historia que escribimos desde el Arte nos ofrecerá siempre un privilegiado aporte. Es preciso combatir algunos silencios, algunas invisibilidades, es preciso hurgar en los archivos y encontrar, preservada, la palabra que nos diga...

La lectura de “Vuelta”, poema escrito por Octavio Paz en uno de sus retornos a México, descubre el efecto de volver al “edén subvertido” que se levanta sobre las ruinas del edén imaginado:

Camino hacia atrás / hacia lo que dejé / o me dejó / Memoria / inminencia de precipicio / balcón / sobre el vacío / Camino / sin avanzar / estoy rodeado / de ciudad / Me falta aire / me falta cuerpo / Mediodía / puño de luz / que golpea y golpea / (...) / la pena de morir / así / no vale la pena / (...) / Escrituras hendidas / lenguajes en añicos / Se quebraron los signos / atl tlachinolli / se rompió / agua quemada / No hay centro / plaza de congregación y consagración / no hay eje / dispersión de los años / desbandada de horizontes.4

Destino fatal del “lenguaje en añicos”. Identidades desconocidas por otros pero sobre todo por nosotros mismos. “L’identité, invention des intellectuels?”. Para lograr mayor precisión: “(...) César Graña a souvent répété qu’à ses yeux l’idée d’identité était une invention d’intellectuels, c’est-à-dire une reflexión a posteriori et ne résultait pas d’un élan spontané de l’esprit. Quoi qu’il en fut, les ‘penseurs’ ont longuement médité sur cette question (...) chaque pays éprouvera ce même besoin de s’autodéfinir en termes culturels...”.5

Sí, ciertamente sea la identidad una construcción intelectual, pero es una valiosa y necesaria construcción que se enriquece y se complementa cuando se alcanza una visión trascendente de lo nacional; una visión continental. Hacia allí me ha llevado Arte Latino.

Ni purismos inexistentes ni espejismos de una identidad que no asuma la dicotomía nosotros-ustedes, porque el continente americano es hijo de un cataclismo. El conquistador español, el nativo indígena y el esclavo africano se hermanan con Cristo en poco menos de un siglo y se vuelven los continuadores (espirituales) de los Padres de la Iglesia. Simbiosis para antiguas culturas diferenciales, marca de Occidente, ausencia de discursos “heterólogos”: sino que, sin embargo, no logra anular la conciencia de que “los estragos de la vida no son iguales para todos”.6 Tampoco son iguales las alegrías.

Por lo antedicho se vuelve de orden definir lo que Jacques Le Goff llama “instrumentos de perpetuación”,7 vale decir: los medios a través de los cuales una estructura social (o más allá, una civilización), en forma más o menos consciente, deja registro de sí misma. Por eso es importante conocernos, saber quiénes somos, qué historia nos hermana y qué saludables diferencias nos hacen ser nosotros mismos: tan de Uruguay, tan de Brasil, tan de México, tan de Perú, tan de Venezuela, tan de tantas partes y tan de un solo sitio.

Arte Latino nos ofrece esa posibilidad: desde secciones dedicadas a las artes plásticas donde es posible admirar el arte de Botero o el de pintores haitianos, así como acercarnos a la cultura costarricense.

Educar.org posibilita un espacio dedicado a la pedagogía así como la sección de “¿Quién fue..?” nos permite conocer aspectos vitales de hombres dedicados al mundo de las artes y, algo más, es posible sugerir allí la inclusión de un nuevo artista por el visitante al sitio.

El cine y el teatro no se ausentan y vale recorrer esos dos universos tan próximos a la palabra. Artículos dedicados a las artes y las letras ocupan su lugar así como también es posible acceder a informaciones de cursos de postgrado en arte moderno y contemporáneo e historia del arte. Imágenes de nuestro continente nos invitan al asombro y la sorpresa, también al descubrimiento.

La literatura, claro, construye sus propios mundos desde los escritos enviados por los visitantes hasta las lecturas de obras —consagradas ya— en la literatura iberoamericana y universal. Una sesión, dedicada a concursos y publicaciones, informa acerca de eventos culturales a quienes visiten el sitio. Sólo me queda invitarlos a conocer este sitio y agradecerles a todos compartir el entusiasmo. Lo demás se queda allí: en vuestras manos.

 

Notas

  1. Uslar Pietri, Arturo, La creación del Nuevo Mundo.

  2. Paz, Octavio, Sor Juana Inés de la Cruz o Las trampas de la fe, p. 70.

  3. Poniatowska, Elena, La noche de Tlatelolco, p. 163.

  4. Paz, Octavio; Ríos, Julián; Solo a dos voces, pp. 155, 156, 157.

  5. Bayon, Damián; Pontual, Roberto; op. cit., p. 56.

  6. García Márquez, Gabriel, La soledad de América Latina.

  7. Le Goff, Jacques, Lo maravilloso y lo cotidiano en el Occidente medieval.