Letras
Seis relatos
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Negación de la realidad

Todo aquel que viva o haya visitado una zona costera habrá visto que la playa es uno de los lugares predilectos de las parejas. Esteban y Carla eran una de ellas. Casi todos los días iban allí en busca de vaya a saber qué cosa de enamorados. Pero todo eso cambio un día en el cual contemplaban la luna que brillaba sobre el mar y en el cielo. En ese momento fue cuando él le preguntó:

—¿Me amas?

Ella mantuvo un absoluto silencio. Él no insistió y comenzaron a caminar por la orilla. Ahora la luna brillaba sólo en el mar. Pero él no lo sabía, no se atrevía a mirar al cielo.

 

Soñadores y realistas

Un hombre miraba el movimiento simétrico y controlado de la ciudad desde la costa. Y otro desde el mismo lugar miraba el continuo e irregular movimiento de las olas. A los minutos pasó otra persona y los miró desorientados, no podía distinguirlos.

 

El pequeño mendigo

En la estación de un subte repleto de gente un niño harapiento se encontraba pidiendo. Primero caminó un poco entre las personas y luego se acercó a un hombre de traje que le daba la espalda. Tiró con una de sus manitos de sus ropas para llamar su atención. Y éste se dio vuelta, viendo al niño con los bracitos extendidos hacia él. El hombre lo miró y le entregó una moneda. El pequeño mendigo no dijo nada, se alejó mirando la moneda y luego de sacar otras de su bolsillo y de juntarlas todas en su mano pensó: “Ahora solamente me falta saber dónde venden los abrazos”.

 

La información que desinforma

Estaban mirando la televisión y veían con tristeza imágenes de la guerra de Irak. Todos estaban realmente dolidos por los aberrantes hechos. Pero mientras lloraban esos sucesos a miles de kilómetros de distancia. Nadie sabía que a su vecino lo había dejado su esposa, y que en ese mismo momento sostenía una pistola entre sus manos.

 

Retratos perfectos

Cuentan que hace tiempo existía un hechicero que practicaba la magia negra y era adepto a la pintura. Éste pagaba grandes sumas de dinero a las modelos para que posasen para sus retratos, pero lo que ninguna de ellas sabía era que aquel lienzo tenía un extraño conjuro. El brujo retrataba a las personas de manera tal que los cambios producidos en el lienzo se transformaban en la verdad del cuerpo de la modelo. Así era como las pintaba con cambios drásticos, cambiando lo que él pensaba como imperfecto e imponiendo su ideal de perfección.

Un inventor conoció esta historia en su juventud. Y luego de muchos años se inspiró para el gran invento de su vida, el televisor.

 

Epitafio

Cuando Pablo se suicidó fue a parar directamente al infierno, allí el diablo no tardó en someterlo a las más aberrantes torturas. Pero, pasados momentos de eternidad, Satán empezó a preocuparse ya que no sentía ninguno de los dolores a los que sometía su alma. Por eso, luego de meditarlo comprendió que había un error, él no tenía que estar ahí sino en el cielo. Habló con Dios y le dijo lo que había pasado y Pablo fue llevado al cielo, donde lo agasajaron con los placeres más puros que puedan ser imaginados. Pero otros fragmentos de eternidad sucedieron y nuevamente era indiferente a todo lo que se lo sometía. Luego de esto Dios y Satán se reunieron y al no poder soportar esta alma ajena a todo decidieron enviarlo a vagar por la tierra como un espíritu errante.

Pablo aceptó indiferente, y lo primero que hizo al llegar fue cambiar su epitafio por uno más apropiado: “Desterrado del paraíso y del infierno por estar enamorado”.