En el ensayo sobre poesía gauchesca con el que Borges inicia su
libro Discusión, el genio argentino cuenta que, cuando le preguntaron a
Whistler cuánto había tardado en pintar uno de sus cuadros, el artista
respondió: “Toda mi vida”. Y agrega Borges: “Con igual rigor pudo haber
dicho que había requerido todos los siglos que precedieron al momento en que lo
pintó. (...) El menor de los hechos presupone el inconcebible universo”.
No hay que ser demasiado profundo para saber que se
refería Borges a la manera como nuestras creaciones —y más, inclusive
nuestras actitudes— son el resultado de todo lo que nos ha antecedido y de las
influencias que los hechos pasados han ejercido sobre el entorno que,
finalmente, nos construye a nosotros. Es esta materia la que conforma el vasto
edificio que el sitio chileno (pero más, universal, por sus contenidos) Proyecto
Patrimonio: escritores y poetas en español viene
desarrollando desde el año 2000.
Creado desde Santiago por Luis
Martínez Solorza, el sitio anuncia en su página
principal ser una publicación “que rescata la creación y el pensamiento de
escritores y poetas chilenos y extranjeros publicados en diarios,
revistas y folletos en español”. En parte localizados por Martínez Solorza y
en parte provistos por sus visitantes, Proyecto Patrimonio: escritores y poetas
en español está poblado de los más interesantes hallazgos literarios en
nuestro idioma, así como de completos análisis sobre aspectos específicos de
la literatura.
Una sección de especial atractivo para ratones de
biblioteca será la “Foto Literaria”, un archivo con facsímiles de páginas
maestras de la literatura e imágenes poco frecuentes o simplemente muy
inetresantes que tienen que ver con las letras y sus autores. Allí vemos la
primera página de Antes del fin, con tachaduras y notas marginales de
Ernesto Sábato, un facsímil del telegrama con el que Neruda es oficialmente
notificado del Nobel y su nota marginal pidiendo que se notifique a la Academia
que su nombre “legal” es Neruda (y no Neftalí Ricardo Reyes Basoalto), una
foto de César Vallejo que denuncia que a esa misma foto suele quitársele del
lado a Georgette Marie Phillipart (“mi Gillette”), una imagen terrible en la
que un soldado chileno quema libros en aquel funesto 11 de septiembre.
Entre otras secciones informativas, el sitio ofrece un apartado con
convocatorias de concursos literarios vigentes, un nutrido listado de
enlaces a otros recursos en Internet y un muy concurrido foro cuyos
visitantes mantienen vivo el debate sobre la literatura contemporánea.
En principio el sitio fue pensado para la
publicación de materiales literarios, escritos por las grandes firmas de la
literatura en español, a los que difícilmente habría podido accederse por
otra vía pues se hallaban desperdigados en revistas, antologías y otras
ediciones. Más adelante se completó su personalidad con una segunda
vertiente: abriendo sus puertas a autores que desearan publicar allí sus
trabajos, para lo cual basta escribirle a Martínez Solorza.
En el archivo de aquellas grandes firmas destacan
nombres como Jorge Amado, Mario Benedetti, Roberto Bolaño, Alejo Carpentier,
José Donoso, Ariel Dorfman, Jorge Edwards, Rubem Fonseca, Alberto Fuguet, Jaime
Huenún, Franz Kafka, Clarice Lispector, Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Nicanor
Parra, Violeta Parra, Rainer Maria Rilke, Gonzalo Rojas, Pablo de Rokha, Joao
Guimarães Rosa, Juan Rulfo, Ernesto Sábato, Antonio Skármeta, César
Vallejo...
Martínez Solorza explica, en la presentación del
sitio, sus motivaciones para mantenerlo. “Que al artista se le conocerá por
su obra es algo que se repite continuamente. Sin embargo es lógico preguntarse
entonces respecto a dónde empieza o termina esta obra. (...) Es en la
entrevista, practica periodística de enorme importancia, en el comentario, el
artículo o la opinión publicada o transmitida por los diversos medios, en el
que van brotando estas pequeñas piezas, estas pequeñas partículas creativas
que van conformando este verdadero ‘patrimonio’, con los pareceres y
pensamientos, análisis e ideas de los creadores literarios. (...) Dada la
precariedad del soporte en el que estos escritos se encuentran, diarios,
revistas, folletos, antiguas publicaciones, es que surgió la idea de generar un
‘proyecto de rescate de patrimonio’, que podría perderse o convertirse de
muy difícil acceso o quedar destinado al desecho y a la pérdida , la idea es
rescatarlos y subirlos a la red para el uso libre de ellos, por quien los
necesite”.
Y es que tal filosofía es la que le da su verdadero
valor a Internet: que, más allá de la interactividad y el chat y
todas esas cosas, el hombre se encuentre a sí mismo en las ideas de todos
quienes, precediendo el momento actual, han prefigurado el inconcebible universo
en el que vivimos.