Letras
Tres poemas
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Fotografía en el campus de Cornell University

A Sonia

La lectura sobrecogedora de tus ojos
a unos pasos de nuestra primera casa,
allá en el permanente silencio de la cascada,
cuando caminábamos
sin medida y sin cansancio posibles,
sólo para entregarnos simplezas en aisladas palabras,
o captar las inconexas imágenes
de los bosques nevados de los cuentos de mi infancia.

 

Belgrano

Sobre mi cabeza mis ojos,
la última mirada que jamás existiría
como el adiós.

(Cabildo se desenvolvía a mis pies
para presenciar la vertical marcha del que espera
un único camino).

Desde mi boca mi silencio,
el sabor de un minuto que quedaría por siempre
perdido.

Y Buenos Aires combinaba con los Beatles.

 

Flores

De aquí en adelante el descender
por entre las filosas piedras del barranco,
callar
al tiempo que la senda se torna
quebradiza y plagada de inciertos presagios.
No he de verte, te digo,
la inclinación del precipicio se asemeja
a las voces que aleladas anunciaban la caída.
Y las manos sangran, deseosas de fundirse
con el río aún a lo lejos.
Sólo tus flores al final del camino
se asemejan a la desventura.