Letras
Rosa 41, la espina del poema
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Me sorprende el viejo tema del amor, entre la rosa y la espina, la crucifixión del silencio. La poesía recupera la rosa que se desvanece como si su color fuera de utilería. Restablece, la palabra, el misterio en la rosa. 41 en el azar de la fecha mágica, la vida en el tiempo que es una medida intangible, ejercicio de lo personal. Agua, aire, la rosa suspendida en el sueño, flota la luz que ella recrea, el sol rojo va de su mano y es raíz en su efímero esplendor, el tiempo que la huele y respira.

El poema es sólo un camino, la ventura de la rosa está en lo que la espina le confía al silencio y ella ama con su doble belleza. La poesía es barco de su propio naufragio y siempre algo deja de sus aguas. El ebrio navío del poeta maldito continúa devorándose en la llama del poema, que aún se baña en el Poema de la Mar: infundida de los astros, latescente / devorando los verdes azules.

La RoSa 41 me confirma su presencia desnuda y el límite de su verbo en el silencio.

En el umbral, la espera es un acto legítimo, alba de lo que viene desprendido, imperceptible en el origen. El poema es la RoSa en la espera, el umbral que inaugura el bastón de la noche, y yo, el buzo de tus horas en la pedagogía de la lección, como tu alumno favorito, ábreme, amor, el aula de tu escuela.

En penumbra, el umbral es pasaje desconocido, atmósfera sitiada, monólogo irremediablemente. Es la doble página en blanco repasada por un ciego, con papel de calco, el tacto inequívoco de la memoria. Del umbral, sólo el umbral, lo desconocido, que es lo verdaderamente auténtico, propio y que retendremos en el futuro.

Es la mano adivinada en la noche, cuando entras al cuarto RoSa 41, enfundada en tu misteriosa soledad, calzada en tu empaque de Diosa y yo te aguardo con mi bastón encendido. Los caminos de la noche se iluminan, (H) ay, grita el alba que comparte la mudez y los movimientos de la RoSa, su espiral lenta ola, un reloj que la arena conoce de memoria. Tiempo ondulante, tiempo asfixiante, superficie honda, la noche cae enterrada, la caverna es mujer.

RoSa 41, la prima noche de tus talentos, hueles a madera intocada, mujer, mi lámpara ciega. / Umbral / puerta / camino / puente / señal / aurora / pasos de un mismo paso / ruta de un sueño que te sueña / descifra en una mano / sol de un espejo repetido. Volvemos al río de la poesía, Heráclito, nunca una RoSa fue amada tantas veces por un mismo río. Y se seguirá bañando, mi oscuro amigo, en el umbral, que es río, viaje, todos los sentidos. La RoSa 41 es agua, aire, tierra, espina, mi propio río, que la corriente lleva en el pez, en la noche que es puerto.

En poesía cabe todo, como en una mano, la ilusión. Cinco dedos, un abrir y cerrar de rosas, 41 veces la majestad del silencio. El poema es la explosión de una señal, y en lo que no dice, radica la fuerza de su mensaje. Es una certeza improbable. Lo nuevo seguirá siéndolo, detrás de las palabras.

 

Apóstoles de un mismo Dios

Crucificado, hélas en la cena del último día,
mujeres más originales que el pecado,
ninfas alegres esperando la cruz del Rey del Gólgota.
Subirán en el ala de la noche, cubiertas de vinagre,
la sed sangrante de estos tiempos.
Nadie las bajará en el acto o ascenderá al cielo.
De todos será el Reino del infierno y el amor,
fuego que los cuerpos lanzan al mismo Lucifer,
mientras el pan es la sombra de una mano abierta,
que deja caer la luz, que un Judas hace brillar en sus monedas.

 

RoSa 41

Me mira el ojo de la rosa
Y su fe sigue intacta en la espina,
que no sabe que me ama
y la convierte en rosa.

 

Descripción de la mujer

Es un ángel bestialmente hermoso,
arbitrario, patéticamente tierno,
me asfixia su silencio.
Su ombligo habla
y yo le debo mi libertad,
lúdica bisagra, empuja forastero,
tu profundo oro de la noche, amor,
luna plana, brillante, ciega,
el tacto oscuro de tus manos.
Esta noche las persianas son tus ojos,
el movimiento detrás del cuerpo.
Es pétalo, es rosa, lágrimas.

 

De rodillas al altar

De rodillas al altar, la poesía,
amor, cuerpos en cruz,
ámame verbo en la feroz
escalera de los sexos.
Un gusano se queda con tu piel,
otro horada tu marzo fecundo
y ese soy yo,
la sombra del hueco que arroja la luz.
Vela, enciende tu noche.

 

 

 

Álamo Street

Álamo Street, mi calle favorita,
bilingüe como tus labios,
traduce amor este sueño barato,
de un poeta y una ex camarera:
la vida en el ronco resorte de una cama.
Se aproxima una mano
al reloj de la noche de esta historia.
No todo es fracaso o algo parecido.
En Álamo Street hay un puente,
que espera su río.
Seré tu abismo esta primavera.


Calendario 15 de marzo

Calendario no importa donde estés,
de este lado está el corazón.
Hay fechas que son una enredadera.
Invierno vive la nieve,
el deslumbrante blanco
y la voz que apaga tu silencio.
Deja, deja crecer lo que tú sientes,
que la noche cierra
y sabe que hay fechas precisas,
que son una enredadera.

 

Hay un color en Denver

Hay un color en Denver, Colorado,
secreto corazón,
y lo guarda la montaña,
bajo un cielo que las tardes vacían
y mi memoria convoca en estas horas,
en el paso ocioso de este verano,
que deja ver sus ojos amarillos.
Es tibio el tiempo que arroja tu cuerpo,
rojo sueño, rojo sol, rojo río.
En Colorado la nieve es blanca
y en el bajo Denver, mientras el tren lleva su carga,
veré pasar los grandes edificios dibujados
en el inmóvil atardecer de mis días.


Escrito por tu mano

Vuela a ti mi mano, amor,
el tiempo exacto de mis días
y las líneas infinitas de mi corazón.
Tú arrastras los sueños inacabados,
la luz fría entre las persianas,
donde tu cuerpo asoma dormido,
desnudo en el sueño y al alba.
En mis manos se ha trazado un camino,
escrito por tu mano.