Literatura en Internet
KeyNote
Un programa que interesará a muchos escritores
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KeyNoteJorge Gómez Jiménez me ha invitado amablemente a ampliar un “post” que subí al Foro Literario de Letralia, en el cual comentaba que he encontrado un programa que me parece útil para los escritores. Hace poco que instalé ese software y todavía no he utilizado algunas de sus funciones; de todos modos, ya lo estoy empleando y me gusta tanto que no vacilo en recomendarlo calurosamente.

Ante todo, es bueno aclarar que se trata de un programa totalmente gratuito, dentro de los criterios open source, distribuido bajo MPL (Mozilla Public License). En buen romance, eso significa que se puede copiar libremente, regalarlo a parientes y amigos... Lo único prohibido es comercializarlo.

El KeyNote, que va por la versión 1.6.5 (está en preparación la versión 2.0), consiste en un editor de texto capaz de incluir varios documentos en un único archivo, de modo que es posible, por ejemplo, consultar diversas fuentes sin tener que andar buscando archivos y abriéndolos.

En esta dirección, http://www.snapfiles.com/get/keynote.html, encontraremos varias capturas de pantalla (“snapshots”) que nos ayudarán a comprender el programa.

La pantalla está dividida en dos ventanas; la derecha, que aparenta un tarjetero con “orejas” para seleccionar la tarjeta buscada, es donde se ve el documento, mientras que la izquierda muestra un esquema arbolar en el que diversos “nodos” (documentos) están organizados jerárquicamente. Para cambiar de un nodo o documento a otro, se hace “clic” en el icono correspondiente de la ventana izquierda y, con una sorprendente rapidez, se produce el cambio.

Todos los nodos o documentos agrupados juntamente forman una nota (note en inglés), y para cambiar de nota se hace clic en la “oreja” (tab en inglés) que se desea ver; aparece entonces una nueva estructura arbolar a la izquierda, mientras que a la derecha se renueva el documento, que es el que corresponde al icono seleccionado en la ventana izquierda. Si la ventana izquierda nos estorba la lectura, es posible colapsarla mientras no la necesitemos.

Puede verse que varios de los botones en la parte superior son los que se encuentran en la mayoría de los editores y procesadores de texto (B para negra, I para bastardilla, U para subrayado, etc.) Quienes están familiarizados con el Word tendrán poca dificultad en empezar a escribir con el KeyNote.

Haciendo “clic” en uno de los iconos laterales se pueden agregar nodos “hijos” o “hermanos”, así como suprimir nodos o cambiarlos de sitio. En cada “nodo” se puede incorporar texto desde el teclado, o copiarlo de otro documento y pegarlo en la pantalla de la derecha, y también es posible “importar” documentos grabados en formato RTF. Pueden incluirse ilustraciones. Si se desea grabar un nodo por separado, se lo puede “exportar” en formato RTF, sólo texto, HTML y Treepad (un programa parecido al KeyNote, pero más elemental y que se ha discontinuado).

KeyNote es sumamente configurable. Por ejemplo, los iconos de la ventana de la izquierda pueden elegirse dentro de una muestra que ofrece el programa, y con un poco de esfuerzo uno puede incorporar otros iconos. Es posible cambiar el color de la leyenda que está junto al icono, así como el color del fondo de dicha leyenda.

Si se desea guardar confidencialmente la información, KeyNote es capaz de encriptar los archivos que se quiere proteger.

Eso sí, la única lengua en que viene el programa es la inglesa; pero el programa es tan intuitivo en su manejo que es posible aprenderlo aunque uno no domine la lengua de Shakespeare. No tiene controlador ortográfico, ni se pueden hacer tablas... Bueno, en realidad, le faltan muchas de las características de los “pesos pesados” como el Word, el StarWriter o el WordPerfect. En cambio, posee características que lo hacen único. Como dije al principio, todavía no aprendí algunas de ellas.

Los escritores que para su trabajo necesitan consultar diversas fuentes almacenadas en su ordenador encontrarán en KeyNote una estimable herramienta; otros, sobre todo aquellos que sencillamente dejan que la musa les inspire su creación y no quieren o no necesitan ver notas ni consultar fuentes o estructurar su producción, es posible que se entusiasmen menos con el programa.

Aunque, tal vez, puede haber caminos intermedios; por ejemplo, yo abrí un nodo “Proyectos” en el cual anoto sucintamente bosquejos acerca de escritos que la musa me inspiró, pero por el momento no tengo tiempo de trabajar. Prefiero tener esas inspiraciones en blanco sobre negro, todas juntas (no escritas en servilletas descartables en la mesa de un café o perdidas en papeles sueltos), porque el diablo siempre me susurra al oído: “No te preocupes; ¡jamás te olvidarás de esta idea!”.

De todos modos, KeyNote puede resultar una herramienta valiosa para docentes, estudiantes, periodistas y todos aquellos que tienen que manejar y organizar información.

Se lo puede descargar en http://www.tranglos.com/free/keynote.html. No tiene gran tamaño, de modo que, incluso con una conexión telefónica, es posible bajarlo en pocos minutos. La instalación es sencilla, y el programa no reemplaza .dll ni comete alguna de esas travesuras que nos estropean la máquina. Tampoco esconde spyware, adware o cualquier otra perversa trampa informática.

¡Ah! Me olvidaba... Este artículo lo escribí totalmente en KeyNote, y desde el mismo programa lo convertí en HTML para enviarlo a Letralia.