Sala de ensayo
ArchaeopterixLas rocas del pantano

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“Para poder avanzar es necesario pisar suelo firme”

Antes de aventurarse a cruzar el terreno accidentado de la confusión científica sobre el fenómeno del origen de la vida y las leyes que la rigen, es necesario aclarar la situación actual de la polémica. Hasta la fecha se ignora cómo aparece la vida en la Tierra y también la causa de la diversidad de las especies. Existen dos posiciones o conceptos totalmente opuestos y contradictorios, el Evolucionismo y el Creacionismo, los cuales se han dedicado a descalificarse mutuamente, sin agregar un ápice de luz al dilema. La Iglesia ha intervenido en este debate para proponer una formula conciliatoria entre las teorías propuestas, pero ha resultado ser totalmente indigerible esta propuesta; es prácticamente un verdadero “arroz con mango”, lo cual no ha sido de mucha ayuda en su intento de disolver la polémica planteada. El estado actual de esta discusión se asemeja a un verdadero pantanal, el cual es necesario atravesar para poder llegar al otro lado, para a su vez poder encontrarnos con la realidad. La única manera de poder cruzar este pantanal de confusión de ideas y conceptos, seudocientíficos y totalmente falsos, es colocando en el pantanal sólidas ideas, como grandes piedras que permitan al buscador de la verdad avanzar paso a paso, sin hundirse en el barro pegajoso y maloliente de la falsedad y la ignorancia.

El flujo de las ideas que se han producido en la mente humana desde la profundidad del tiempo ha sido muy profuso y abundante, pero es necesario hoy en día, hacer una revisión exhaustiva para poder determinar qué tan cerca se encuentran algunas de estas ideas y conceptos de la verdad y cuáles otras no. ¿Cuál verdad? Podría ser la reacción a este planteamiento, pero como ya se dijo, la verdad existe más allá de la mente humana y a pesar de nuestras opiniones, y por lo tanto es posible determinarla con las herramientas adecuadas.

En la actualidad, la mayoría de personas están en capacidad de dar explicaciones coherentes, cristalinas y satisfactorias en armonía con la realidad objetiva, de muchas de las grandes incógnitas del universo. Como el origen y desarrollo de la vida en el sistema solar. Incluso los niños y los jóvenes, así como muchos científicos tienen miles de datos y conocimiento suficientes para poder hacerlo con mucha más asertividad que cualquier sabio e investigador del pasado. Simplemente por la cantidad de información sobre la cual “navegamos” los internautas de hoy se puede lograr. El gran cúmulo de descubrimientos y experimentos que se han realizado, sus resultados están disponibles para cualquier ciudadano interesado en el tema y estudioso. En diversas enciclopedias, libros y documentos, disponibles en cualquier biblioteca, o en Internet, existen datos en tal magnitud como jamás lo soñó alguna vez cualquier buscador de la verdad en el pasado.

La simple verdad se destaca por su sencillez, claridad y armonía con otros hechos. La verdad nunca se manifiesta sola o aislada de otras verdades evidentes, por esta razón la armonía y la no-contradicción, es una guía para aceptar lo que nos presenta la realidad.

Entre las rocas sólidas que son necesarias para pisar con firmeza en el suelo firme de la certeza, ciertamente antiguas pero vigentes, tenemos el llamado principio de “Nada puede ser y no ser al mismo tiempo”, hoy en día es considerado como de sentido común, “O se es o no se es”. Otra manera de decir lo mismo es: “Un árbol es un árbol”, expresión que marcó una gran diferencia con el llamado “Pensamiento mágico” imperante en la antigüedad y la expresión más trascendente es “El ser es y el no ser no es” de Parménides, la cual es la más trascendental debido a que hace evidente la necesaria existencia del “Ser”. En palabras más sencillas, todas las cosas y cada una de ellas es como es y no puede ser de otra manera. Ha sido tan importante este concepto, que a partir de ese momento nace y se inicia de manera grandiosa el pensamiento racional, fundamento de la Civilización Occidental, dejando a un lado, por su falsedad, al pensamiento mágico que había imperado desde tiempos remotos y que por desgracia aún perdura en muchas personas. Esta manera mágica de pensar aseguraba que en realidad el árbol del bosque o el rayo de la tormenta, era en realidad un espíritu de personalidad malévola, por lo tanto era necesario rendirle culto y adoración para evitar que le hiciera daño al creyente. Ha sido el principio que dice: “Las cosas son lo que son”, lo que ha permitido construir sobre esa base la estructura del pensamientomoderno.

A comienzos de la Edad Media surge el llamado “Método Científico”, concebido por el estudioso monje franciscano de origen inglés Roger Bacon; éste consideró que las matemáticas y la experimentación eran los únicos medios de llegar al conocimiento de la naturaleza, estableciendo de esta manera en sus obras las bases de la Ciencia Moderna.

La columna principal del edificio de la ciencia consiste en la necesidad de realizar experimentos para poder comprobar que una idea o teoría es cierta e innegable. En otras palabras, si no es posible realizar un experimento que repita en condiciones normales y controladas lo que sucede de manera natural, no se puede enseñar como una verdad científica, simplemente porque no existe “la carga de la prueba”, como diría un jurista.

En 1637 aparece el concepto del “Método para pensar correctamente” del matemático francés Renato Descartes, llamado “El Discurso del Método”. Ha sido tan influyente este pensador con su método, que a partir de su época finaliza prácticamente la Edad Media y comienza la Edad Moderna. Este método consistía en unos principios muy sencillos en realidad, pero que jamás a nadie se le había ocurrido utilizar. Lo primero era “dudar de todo”, lo que significaba desechar todo tipo de conocimiento, ideas u opiniones que se tengan de las cosas y comenzar de cero. El segundo paso consistía en aceptar solo las ideas que tuviesen cierto grado de verosimilitud, dado por la experimentación o la razón matemática y el tercer paso consistía en comprobar que ninguna de las ideas aceptadas como una verdad evidente, contradijera a otra que ya hubiese sido aceptada con anterioridad. Como puede verse, Descartes diseña su método para pensar sobre la base ya definida con anterioridad por el principio de la no-contradicción de Parménides y de la necesidad de la experimentación de Bacon. Es decir, las ideas verdaderas y absolutas vuelven sobre sí mismas para confirmar su solidez y fuerza, para hacer evidentes las cosas. Ambos conceptos servirán como sostén fundamental al argumento que exponemos en este recorrido por el río de las ideas en el cual fluye la existencia humana.

El Método Científico es el que se utiliza actualmente en cualquier investigación seria. Éste le exige a las teorías, para darles el calificativo de verdaderas, la necesidad de la observación del fenómeno, su experimentación y el establecimiento de las leyes; además éstas deben ser generales y de fiel cumplimiento en todo el ámbito natural. Es decir, deben ser generales y universales. El Discurso del Método de Descartes propone la negación o duda de todo lo que sabemos, y sólo se debe aceptar como cierto lo que se puede demostrar como evidente. Basándose en estos principios lógicos expuestos en los métodos antes mencionados, parece ser bastante sencillo someter la teoría de la evolución a la experticia necesaria para determinar, con cierto grado de certeza, si esta concepción sobre el origen de la vida se acerca a la verdad, esto implica una exhaustiva revisión de todo lo que se ha dicho hasta la fecha en las distintas cátedras y foros científicos y documentales que se esfuerzan por describir la realidad natural.

Revisemos pues todo lo que nos han enseñado desde niños, dudemos de todo y sólo aceptemos lo que efectivamente cumpla con las exigencias del Método Científico. Descubriremos que muchas de las cosas que se han dado por ciertas, y globalmente aceptadas, como la “Teoría de la Evolución” carecen de las más elementales verificaciones; la simple experimentación o la repetición del fenómeno. ¿Ha visto alguien alguna vez que una madre, de cualquier género de vida, dé a luz a un vástago totalmente diferente a su propio ser? Si la transformación de un género se realiza en realidad en un período muy largo de tiempo, haciendo prácticamente imposible realizar un experimento, ¿cómo es posible que todavía hoy en día existan especies, de las cuales se han encontrado especimenes fosilizados, evidenciando su gran antigüedad, y sin embargo tienen el mismo genotipo de especies que todavía viven? ¿Cómo explica satisfactoriamente esta observación un biólogo evolucionista? Es necesaria una exhaustiva reflexión.