Letras
Donde vibra la noche
o Diez horas sin reproche

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Oquedades opacas transitadas por fuegos, / luces
libertinas que conquistarán corazones, / roces de
pieles enlazadas en abrazos, / cruces de piernas que
no tienen fin. / ¿Quién te ampara soledad cuando se va
tu amor? / ¿Quién te ampara estrella cuando tu sol
está lejos? / ¿Quién te recuerda espacio cuando el
amor no está?

Quimeras en brotes de labios jóvenes, / caricias
musitadas entre alientos cálidos, / roces apagados que
cortan distancias, / y la joven de la luz se adueña
así de la noche del deseo, / y el vendedor de sueños
ahora sólo quiere reposar junto a su amada, / y el
decorador de vidas acude a su cita con la aurora, / y
la nueva estela de calor alumbra los pliegues húmedos
de una mujer.

Surge corazón de las mazmorras del deseo, / envaina
la onanística espada en la vaina caliente, / ya está
pronta la llegada de tu bello triángulo, / ya acude a
tu encuentro la novia del deseo, / ya se acerca con
ganas de ti la voraz devoradora de amor, / ya se
estimula con sólo el pensamiento tu erigido copete, /
ya la escanciadora botella quiere abrirse a su dueña.

Furtivos dedos quieren encontrarse prestos, /
pliegues ocultos quieren salir a la luz, / donde
regalarse con placeres ya olvidados, / donde
recompensarse con vibraciones no recordadas, / donde
quedar ahítos de calambres de Eros. / Deja que la
música de tu voz despierte al aire, / deja que la
huella de tus besos se quede en mi piel, / deja que no
olvide cómo era tu tacto, / la redondez de tu cuerpo,
/ las curvas de tu ser.

Esquivas miradas poblaron el ayer, / roces
accidentales que hacían mi cuerpo emerger, / furtivas
sensaciones que yo intentaba encontrar, / donde el
deseo pide entre ascuas no morir, / cuando la
imaginación empieza a sentir, / buscando una forma de
realidad ya antes soñada, / intentando saciar la
fuente de un deseo que no quiere marchitar. /

Odres de deseo guardaba mi ser, / cántaros llenos que
ansiaban florar, / y la esquiva realidad nunca se
presentaba, / y la dueña de los sueños seguía sin
nombre. / Tal vez fue la carencia nunca satisfecha, /
tal vez fue una ingenuidad nunca madurada por
experiencia, / tal vez ese biorrítmico instinto, / ese
algo animal que hervía en mi interior nunca
satisfecho, / sólo sé que te amé, / sólo sé que te
poseí, / sólo sé que adquirí el regalo de la
providencia en ti, / y mil estertores ocultos se
liberaron contigo, / y mil ansiedades ocultas
desaparecieron, / y mil demonios oscuros huyeron de
mí. /

Recobré mis fantasías ensoñadoras con tus
experimentados labios, / y así recorrí en ti,
contigo, cada recodo de mujer, / aprendí las cuatro
reglas del amor y las multipliqué a tu lado, y fueron
realidad y no ensoñación, / y fueron tormento al igual
que placer, / porque me asaltaba el miedo, / porque no
confiaba en mis órganos, / porque no habían existido
otras concavidades de iniciación. /

Lo nuestro no fue amor sino deseo, / o deseo y hambre
de amar, / o complacencia y hambre de sentir, / o
resignación y ganas de experimentar, / o dos cuerpos
encontrados huyendo de sus soledades. / Mil veces me
invitaste y no te entendí, / ganas tenías también tú
de mí, / o tal vez no era para ti lo único
importante. / Yo tenía hambre de amar, / pero ni sabía
cómo comer, / casi ni sabía de qué hablar. /

Sábanas traviesas compusieron melodías de amor, /
tactos suaves y certeros buscaban llegar a las notas
más melodiosas, / y yo sólo sabía desafinar, / y poco
a poco me enseñaste a componer un ritmo melodioso. /
El dueto nuestro creo que hizo alguna balada
coherente, / no digna de premio, tal vez de mención. /

Cabezales encabritados llegaron a mover paredes, /
era el ansia reprimida por mil siglos, / era toda la
raza humana intentando conocer, / derroches
gimnásticos que no podía aunque quería mantener, /
minutos incontables de pasión desarbolada, / frenética
incluso, / explorando las carencias que quería con
prisa desterrar. /

Humedeces compartidas fusionándose en una, / y vacíos
huecos que no se terminaban de llenar, / porque nada
tibio les daba de comer, / porque mustio permanecía mi
ser, porque un tapón en mi alma cercenaba mi ser, /
porque un quimérico fluir no quería existir.

Aun sin saber del tema lleno está de publicidad, / y
se vende un producto que es corriente, / como si fuese
obra capital. / Sin saber aún estoy desengañado, / y
aunque con pocas he estado, / y el saber no ocupa
lugar, / y sabe más por viejo el diablo, / aún todavía
me defrauda el gimnástico evento, / tal vez me tenga
que aficionar, / o mejor, incluso, tenga que
perfeccionar. /

Y al igual que empezamos, / aunque somos humanos, /
espíritus llanos, / comportamientos canos, / e incluso
nos llamamos hermanos, / tras de intentos vanos, /
tras de derroches ufanos, / vamos a poetizar: /

Sentí la brisa de la noche en ti, / llama nunca
extinta se albergaba en mí, / mil vibraciones me
hicieron enloquecer, / y la magia del amor afloraba
entre nosotros. / Musa de mis sueños eres realidad, /
mujer indómita quiero ser parte de ti, / estar en ti,
/ vivir en ti, / llenarme de ti, / y después, tal vez
morir. /

Mujer, la realidad es una sola, / fue bueno mientras
que duró, / ninguno escuchamos campanas, / ratos
agradables serán recordados, / con el tiempo seguro
olvidados, / si olvidados no quedaron ya. / Cada mujer
es un mundo impresionante, / cada ser humano mil
enigmas trae, / y mil baladas escuchará la noche, /
unas dulces, otras aburridas, / y la vida no es sólo
retozar.

Hoy busco a una mujer completa, / que llene de dicha
mi vida, / con la que compartir mis sueños, / que sea
mi musa real. / Si la encuentro la daré mi amor, / si
la encuentro será la magia de mis días, / si la
encuentro será la dueña de mis noches, / y mi vida
llenará. / Tan idealizada la tengo que no sé si la
encontraré, / busco, busco sin pausa, / al final tal
vez con una más real me conformaré. / Y la vida se
llamará cotidianidad, / y los sueños sólo sueños
serán, / y mi alma aun acompañada estará sola.