Letras
Diario de Eva

Comparte este contenido con tus amigos

Todos están llenos de mierda
nacidos y criados por hipócritas
corazones reciclados pero nunca salvados.
De la cuna al sepulcro...
somos las historias y los discípulos
del Jesús de los suburbios.

Green Day (Jesus of Suburbia, 2005)

Día 1

Cómo me asquea la vida. En un lugar lejano fuera de este mundo, alguien llora por las inmundicias en las que se hunden los hombres. El destino me envuelve en lo inimaginable. Sólo él dice amarme. No hay amor sin sacrificios, le respondo. Sangre y cuerpo. Sudor y llanto. Adicción y muerte. No hay buenos cielos. No hay buenos infiernos. ¿Verdad o mentira? Las apariencias tejen grandes redes de hipócritas mierdas. Bendito el día en que se esbozaron las santas escrituras. Maldito el día en que todos, en tentación, manchamos las letras sagradas. Por ello, el destino se reinventa.

 

Día 2

La putrefacción de las almas se une, sagradas escrituras se rescriben en la piel. Letras rojas, carcomidas por el manto inhóspito del que no quiere danzar.

 

Día 3

En tu altar soy la figura sagrada. La Santa bebida; llama que incendia tu piel y envenena tu sangre. Voy amarrándote a mis pasteles de mierdas. Pues soy el pecado que devora tu carne. Tu smirnoff más fiel.

 

Día 4

Encenderé una vela dorada. Hace falta protegerte. En tus ojos sólo hay falsas verdades. Fantasmas y ánimas sonrientes. En este espacio frío, sin luces; es necesario encender más de una vela. Tu cuerpo es tan débil que nadie en este altar querrá subastar tu sangre. Sin embargo, mi plegaria alumbrará tus senderos. Quizás ocurra un milagro.

 

Día 5

Congélate dentro de mí. Pero jamás toques mis venas. Date cuenta. Yo no te pertenezco. Soy tan sólo dueña de tus paseos tristes por estos infiernos de buenos cielos. Tu cuerpo enmohecido me aferra a la única idea de dejarte libre. Amordazado. Sin vida. Sin muerte.

 

Día 6

Te siento en los oscuros depósitos de mi ciudad. Aquí, en las frías cloacas, me buscas. Abro mis puertas. Penetras mi templo. Dentro de mí tu cuerpo se persigna. Arriba. Abajo. Izquierda. Derecha. Cruz que me condena pero que jamás me ata.

 

Día 7

Después de haber hecho tanto daño, sacrificando tantas almas. Luego de ser éxtasis y cocaína. Mentira y traición. ¿Pides salvación? Perdónate a ti mismo Adán. Pues te aseguro que reencarnarás una y otra vez en tu misma materia, cada día más putrefacta. Carcomida por tu gran temor. Ese virus de inmunodeficiente. Karma eterno de tu podrida existencia.

 

Día 8

Te confiesas. Frente a los santos pides plegarias para no deambular por esta ciudad oscura. Creas verdades inexistentes. Te mientes. No lo sabes. Te revelo: no hay unidad, nunca lo habrá entre nosotros. Sólo un rumbo hipócrita de asquerosas mierdas te espera al final de este túnel, rasgado por lo ángeles malditos. El mundo gira hacia la muerte, aborrecida por el mismo mundo lleno de desdichas. El destino te marca. La profecía se reinventa.

 

Día 9

Después de tu sacrificio vives en mi cuarto. Mi espacio. Vienes, desgarras las sábanas. Desordenas mis versos y pintas las paredes con tu sangre putrefacta. Pareces andar a oscuras. No entiendes. Jamás seré tuya. Ni en mi muerte.

 

Día 10

Tus espermas van encadenando mis poros. En ti leo los evangelios. Escrituras amargas. Somos el presente. Placer y dolor. Locura y razón. Sentencia final. Amor prohibido de cavernas malditas.

 

Día 11

En esta ciudad consumida, un olor putrefacto contamina mis pulmones. Un susurro penetra en mi llanto. Juro ante todos, frente a este altar que tú, Adán, correrás con la suerte de un perro en medio de esta oscura habitación. Entre velas y sahumerios, una lava ardiente recorre tus ojos.

 

Día 12

Se escucha una risa celestial. Proviene desde lo más profundo del averno. Un calor recorre la atmósfera mientras todos pagan con sus vidas. Miseria exánime en tu piel. Miseria inerte de tu ser. Adán, se aproxima tu hora. Prometiste subastar tu sangre.

 

Día 13

Hierve. Las figuras abstractas bailan de nuevo a mi alrededor. Una música de fondo me reivindica. Cruje la puerta. Está oscuro. ¿Quiere más? Me preguntan. Por mis venas corre un mar de pútrida mierda. No hay perdón, no hay salida. Sólo sacrificios eternos.

 

Día 14

Nauseabundos nadamos en cielos prohibidos. Rojas esferas nutren mi piel. Agujas desgarran las venas de un cuerpo enmohecido. Un altar que ríe frente a sagradas escrituras. El destino aún se rescribe. No encuentras salida. Mi cuerpo te entrega tu último zumo. Adán, esta noche las estrellas chocan provocando un abismo entre nosotros. No soy tuya. Nunca lo fui. Devastado rezas por la purificación ante Dios. ¿Crees en él? ¿En la eternidad? ¿En aquella salvación? Te hundes en mentiras asechadas por los ángeles malditos. Reza. No hay salida, te recuerdo. Es el momento.

 

Día 15

Los hálitos aclaman tu sangre. En este día las velas emprenden el final de su llama. El cielo ya evoca su mejor color. Las paredes derriten el veneno que extinguirá tu existencia. Sí, llegó el instante. Tus venas comienzan a explotarse. La ciudad grita. Los ángeles reencarnan en las ratas de estos suburbios. Ahogado por tu propia inmundicia. Mi profecía comienza.

 

Día 16

Te veo rezar. ¿A quién? Pides una salvación. Son sólo porquerías divinas. Atormentadas en alcohol. Empiezas a caer. Se está nutriendo el mar putrefacto donde penarás por la eternidad, esa a la que insistes aferrarte. Despierta, Adán. La purificación que esperas es sólo un desaliento para tu alma. Penarás por siempre. Recorrerás el mundo que ha sido creado por mí. Ya entenderás. Tus sueños son pecados repletos de inmundicias, injurias, traiciones... sufre, Adán. Es hora. Tu sangre ya fue subastada. Los sacrificios son sectas eternas condenadas en los cielos infernales. Bienvenido al nuevo mundo. ¿Reconoces a tu Dios? ¿Al que tanto le pediste salvación? Llora. Perdónate, sí, a ti mismo.

 

Día 17

Incluso después de tu muerte sigues existiendo. Eres una sombra. Un alma que deambula al paso de lentas letanías. De rosarios y pesadillas eternas.

 

Día 18

Bajo la lluvia veo tu rostro. La luz busca escaparse. La luna viste de fuego y de luto se cubre ya la tierra. Los espíritus me han hablado. Ellos te condenan a mis antojos cuando yo quiera. Tú serás mi oxígeno.

 

Día 19

Hoy, en este depósito donde las gotas reescriben nuestra historia, mi alma se levita. Me elevo. Escapo. Vuelo al lado de la luz. Dentro de este caos de morbosos y malditos encuentros, sólo yo seré el alfa y el omega. Más allá de ese altar que fue nuestro refugio construyo mi propio mundo. Alejada de tus delirios y tormentos. Fantasmas y ánimas. Monstruos y pesadillas. Aquí desde este cielo púrpura aprendo a conocerme. A no entregarme, a jamás comprometerme. A ser siempre una guerrera de sangre. Sola, aquí. Con tu materia muerta y tu espíritu desgatado. Soy el verdadero espacio. El campo virgen. El silencio profundo. La diosa que todos llamarán Dios.

 

Día 20

Y me convierto en eterna sepultura. En la sagrada adoración. Pero mi origen es el Pecado, ¿recuerdas? Mortaja que invade, hoy y siempre al mundo.