El buzón
Mercantilismo ofensivo y avieso
en concursos literarios
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25 de octubre de 2005

Quiero, por la presente, felicitarlos por la lógica y ética postura que han adoptado respecto a estos medrosos y deleznables sujetos que comercian vilmente, haciendo uso de los defectos y carencias de muchos escritores.

Este año participé en un concurso de cuentos que publicó, como aviso pagado, la hoja literaria de La Nación, en cuyas bases no pusieron ningún elemento que pudiera hacerme pensar que era una invitación para colaborar en ediciones cooperativas. Pasado un tiempo recibí una melosa nota de felicitación por la calidad de mis escritos. Daba casi la impresión de que mis humildes ficciones eran producto de una imaginación que mostraba particularidades cercanas a geniales, según las exageradas ponderaciones del dúo que firmaba.

La nota era firmada por un hombre y una mujer. Anexo a ella me enviaban un afiche comercial en colores en donde detallaban los diversos precios que me costaría la publicación de mis relatos en un libro de antología a punto de editar. En esa oportunidad les escribí a ellos una nota diciéndoles lo que pensaba del mercantilismo ofensivo y avieso que habían usado. Le escribí también una carta al diario La Nación, al que considero corresponsable de la fechoría ya que, en mi caso, la presencia de un aviso en un medio de prensa del prestigio de ellos me dio alguna garantía de seriedad, que los hechos no convalidaron.

Supongo que alguien modificó su conducta por mis cartas, nunca más vi aparecer el mensaje mentiroso, o sea que pudieron suceder dos cosas. O los señores organizadores cambiaron el nombre y prosiguieron con el engaño, o La Nación no quiso seguir publicando avisos que llevaban artimañas flagrantes.

¡Los felicito y disculpen “la charla”!

Atentamente,

Octavio Carranza Torres