Redención
Obedeceremos al logos con la certidumbre de la sobriedad
tendremos la copa servida para la hora que decida el padre
beber
la sangre del más amado de los miserables
la sangre bendita del asno
que devoró al cordero
mientras éste defecaba
paz y amor
El llanto de las bestias
El siglo devastado
trae ahora el rostro de tu nombre
a mi última infancia
famélica este instante
arrollada y gemebunda
sobre los calcañares de mis pies
El horror de lo no dicho
arrasó con los cimientos de una casa
apenas dibujada en el desierto
vislumbrada apenas
sobre el jugueteo clandestino
del mar
Trae ahora sus trenes de muerte
en la pupila negra de tus ojos que
¡Oh, entonces!
me enllantecía de pasión
me arrastraba por los engranajes del tiempo
me lanzaba en sutil gozo
con una vida que parecía merecer
vivirse
Los caballos de Aquiles no han cesado de llorar
sobre la pastura reseca de la urb(br)e
La ofrenda del bautista
Ante ti se inclinan
mis días de sol
Tributo de mi más alta conciencia
ofrenda religiosa
de mi fatigado corazón
los días que inauguran
curaciones inconclusas
caen
ílotas
ante tu negra cabellera
Salomé
En el ágora
Él no te conoce
Él nunca supo tu verdadero nombre
volvió su rostro para no mirar el tuyo
tenía pudor en la mugre
era la mugre en el cenáculo
con su traje púrpura
con su levita de terciopelo