Artículos y reportajes
Jorge Luis BorgesFacetas ignoradas
de Jorge Luis Borges

Comparte este contenido con tus amigos

Buenos Aires, diciembre de 2005

1

Mi amigo Marcelo di Marco me prestó, sin que yo se lo solicitara, un volumen de ochocientas páginas que el azar había conducido hasta sus manos. Agregó un señalador en la 415 y la exhortación oral a que, tras ilustrarme con su lectura, yo escribiese algún comentario al respecto.

Y eso es lo que haré en cuanto coloque dos puntos:

 

“Historia universal de la literatura”, de Ramón D. Perés2

El libro se titula exactamente así: Historia Universal de la Literatura. Es una “Edición ampliada y puesta al día / 220 ilustraciones”; ha sido publicada, en la Biblioteca Hispania, por la Editorial Ramón Sopena, de la calle Provenza, 95, en Barcelona; el depósito legal se realizó en 1969 y la edición que tengo bajo mis ojos se imprimió en 1971.

El autor es Ramón D. Perés, “Correspondiente de la Real Academia Española”. Sin embargo, en la página 6 del Prólogo firmado por la “Editorial Ramón Sopena, S. A.”,1 se nos dice que, en el caso de los autores modernos, “quien se ha cuidado de poner al día la magistral obra de don Ramón D. Perés”, ha sido el señor Borja de Arquer.

A este caballero le debemos, pues, conocer algunas facetas ignoradas de la obra de Jorge Luis Borges y del propio Jorge Luis Borges, y, en lo que se refiere a mi caso particular, gracias a él logré desprenderme de algunos conceptos erróneos que me acompañaban desde mi juventud.

En la susodicha página 415 don Borja nos brinda las siguientes informaciones:

José Luis Borges (1899) representa en América lo que Kafka o Joyce en Europa. Poeta y narrador intelectual, subjetivo, de gran temperamento y fina sensibilidad, nos ofrece una obra tan compleja como rica en hallazgos. Sus principales narraciones, al menos las más conocidas, son Inquisiciones, Historia universal de la infamia, El jardín de senderos que se bifurcan, Ficciones y Nuevas inquisiciones. La constante de su obra, como ya puede deducirse por los títulos, es la denuncia. Ha escrito algunos interesantes ensayos en torno a los mismos temas.

En poco menos de noventa palabras el autor nos impone de las siguientes novedades:

  1. Borges no se llama Jorge Luis sino José Luis.2
  2. Inquisiciones y Nuevas inquisiciones no son libros de ensayos sino narraciones.
  3. El jardín de senderos que se bifurcan (1941) continúa siendo un libro independiente y no constituye la primera parte de Ficciones (1944).

Yo había creído que entre los rasgos esenciales de Borges se contaban, por ejemplo y entre otros muchos, la indagación metafísica, la imaginación, el gusto por la literatura fantástica, las ironías, los espejos, los puñales, el culto por los antepasados, la afición a las historias de guapos y cuchilleros..., pero ahora sé que nada de eso era cierto y que jamás logré deducir —de la simple lectura de los títulos— que la constante de su obra es la denuncia.

Por otra parte tampoco he logrado encontrar los “interesantes ensayos en torno a los mismos temas” debido, posiblemente, a que don Borja no revela cuáles son esos “mismos temas”.

Por las mismas páginas el autor habla también de otros autores argentinos, y lo hace con total originalidad y con la misma mirada innovadora.

 

Notas

  1. Dicho escrito registra, entre otras joyas, esta metáfora hídrica: “Las aguas bajan puras desde el mismo manantial ya que el autor no ha tenido necesidad de acudir a las tranquilas superficies de los charcos” (pág. 5).
  2. De la misma manera figura en el “Índice alfabético” (pág. 788), lo que demuestra firmeza de convicciones.