Letras
Poemas

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Me imagino un encuentro con el infinito.

Yo tratando de atrapar un punto rebelde que se me escapa,
Argumentando que los parámetros son confortables,
Ofreciendo coordenadas de todos colores, las más bellas.

Entendiendo su postura, que es un poco la mía:
Anhelo de libertad, mientras dure, aunque acabe,
Seguir siempre hacia delante por renegarse a las paredes;
Y que fabulen sobre mi grandeza e intenten alcanzarme.

Que imaginen un encuentro conmigo
Y se enteren de que el infinito me ha convencido,
Y se sumen a la travesía que comienza en cualquier momento
Y acaba cuando acaba el deseo.


Ardua tarea sobre todo contigo
Acá desde el arrabal de un ciber oscuro
en un domingo de cine San Martín de la mano de mamá
en un café de La Nación, de Chéjov
mientras este pandemónium de ciudad juega a no serlo por unas horas
necesito acariciar una y otra vez esa cara que no sangra con mis tijeras
esa piel que se burla de su filo escolar para papel glacé.
Desde allá
donde termina el piolín que nos ata
recomienza todo de nuevo
un viaje en tren sin paradas intermedias
veinte cuadras de arrebatamiento
hora y media de ansia
para hacernos el amor
como si fuera la primera vez
y la última

Es verdad que cada cinco minutos.
Pero siempre de vos
y siempre de otro vos


Al que se sienta encorvado en el fondo de mi infancia
Y me teje erizada con manos de artesano
Y ojos de culpable dulce pero culpable
Y me hace irremediablemente feliz.

Al que junta las piedritas que se me van cayendo
Para apedrear al mundo

Al que con las manos rosadas y suaves
Me las cambia por terciopelo

Al que se burla de mi maldad
Como quien vio al malo sin maquillaje
Y lo mira ladeado conindulgencia
Ternura
(El malo mismo se sorprende de quitarse el sombrero)

Al que me dice verdades con cara de mentiroso
Sólo por no despegarse tanto del que alguna vez fue
Al que intenta lastimarme y sólo puede quererme
Al que me creció dos hijos en esta soledad

El que me nace cada día sin tijeras ni alfileres
El que me guarda para más tarde
El que me quiere
El que busca los rincones en los que me sincero
Para luego darme un beso
Como quien exorciza
A un diablo de utilería
Que nunca lo ha sido ni lo será

Hecha la dedicatoria
Supongo que hecho el regalo
Perdón por no poder darte
Los versos que solía

Te amo en presente continuo


Basurita
basurita chiquita
basurita molesta

basurita:
en el ojo
en la camisa blanca
tapando la bombilla de ese mate que tan pacientemente esperaste para respetar la ronda,
reprimiendo la rabia de no poder tomarte uno en el momento que se te da la gana

basurita
ni siquiera basura
basurita
minúscula
rechazada en el gremio del desperdicio
hambrienta de mugre
sucia exaltando lo blanco
impura pecado minúsculo que destruye toda una vida de monja
inoportuna infectando la herida

Haciendo barro de la lágrima.


Harta de mí
de mi torpeza y de mi soberbia
de mi ignorancia y de mi promiscuidad
de mi inmadurez y de mi impaciencia
de mis celos y de mi envidia
Harta de esa niña
que con ojos de inimputable
contempla entre llanto y risa
todo lo que ha destruido


Me resigno a la tristeza
Y a la vida breve
Pero busco todavía
El verso que me arranque
De los brazos de esa niña
Que no me deja ser

Ser flor y marchitarme de tantos soles que he visto
Volver al capullo de ser necesario
Habiendo sido mariposa

Pero grande
Y fuerte
Y mujer
No niña
Sin sexo
Sufrida
Y dañina


Canonesa siempre desplazada
Híbrida por heroica estúpida elección
Con unas pocas virtudes indemostrables
Y aun bastante que perder
A pesar de todo lo perdido
Insolente ego mío
De querer ser bruja y no blancanieves
Para luego no poder ver la media manzana
Sin largar a llorar.
Y es que debo tener hábitos de malva
Nombrada en las más halagosas comparaciones
Dócil y apacible como una
Evocada cizañeramente
por los muertos y enterrados que las crían.


Me desdigo en absurdos
siquiera contradicciones
Con una premura
Ansia de verte
Y una premura
Carencia de darte
Y esa lástima que me da
Verte saciar con lo que me falta
Poder que se siente
De ser rey entre súbditos


A la distancia te prometo
Mil versos
O mil grullas
Para echarlas a volar
Verlas alejarse
Y dormirnos soñando con su destino

En un paquete te regalaría
Esa noche que nunca te di
Y ese gemido que esperabas
El poema que te condense
Y la palabra que remede mi silencio


Un reencuentro con la miseria
Con los poros sinceros
Y los ojos bien abiertos
Me acerco despacito
Hasta casi tocarla:
Su baba verde se sonroja
La abrazo
Es mía
Despojada
Desterrada
La devuelvo a mi bolsillo
Y salgo con la frente
Mirándose en el espejo del cielo
A vivir en la tierra

La gente se me aleja cuando siente el hedor
Que sale de mi abrigo
Hay quienes se quedan
Entonces yo la saco
Con carita de signo
Mi miseria asustada
Aferrada en mi mano
Y entonces miran
Aparentando descifrar
Y se van
Como vinieron
No sin antes dar el pésame
Y un “te llamo”.

Y hay quienes vos
Que me miran buscándola
Para amarme más
Por verdadera
Por viva
Por humana.


Iniciar trabajos conmigo
Con mis ataques
Mis pantorrillas
Trabar lazos con ese que
Reconocer que sirve
Sentarme de ambos lados de la mesa
Y confesarme ser.

Contrato activo día por día
Recitación de letras chicas
Recordatorio de vencimientos
Y un paquetito de tenazas
Para romper candados
Aceite para engranajes
Anteojos para la ceguera
Y placebos
Deshacer las valijas
Y volver a armarlas
Paliar los dolores
Y entibiar el té
Cortarme las uñas
Ducharme las impaciencias
Asumir las consecuencias
De la indigestión

Abonar al contado
Y llamarme por teléfono
De vez en cuando
Para enterarme cómo estoy
Quitarme el corpiño
Cortar los elásticos
De todas las bombachas
Que me corten la circulación
De la sinceridad

Iniciar trabajos
Que sean arduos
Fijar aniversarios
Y ya que hay
Que recordar sin remedio
Pues recordar sin remedio,
Y llorar

Recién ahí,
Echar una tabla entre mi ventana y el mundo
Ida y vuelta pasar
Con mis canastas y mis gatos
Y si se caen
Bajar a juntarlos
Y volver a pasar.


El caso es que no quiero
O no tengo no sé mugas
Voy por donde nunca me pregunto
Hasta que me tropiezo a mugar
Y sigo


De olvidar penates en una isla cualquiera
De perder la última página de un libro
De antorchas que queman su propia madera:
Así es este vacío
Esta sordidez de manos suaves
Sin trabajos que iniciar
Esta autoespera contemplativa
A que me anime a gritar
Arengando unas ganas que no tengo
De preguntarme qué me pasa
De darme vuelta y encontrar
Que todavía habito en el espejo
Tanto como afuera
A mi pesar y a sopesar
Los riesgos de vivir con lo que no soy
Ya tengo bastante
Con que inventarme un vacío
Para llenar papelitos
Y seguir siendo poeta