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Kronos hours

Algunas veces

mido el tiempo en canciones

canciones eternas
de cinco minutos

Demasiado cortas

cuando son de Billie

de Corgan o de Fran

Algunas veces

dentro de cuatro canciones
hay que ponerse el uniforme
para ir a trabajar

Pero en el medio
Bono cuenta que la próxima canción
fue para alguien
la ultima que oyó en su vida
entonces se me va el cálculo
al demonio
como diría Cortázar

Algunas veces

en las canciones
es tiempo

y las canciones
nos guían

hacia algo
que podría ser mañana

el fin del atardecer

una playa soleada

un pelo suelto

una mirada quieta

Porque no uso relojes

cuando tengo las canciones

Algunas veces
las canciones van despacio
y hay músicas
que saben algo

un secreto que alguien guarda

 

A esas playas sin nombre

Por esas playas sin nombre
con unas olas
que si te agarran
te llevan hasta el fondo

adonde hay que
abrirse paso entre la maleza
y refrescarse en casas vacías
a medio construir
para poder llegar
escalando por rocas
con memorias de lava
y de glaciar

A esas playas sin nombre
donde nunca hay nadie
más que la Belleza
adonde nos llevan
carteles que anuncian peligro
Propiedad Privada y cosas por el estilo
donde llegamos porque sí
porque un amigo
nos dejó plantados
o la alternativa es un tour
en compañía de alguien
que hay que evitar a toda costa
o tardes en la playa
de los hoteles de lujo

A esas playas sin nombre
como esta que me llega ahora
que hoy son de Hawai
y antes fueron de Ibiza
de Valizas
o de Korfu

donde hay que
perderse un poco
para encontrarlas
y que dejan heridas
en las piernas
de los matorrales
y las ramas
y el alga resbalosa
de las rocas
con palmeras
que nadie ha plantado
que crecen porque sí
y faros que nos miran desde lejos
con su ojo tan blanco
al mediodía

y olas
cada vez más blancas
cada vez más altas
que irán creciendo
hasta alcanzarnos

Mientras haya
una playa sin nombre

habrá esperanza

.......................................

Esas playas sin nombre
sin baños
ni bares
ni turistas con flores en el pelo
o diarios de Nueva York
gracias a dios

 

London bombing

Qué significa aquí en Alaska
saber que en Londres
explotan bombas
y mueren los inmigrantes
que se toman el tren
para ir a trabajar

caught in crossfire
de Bush y Blair y los Bin Laden.

Es como ver un humo de incendio
una mancha roja en el horizonte
que a veces da un poco de miedo
pero es un incendio
que sabemos
que no nos va a alcanzar
que se queda lejos
y nos manda un humo
y su mancha
como una señal
de algo que no alcanzaremos a entender

Cuatro bombas,
una ciudad que llora.
Cosas sin sentido,
muertes poco heroicas
en el subterráneo

Y los asesinos sin la dignidad
de morir también en el ataque
activando las bombas por
teléfono, desde algún refugio

Pero todo eso, acá en Alaska
importa tan poco
todo está tranquilo aquí
en Alaska, hasta que se abra la tierra, y
el terremoto arrastre todo
y se trague desde México
y las fábricas de sueños
de Los Angeles
y hasta Alaska

Mientras tanto, los turistas
de Florida, de New Jersey y
San Francisco, comen y beben
todo lo que pueden, y
compran todo el tiempo
cosas inútiles
y adornos con formas
de osos o de águilas,
andan en kayak y en acuaplanos,
y se emborrachan y bailan check
to cheek como hace 40 años

y odian cada vez más a los
árabes y a los musulmanes
porque piensan que todos ponen
bombas
en los trenes y en los subterráneos

pero están felices de que todo eso
haya pasado en Londres
y no en América. Ese continente
entero que conquistaron por
nomenclatura, como si no
existiera el sur, como si les
perteneciera desde siempre.

Mientras tanto, allá en Londres
cada mañana, hay más
inmigrantes, más trabajadores
que tienen que tomarse el
mismo tren y el mismo colectivo
donde pasó la muerte ridícula
la muerte sin pelea, sin heroísmo
la muerte sin ningún sentido
que debe haber quedado pegada
en los pasamanos y en el
polvo de los asientos, ese olor
en el aire. Olor a muerte
todas las mañanas porque hay
que trabajar.

Y la ciudad se acordará o no
de las manifestaciones cuando
el pueblo no quería invadir a nadie
y se invadió igual, y pensará o no
que así se pagan las invasiones

y que el odio no tiene final
que la codicia no tiene final
que siempre habrá más agua
                                más petróleo
                                más poder

en algún lado
y alguien que lo quiera salir a buscar
de cualquier manera
sin importar la inocencia ni la muerte

Porque no pueden borrarse de la mente
esas imágenes de los
campos de prisioneros en Irak
pintados de excremento,
atados como perros,
robados a lo humano
reducidos a algo
tan difícil de mirar
tan difícil de olvidar,
Abu Ghraib

Pero estamos en Alaska
y no se les quita con nada
a los turistas yanquis
esa plenitud engañosa
esa ilusión de felicidad
que los hace decir
             Did you hear what happened in
                                      London?
              Oh, terrible, awful, terrible
!

y después seguir jugándose la plata
en el casino, perdiendo el dinero
que les sobra, transformándolo en
joyas falsas y totems falsos
de tribus aniquiladas
porque con algo hay que llenar
el tiempo,
y lo de Londres no ocupa más
que un flash en CNN durante
un par de días, y la piscina
está abierta hasta las
diez de la noche, y hasta las diez de la noche
en verano, en Alaska, brilla el sol,
y el humo
de la muerte
en el horizonte

ya no es más que un recuerdo,

un extraño olor a olvido

una postal gastada en un cajón

que nadie va a abrir

para mirarla un rato de verdad