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Poemas

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Saltos contra asaltos

¿Por qué no engaña más la algarabía entre mirlos
y por qué no roza un solo vello otro tipo de engaño?

¿Por qué en un cuerpo alegre de maniquí
no hay una boca que anuncie la ventaja de serlo?

Surgió una idea correcta sobre la playa clásica.
Vino de allí el espíritu pero se perdió por el camino.

Este fue un episodio donde guardaban huevos de oro
pero para casi nunca palparlos.

La agenda estaba profanada por una mancha de leche.
Una rosa vivió con nosotros en una matriz y se desmoronó palpablemente.

Ustedes iban a aprender a tocarse como los chimpancés, no siendo babuinos,
a tocarse solos y a meter una cosa dentro de la otra.

Pero hay un equilibro compuesto por el ser y el odio a sí mismo,
más la necesidad de pensamientos higiénicos

para poder usufructuar un destino que marca cero. Haz una línea mala y la toca una buena
pero no la intercepta. No somos como flechas sino como pliegos.

Toda una vida las piedras entran en los zapatos y se quedan.
La claridad de la ropa vale algo, no mucho, y lo mismo las siluetas.

 

Copla

En cuanto a la verja, si la atravesé
fue por no quedarme en el cementerio.
Ya sé que ahora no funcionas como acompañante
y que lo inaudible y lo invisible son interminables
a menos que haya alguien
que se manifieste dando gritos.
No sé si haberte visto correspondió a los hechos
sobre cementerios y sobre previos acompañantes.
Sonaron luego gritos que no fueron paralizantes
porque los hechos habían impuesto
que pasando la verja no hubiera nadie
aparte de quien daba los gritos.

 

Desde una atalaya

Trabajando el cristal enemista
con el puntaje de la vista.

Borra el rayo al lacayo
y lo separa de su caballo.

Y el furor de la torre es inmaduro
pero el seno de la insomne ya no es duro.

Aprehendido lo antiguo
resulta un huevo exiguo.

Es como derroche de papiros
menos carcajadas de vampiros.

La ruta de las pasionarias
tiene una estación entre las lapidarias.

Y en los borbotones de las semanas
muere la fe de las enanas.

 

Ante el fracaso de los presentimientos

El aire se llena de una solución salina
que proviene de ojos inventados.
Me pareció ver en el patio un cardenal
y luego dos presbíteros
tres ayatolás y cuatro rabinos.
El engaño es de todos y creo
que debemos cuidarlo.

Si se abre una interrogante
que acaba en un alarido,
alarido como los de antes
y los de siempre,
puede que no haya habido
ningún fango especial
con el que forjaron muñecos
a quienes les entraban celos.
y que llegaban tarde cuando ya los niños
no tenían miedo.

Tocar ahora las partes de alguien.
es cumplir con un código secreto.
Padre y madre son borrosidades
pero hizo falta uno de cada uno.
La muerte está viva y los policías lo saben.
Sé absurdo, como tu padrastro celestial es absurdo.
O sé una hélice, que desprendida, viva contenta en un hangar.

 

Alborada del malcriado

Hay una conciencia granulosa
que sabe castigar fastidiando
y no nos permite decir nada
sobre la ridiculez de los medallones.

Y ¿para qué pones a los pájaros
a dar pie a reflexiones morales?
Me lo dirás cuando ya no salgan
del abismo donde los fijaste.

Sé que no es alta la calidad de mis exordios
y que las alegrías casi todas son
subproducto de alguna intransigencia

pero te advierto que se acerca la hora nona
y las travesuras con hormonas.
quedarán prohibidas.

 

Ecos

¿Fue que nadie gozó con Nadia,
fema de ínfima fama, mera mora?

Si abres obras de hebras híbridas
ves luto lato

Y el gato del gueto
sale con llamas en las yemas.

Hoy mellan las mallas
aun en el millo mullido.

Lo que sale adelante
es dolo, dilo.
Cesa el sosiego y surcan
la sangre sarcodarios.

Del cuerpo del corpiño
dudan los dedos.

Qué raro ahora un arrorró.
Hay tretas de trato triturado
pero no torres de turrones
y no dejan otear al ateo.

Las cariátides están cariadas.
Somos el zumo de semas.
Somos el mate de mota.
Hay metro pero siguen las mitras.

 

Olvidarse del mar

(En memoria de J.J. Martí y Pérez)

Olvidarse del mar, no sea que quiera lavar a alguno
entre nosotros
y convertirlo en ángel de las profundidades.
La oscuridad del mar es infantil.
Estoy en contra de las olas
y del viento si se pone a moverlas.

 

Por el hotel de las avispas

Lo que hay es o labios con clavos o clavos de pesadez que salen
por labios entreabiertos de calambuca

sin ningún rendimiento. Y con cada perro que nace
muere un secreto de los lobos.

La historia de la hiel de los amantes
no es amarilla. Es la voz amarilla

la que no cuenta nada
porque está de prisionera en una clínica.

Sí, no hay clavel que sangre
pero se incendian el cúbito y el radio

de quien llegó en caja de cartón
a la antesala del crematorio

y era la autora de las noches
de algunos enanos morales.