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Inauguran
el Cervantes de Pekín
con un Quijote comestible
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Una edición comestible del Quijote fue consumida en Pekín por chinos, españoles y latinoamericanos que asistieron a la inauguración de la sede del Instituto Cervantes en esa ciudad oriental, realizada el pasado viernes 14 de julio en una presentación titulada “¿A qué sabe el Quijote?”.

Compuesta con hojas de harina de trigo e impresas con tinta de calamar, la edición comestible del clásico de Cervantes es obra del cocinero y artista Firo Vázquez. A la manera de los libros antiguos, las páginas estaban atadas por el lateral, aunque no con cuerdas de cáñamo sino con palos de canela y tiras elásticas elaboradas con regaliz negro.

Vázquez, catador de aceite profesional y cocinero del restaurante El Olivar, en Moratalla (Murcia), explicó que para imprimir con tinta de calamar usa una impresora “normal pero un poco trucada para que puedan pasar las obleas”, y que por cada página que se imprime bien, “se rompen cuatro”. El chef ya había ofrecido un banquete literario similar en 2005 en Alcalá de Henares (Madrid), con motivo de los actos por el cuarto centenario de la edición del clásico cervantino.

“A partir de ahora, cuando les pregunten si han leído el libro, díganles que han hecho más que eso: lo han devorado”, aconsejó Vázquez a los asistentes al acto, que fue presidido por los Príncipes de Asturias. “Ahora el libro está en vuestras células, es parte de vosotros”, añadió el cocinero. Profesores, estudiantes de español y asistentes en general pudieron saborear las páginas de la obra de Miguel de Cervantes.

Las hojas, impresas de un solo lado, no tenían todas el mismo gusto, ya que había condimentos especiales: polvo de anchoa, picante, ajo, avellanas, e incluso algunas sabían a miel o caramelo. Y no sólo incluían el texto completo de la novela, sino además los famosos grabados del artista Gustave Doré, que acompañan a las más prestigiosas ediciones del Quijote desde el siglo XIX.

En la colección de regalos y objetos curiosos del Instituto Cervantes de Pekín queda desde el viernes 14 una copia del “Quijote comestible”. “Cómansela pronto, o si pasan unos días ya mejor no lo hagan”, bromeó Vázquez, quien además guardó otros ejemplares en su restaurante de Murcia.

Fuente: EFE