Editorial
La lección de los escribas

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En días pasados fue anunciada en Caracas la iniciativa Escribas, que dará a partir del próximo mes de septiembre, a quienes reúnan los requisitos establecidos por la organización, la oportunidad de recibir formación literaria gratuita de cuatro de los más renombrados escritores venezolanos de la actualidad: Adriano González León, Eugenio Montejo, Oscar Marcano y Alejandro Oliveros.

En Venezuela la formación literaria no es precisamente un bien común. Mientras en Caracas y algunas capitales de estado es posible tomar talleres o formar parte de comunidades literarias más o menos organizadas, la provincia en su mayoría está desasistida en esta área. Es frecuente conseguir, en pueblos y ciudades pequeñas, centros de formación para otras disciplinas artísticas como la danza, la música o las artes plásticas, pero los talleres literarios son potestad casi exclusiva de las capitales.

Claro que la existencia de talleres literarios no incide en forma decisiva sobre el desarrollo de de quienes se deciden a participar en ellos. La formación recibida en los talleres es uno de los factores, apenas un puente que el escritor en ciernes puede cruzar para apropiarse de las técnicas formales y aprender de la experiencia que han acumulado quienes ya han avanzado un poco más en la carrera.

En este sentido, pensamos que quien desea formarse como escritor debe buscar el equilibrio. Está tan equivocado quien supone que se hará escritor simplemente escribiendo —sin optar por el crecimiento que aportan la lectura constante y la confrontación del texto con su objetivo último, el lector— como quien delega toda su formación en un manual de instrucciones.

Sería ideal que en la provincia se pudiera acceder a talleres como los que dictarán en Caracas estos cuatro puntales de la literatura. Por supuesto, no se puede creer en la existencia de un plan conspirativo para impedir la formación de los escritores de provincia, pero tampoco se puede esperar que estos cuatro escritores viajen al interior como si se tratara de un apostolado. Lo que pensamos es que más allá de los muros capitalinos los escritores más experimentados deberían organizarse para desarrollar propuestas similares en las que puedan transmitir sus conocimientos a quienes se inician en la carrera literaria.

Aplaudimos esta iniciativa porque representa una alternativa de formación del más alto nivel para quienes ocuparán los asientos inaugurales, pero aparte de ello porque se convierte en un ejemplo a seguir por quienes en la provincia podrían, de la misma manera, permitir que otros abreven de su experiencia. En nuestra opinión, más allá de los conocimientos que González León, Montejo, Marcano y Oliveros transmitirán en sus respectivos talleres, es esta la verdadera, la valiosa lección de los escribas.