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Kodama reclama
conversaciones grabadas de Borges
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María Kodama, viuda del escritor argentino Jorge Luis Borges, exige al investigador francés Jean-Pierre Bernès le entregue las 122 cintas, de 90 minutos cada una, que grabó en conversaciones con el autor de El Aleph en Ginebra entre el 4 de enero y 4 de junio de 1986, poco antes de su muerte.

Bernès fue en el pasado agregado cultural de Francia en Buenos Aires y es especialista en literatura latinoamericana, profesor de la Sorbona hasta el año pasado y amigo de Borges, de Victoria y Silvina Ocampo, y de Adolfo Bioy Casares.

El impasse pone en peligro la reedición de la única versión crítica y comentada de las obras completas del escritor argentino, trabajo que bajo la supervisión de Bernès apareció originalmente en la colección La Bibliothèque de la Pléiade, del prestigioso sello francés Gallimard, que fue posible gracias a las grabaciones y que el sello pretendía presentar nuevamente en las librerías en ocasión del vigésimo aniversario de la muerte del escritor.

Kodama exige las cintas pues proyecta publicar una edición similar —que ya estaría en marcha a través de la Fundación Internacional Borges—, y por ello ha amenazado a Bernès con una querella judicial. “El problema no es con la editorial Gallimard”, dijo la viuda de Borges en entrevista con la emisora Radio 10 el pasado sábado. “Hay una serie de grabaciones a Borges, que [Bernès] por ley tiene que entregar una copia al entrevistado”, dijo Kodama.

El presidente y director general de la editorial, Antoine Gallimard, ha dicho que se arriesga un millón de euros invertido en la reedición de este trabajo, originalmente aparecido en 1993 y 1999 y actualmente agotado, y que de acuerdo con un artículo aparecido en el semanario francés Le Nouvel Observateur es impedida por Kodama.

Bernès se ha radicado junto con su cocinera argentina, Landa Ormaechea —una ex colaboradora de Victoria Ocampo— en “un paraíso perdido”, enclavado cerca de Bordeaux, 600 km al sur de París. Según dice, la negativa de Kodama para que Gallimard reedite la obra borgiana “ha indignado a todo el establishment literario francés y suscitado la furia de sus lectores más conspicuos” que hoy no pueden acceder a una edición de excelencia como la de Gallimard.

El problema, según Kodama, no radica en las características de la edición sino en la persona de su supervisor, Bernès, que supervisó también la conocida edición dedicada a Borges de los Cahiers de l’Herne y se volvió a encontrar con Borges en Ginebra poco antes de su muerte.

En la primera edición de las Obras completas no hubo problemas, pero ahora Bernès quiere publicar también esos diálogos, que quedaron grabados en 122 cintas de 90 minutos. Diálogos que, según él, tienen “interés literario”. Kodama cuestiona los derechos sobre la publicación de esos diálogos.

Bernès insiste en publicarlos, aunque sea “después de la muerte de la viuda y de la mía”. Sobre las Obras completas, según el semanario francés, Kodama habría exigido un cambio de título y que Bernès sea apartado del proyecto.

El escritor argentino residente en Francia, Héctor Bianciotti, que trabaja para la editorial y controlaba la correspondencia con la familia y los herederos de Borges, señaló que los inconvenientes comenzaron cuando se proponían publicar el segundo volumen. Según Bianciotti, un agente de Kodama se comunicó con él y le expresó algunas objeciones que ella tenía con respecto a la edición, y que terminaron en la condición de que Bernès fuera desplazado del proyecto.

Con el título “Vous ne pouvez plus le lire...” (“Usted ya no podrá leerlo...”), Le Nouvel Observateur se refiere al “escándalo Borges” en su edición del 10 de agosto, indicando que Kodama “dispone a su criterio de un monumento de la literatura universal. Es por eso que usted no podrá leer esta maravilla de edición crítica de la obra de uno de los más grandes autores del siglo pasado. Se trata de la única edición de Obras completas anotadas, ya que ni siquiera existe una edición crítica en español”.

Según el diario francés, “Borges estaba orgulloso de que una colección como La Pléiade decidiera incluir su obra en la misma colección donde aparecieron clásicos como Montaigne, Kafka o Cervantes”.

El artículo lamenta asimismo que el conflicto con las cintas de diálogos grabados entre Bernès y Borges en Ginebra perjudique la reedición de las Obras completas. “Kodama obtuvo una copia de esas cintas; primero dijo que estaban incompletas, luego dijo que eran falsas. Ella es propietaria de 50% de esos diálogos, y Bernès de la otra mitad. Es absurdo que todo esto condicione la nueva publicación de sus obras”.

La revista luego cita declaraciones de Bernès: “Kodama tiene la impresión de que el éxito de la Pléiade la ha despojado de Borges, y no lo soporta. Pero como ella se siente la hija del descendiente de un samurai, todo lo que quiere es la guerra”.

Fernando Soto, abogado de Kodama, ha dicho que a la viuda la asiste un derecho moral, natural y legal sobre esas cintas. “La única que puede autorizar o no cualquier edición en el mundo es ella”, dijo Soto. “Todo lo que es obra de Borges está en poder de Kodama y eso incluye las observaciones que hizo sobre sus escritos. El autor eligió a Kodama como custodio de la obra y no a Gallimard ni a Bernès”, explicó.

Por otra parte, Soto consideró “un agravio totalmente falso e injustificado” la opinión de Le Nouvel Observateur acerca de que “la obra de Borges es rehén de Kodama”, y no descartó que la viuda inicie una querella contra la publicación. “Kodama trabaja todos los días para que la obra de Borges se conozca en todo el mundo. Y es muy posible que ella no acepte una infamia de ese calibre”, argumentó Soto.

En entrevista con el diario argentino Clarín, Bernès ha dicho que estas grabaciones, a las que Borges llamaba “los recreos de La Plèiade”, no tienen nada que ver con sus obras. “Son conversaciones que yo no he utilizado para el aparato crítico de sus obras completas. Kodama tiene copia de todas estas cintas”.

A la suposición de que Kodama querría publicar el contenido de las cintas, Bernès recuerda que “el tribunal de París dijo que ella no las podía publicar sin mi permiso porque son conversaciones entre dos personas. Aunque Borges sea Borges y yo nadie, no se publicarán sin mi permiso”. Agrega que la viuda del escritor se opone a la reedición desde hace años. “En febrero yo escribí a Gallimard para que le preguntaran a Kodama las causas de esta negativa. Espero todavía la contestación...”.

Bernès y Kodama fueron amigos en el pasado. “Acabo de encontrar”, explica él, “una carta que ella me dio, que había escrito el 28 de enero de 1991 al director del Centro Pompidou, cuando se organizó una exposición sobre Borges. Dice: ‘Nadie conoce tan a fondo no sólo la obra, sino la persona de Jorge Luis Borges como Jean-Pierre Bernès, de quien fue amigo, durante muchos años, amistad que compartí y comparto’. Desde 1999 María Kodama me hace la guerra y me inició procesos, que perdió, para recuperar las cintas”. Kodama ha negado que estos procesos realmente hayan sido ganados por Bernès.

Sobre el proceso de elaboración de las Obras completas, Bernès cuenta: “Entre el 3 de enero hasta principios de junio del 86 trabajamos de la siguiente forma: yo le leía la casi totalidad de su obra en español y él me hacía comentarios. Yo anotaba en los márgenes de los textos sus indicaciones. Me decía: ‘No tengo ninguna obra con la cual me puedan identificar cuando me haya muerto. Yo no escribí La divina comedia ni El Quijote, entonces tenemos que preparar para La Pléiade El libro de libros de Borges, así pasaré a la posteridad’ ”. Kodama no participaba en estas conversaciones.

El ex diplomático asegura que Borges le confió asuntos relativos a su intimidad para que éstos fueran conocidos por el público, considerando que de Cervantes, Kafka o Dante no sabemos gran cosa. “No utilizaré nada para la biografía que estoy preparando. [Tales confidencias] se publicarán después de mi muerte, después de la muerte de Kodama, cuando no haya derechos de autor. De acá a 70 años. Él quería que la posteridad supiese muchas cosas que por pudor no quería comunicar a sus contemporáneos y que tengo la obligación de publicar. Antes de morir me dijo ‘gracias por todo, usted es un gran amigo; me ayudó a morir en literatura, no tengo nada para dejarle pero lo condeno a ser la memoria de Borges’ ”.

Fuentes: AmbitowebClarínEFEInfobaeLa Nación