Letras
Poemas

Comparte este contenido con tus amigos

Amor quieto

Más allá de La Habana
las trenzas de una hembra en celo
esperan las manos de un hombre
que se olvidó del océano.

 

El ignorado Coquet1

Du be di
e bi dos: dos somos;
du be di
decía el paciente
sin que su médico advirtiera
el pasaje del “dubedi” al “ebidos”,
ni la algarabía del muchacho.

Dicción-ficción
vidas...
apenas.

  1. Dedicado a la desinformación.

 

Se dice

Dicen por ahí
que soy fachera y tilinga,
que me enciendo con tus dedos
y me apago en la rutina.

Dicen que soy maleva
como la del tango y la comparsa,
liga endemoniada,
aunque biblioteca que habla.

Déjalos que digan,
ya se cansarán.
Por ahora soy apenas
navaja desdeñada, sin calzas.

 

A mi hija

Quisiera anular los tiempos
(cuando la palabra se devoró el gesto)
o, como en la moda,
unir los retazos
para un vintage de la vida.
Deslizarme como un mago
entre sus sábanas de niña
y animarme a bailar
un rock o una lambada,
hasta un tango
o también coserle un traje nuevo.
Todo eso quisiera,
           pero no puedo
pues como el mar
en la misma ola renazco.
Querría anular el peso que se arrastra
de repetir una y otra vez el mismo error,
para poder decirle
lo secular, lo humano,
aquello que el ajetreo de la palabra
trasformó en banal,
lo único que una hija espera oír
           “Te quiero”.
Pero no me basta (ni le basta),
por eso, le pediré a la luna
me ayude con nuestro vintage de vida.
Será tan armonioso y bello ese vintage
que madre e hija seremos exhibidas
en las vidrieras de todos los negocios
de la alta costura del planeta.

 

Utopía rota

No busco consolidar,
para luego disolverme.
Deseo instalar mi ajenidad
en una ruta invisible,
que me lleve hacia un lugar
donde no haya quiebre.
¡Maldita aquella palabra
que sólo redime!

 

De merengue y vajilla

Si supiera Lourdes
la cantidad de sartenes
cucharones y ollas
que esperan ser lavados
en la húmeda cocina
de la 109 street,
seguiría bailando merengue
con el hombre de sonrisa sardónica
zapatos de charol
y cigarro dominicano en pena
que la gran manzana no alcanzó a suplir
ni con sus olorosas hamburguesas.

 


 

Hoy mi texto,
trama indigna,
busca la palabra exacta
que te nombre y me nombre.

 


 

Escondida,
lista para el amague,
cuando crees que caminas,
firme el paso,
la decepción va haciéndose
felina, y neutra.

Busca su presa;
no es un sueño roto
el que se lanza,
quiebra tu inmunidad
y te acuchilla,
sino esa forma de aparecer
que tiene
siempre camuflada.

Maldita seas,
cuando apareces,
pues el paso aminora
hacia la muerte.