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XIV Encuentro Binacional de Escritores de Colombia y Venezuela

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Durante cuatro días tuvimos el gran placer de compartir la literatura de Colombia y Venezuela con parte de sus hacedores. Estábamos llevando la reseña gráfica del XIV Encuentro Binacional de Escritores. La delegación venezolana se concentró en el Ateneo de la ciudad de San Cristóbal, de donde partimos al comenzar la tarde. En la ciudad de San Antonio nos esperaba una de las llamadas chivas, esa especie de autobuses de madera que son un hermoso y colorido medio de transporte tradicional colombiano. Y así nos trasladamos a la cálida, en todos los sentidos, ciudad de San José de Cúcuta. Al llegar al Hotel Bolívar, lugar de hospedaje de todos los asistentes, nos encontramos con la muy grata sorpresa de que había más gente venezolana que se había trasladado hasta allá por sus propios medios, dando esto como resultado que la delegación venezolana fuese por demás nutrida.

Pasadas las ocho de la noche se llevó a cabo la inauguración del encuentro, también se instaló el cuarto Consejo Cultural de Gobierno contándose con la presencia del Gobernador del Departamento Norte de Santander y parte de su directorio de gobierno quienes, como ya es costumbre, leyeron textos de poetas de ambos lados de la frontera. Durante el acto, la Asociación de Escritores del Norte de Santander hizo entrega de medallas de reconocimiento a diversas personalidades, quienes han contribuido de manera decidida y eficaz a que el encuentro sea una positiva realidad.

El viernes dieciocho de agosto, en las bellas instalaciones de la Biblioteca Pública Julio Pérez Ferrero, se iniciaron las conferencias con “Los procesos de descriollización en Compañero de viaje, de Orlando Araujo”, por el investigador venezolano Cósimo Mandrilo. Después el reconocido ensayista caldense Adalberto Agudelo nos paseó por el ensayo y explicó todos los detalles de forma y construcción de esta vertiente literaria. Al mismo tiempo en la Universidad Simón Bolívar y en el Colegio Departamental de Bachillerato se llevaban a cabo sendos recitales de poesía con diversos poetas de ambas naciones. La mañana terminó con las conferencias del venezolano Carlos Yusti, miembro de la Red Nacional de Escritores, y de Octavio Escobar Giraldo, en representación de la Universidad de Caldas, quien compartió con los asistentes su texto “Chéjov mentía”, en el cual habla sobre la gran cantidad de médicos que se han dedicado a la literatura y sobre todo y como su nombre así lo indica, a escudriñar un poco en las razones que motivaron a Chéjov a mentir sobre su estado de salud cuando sabía perfectamente que su condición era crítica.

Luego en la tarde hubo diversas actividades, entre ellas dos recitales poéticos, uno en la Universidad de Pamplona y otro en el Colegio Eustorgio Colmenares. Lo más destacado de la tarde fue el recital de poesía femenina titulado. “La mujer en la poesía de la frontera”. En la noche el colegio Once de Noviembre del municipio Los Patios abrió sus puertas a quienes quisieron pasar una noche amable llena de música típica y de poesía.

El sábado diecinueve los conferencistas fueron Fidel Flórez y Miguel Pérez por Venezuela, Jaime Alejandro Martínez de la Pontificia Universidad Javeriana y Diana Ospina de la Universidad de Antioquia con su conferencia titulada “Literatura y cine en un ritual de muerte”, intervención sumamente interesante, aunque de la mitad en adelante utilizó demasiados tecnicismos lo que la hizo por momentos un poco pesada para algunos, en la cual esta profesora explica las diversas maneras y propuestas de llevar al cine un texto literario.

Otro de los momentos más importantes de este encuentro fue lo sucedido durante la tarde del sábado, cuando se hizo la presentación de más de 18 textos de diferentes editoriales de ambos países, entre los que nombramos la novela Vivir atemoriza, de Sael Ibáñez, quien es el director ejecutivo de la Red Nacional de Escritores de Venezuela. La novela de Adalberto Agudelo Xie-Toc hija del agua, la revista Redve, el libro Palabra de amor de Alberto Pérez Larrarte, cronista de la ciudad de Barinas, el poemario Naufragios, de la poeta Rosa Alchaer Alchaer, actual gerente general del Instituto de Cultura del estado Nueva Esparta, Serafín Bautista Villamizar de la Asociación de Escritores del Norte de Santander con su poemario Las caricias del Sol y el baile de la Luna, y muchos otros que omitimos por falta de espacio pero cuyos textos no dejan de ser muy interesantes.

El sábado diecinueve en la noche se hizo la fiesta de despedida del encuentro de este año 2006, con música, cuentos, chistes, un grupo de bailarines quienes demostraron su pericia dancística. El domingo veinte hizo acto de presencia Jorge Cuéllar con su tertulia literaria “La cueva de Zaratustra” y se leyeron las ponencias de los inscritos previamente para ello que casualmente resultaron ser todos venezolanos: Raquel Molina y Victoria Ardito, ambas de Caracas y provenientes del Conac, y Omar Contreras y Moisés Cárdenas, ambos de la ULA-Táchira. Luego el nostálgico retorno a casa.

Un encuentro cada año más entrañable, al cual acudimos con el deseo de nutrir nuestros intelectos y de saludar y disfrutar del reencuentro con los amigos amantes de las letras. Suponemos que el hecho de haber coincidido con las vacaciones escolares ayudó a que la delegación venezolana fuera tan amplia; pudimos compartir allí, aparte de los ya nombrados, con Natividad Barroso, Róger Herrera, Iris Villamizar de Caracas; Maura Schwarzenberg, Alberto Pérez y Xiomara Ortega, Arnulfo Quintero López y su esposa Dory quienes venían desde Barinas. Por Cojedes estuvieron Maritza Torres Cedeño, Isaías Medina López, Daniel Suárez Hermoso, Ulrike Sánchez. Por Mérida Gilberto Cedeño, Javier Alexander Roa y su esposa. Del estado Táchira vimos a Pablo Mora, Betssimar Sepúlveda, Chucho, Maribel Mendoza, Porfirio Dávila, Carmen Rosa Orozco y su bella niña Camila, Elsa Sanguino y obviamente a la directiva de la Asociación de Escritores del Táchira: Luis José Oropeza, Homero Vivas y Pedro José Pisanu.

Es de destacar que este encuentro binacional coincidió con la Feria del Libro, que también se llevaba a cabo en las instalaciones de la Biblioteca Julio Pérez Ferrero. Asistimos a la presentación de la novela Usúa, del narrador colombiano William Ospina, personaje que causó gran expectativa entre el público asistente que plenó la sala para oírle y luego comprar sus libros.

Esta vez la reunión fue bastante más sosegada y tranquila que en años anteriores, sin duda que hubo quien se quejó de tanta tranquilidad. Pero todo estuvo muy organizado y las cosas fluyeron muy bien. Sin lugar a dudas este es un evento que debe mantenerse pues fortalece los lazos de amistad y apoyo de ambas naciones, además de servir para compartir las novedades literarias y refrescar conocimientos.

La invitación es desde ya para el próximo año, el cual le corresponde a la ciudad de San Cristóbal y donde el encuentro binacional se vestirá de largo para celebrar sus quince primaveras, bailará el vals y esperamos sea el comienzo de una muy fructífera nueva etapa en su vida. Algunas fotos que muestran momentos del evento.