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Nephilim

Y estamos lejos uno del otro, almas que se alistan,
Para la introspección de una tiara, que corona tu tesón,
Es el inicio de la sombra la cual abriga toda envidia,
Es el camino prohibido, la senda que descubre la pasión.

Luna ladrona no se conforma contigo, más pide,
Pide el resuello de sol en la noche, tu origen,
Asaltando oscuridad en promesa abatible,
Envuelto de ti, de tu sombra, te miro y mis pasos te siguen.

Intentos en vano de envolverte con luz son fallidos,
Eres nocturna, eres hermosa, incrédula verdad,
Tu halo de brisa no es conjuro, anatema o brío proclive,
Eres única, rebelde peregrina, eres negra luz, eres valor cabal.

Soy un espíritu endeble que sufre la vida, sufre el tormento,
Encuentra en tu tragedia el camino a la beldad y a la razón,
La hermosa promesa de que eres respuesta a mi justo lamento,
La vida eterna es mi mentira, mas tú te has vuelto adoración.

Aquellos ojos que presencio se encuentran llenos,
Son limpios de lírica, son de natural sabor,
Incitan mis atrios, me vuelvo animal sin miedo,
Entro a tu templo, no encuentro cosas, sólo pupilas de dolor.

Eres todo el concepto de belleza que no se conoce,
Intrusivo intento de profanar nuestro sentido del valor,
No encuentro imperfecciones, sólo piel fresca, hermosa y apacible,
Me enfrento a tu rostro limpio, munífico, irresistible invitación.

Mi corazón desacelera, transmuta el silencio, se torna eco,
Fui del Edén desechado, tú del cielo al sin retorno has emprendido,
Viaje en el que somos uno para el otro, ambos unánimes heridos,
Sincronía de sentidos, despertar de lo vivido, reencuentro del calor.

Y detrás de esa escultura me topé con un alma en una rosa,
Como aquella boca de la que fragancias brotan,
Inmerso de tu espíritu, emulando atrevimiento,
Esperando una respuesta, una palabra, una canción.

Eres la secuencia de la cristalina, doble virtud,
La del placer sin principio, la de la moral sin pudor,
No conoces egoísmo, te regalas, te dejas ver, inhalas cielo,
Somnoliento te he descubierto, ciego era, mi sed se apagó.

Y estas tú, y tu dulce caricia,
En la afirmación de mi ser, y de tu ambigüedad,
Somos uno, y no dos, somos una nueva creación,
Una metáfora del Sol, en el eclipse de lo carnal.

La diaria indiferencia me ha quitado el color,
El ímpetu de codicia en un mundo hostil e incapaz,
Somos tú y somos yo, apunto del colapso y la extinción,
Aunque lo único que quiero no está en el mundo... eres tú.

Por encima de la cornisa, en la sombra del asfalto,
Por arriba de aquel árbol, se eleva la civilización,
Y es fatal concebir la inmadurez cultural, la falacia moral,
Que se apega a tu esencia, a tu espíritu, a tu tez natural.

Es el aroma vulgar de la gente, pero no quita la tuya,
Que es de mayor calidad; está en un envase de cristal,
Es tu boca y tu pecho, uno solo, un regalo inmortal,
Es un labio que cae sobre otro, es la luna, es el mal.

Polvaredas de edificios inundan la mar,
Es su sombra la que decolora el enigma, es rapaz,
Es aquel que inventó la desdicha, no es el diablo,
No es un dios, es el ser humano corriente y normal.

Pero tú no perteneces a ese género, no eres igual,
Te elevas, levitas, te dispersas, desvaneces y vives,
Eres espíritu que a su dios renuncia y alcanza lo libre,
No creo en fantasmas ni en esperanzas febriles, sigo tu haz.

De los cielos desciende una nube blanquecina,
Palidecen los rostros de toda sonrisa, no hay,
No existe distinción entre lo cierto y lo creíble,
Es algo más triste, no es la muerte, eres tú que te vas.

Eres una pequeña delicia entre tantas mortajas,
Eres el consuelo de mis noches sin sueños ni habla,
Llegas a mí sin espejos que matan, que sangran, que son,
Doblemente expectante me dejas, te marchas... ¿adiós?

Ser humano, asco provocas, prefiero al ángel oscuro que ríe,
Prefiero su manta grisácea y no ver lo que pides,
No busco venganza por tu culpa punible, perdonado estás,
No quiero el arriba ni el debajo, ni algún lado, quiero más.

Ni aun los seres emancipados de la culpa natal,
Aunque se alejan de la superficie de la ética horrible,
Han quitado el atasco a la garganta, del alarido audible,
Poco a poco se llenan de lodo, se cohíben, no alcanzan la paz.

Pero tú das nacimiento a la sombra que cubre la llaga,
La ilusión de convertir el pecado original en migajas,
La indulgencia de verme libre del conocimiento que embriaga,
Me das la utopía de la fragilidad, de pertenecerte, de que soy.

Juntos formamos el desierto de la creación y del encanto,
Una sola conciencia en medio de la gran traición a los incautos,
Fuimos engañados por el mismo creador que ahora manda recado,
Con la espina de la duda prohibitiva, póstuma noche que ha acabado.

Es el nibelungo encanto de la distancia en la visión,
Separados pero juntos, mismo destino, misma idea, mismo candor,
Seguiremos siendo uno en el castigo, en el cadalso, en la visión,
Tómame fuerte de la mano, esperando que se acabe todo junto, todo hoy.

Y estoy yo, y tu dulce caricia,
En el hospicio de la credulidad o del hedonista que vive,
En el metrosexual, en la ciencia, en el poeta o en la estrella de cine,
Nada de eso me atrae, una cosa espero, tú a mi lado, una cosa pido, todo doy.

Y estamos juntos, en tus brazos que avistan,
La aventura sin mácula de las noches sin días,
Es el nuevo inicio, es la nueva dicha, es el génesis de la existencia sin prisa,
Es la fuerza restauradora del vacío, es la estela volitiva del amor.

 

Sobre todo

No es la primera vez que me doy cuenta
De la ancestral imposibilidad de todos
De dejar de concebir sueños y modos,
El sueño es una delicia que nos tienta.

Es el dormir tan profundo que entorpece,
Vuelve al más sagaz arlequín y bobo,
En la tranquilidad del claro dulce tono,
Morfeo toca el arpa y todo párpado obedece.

Hay sueños donde se concibe la extrañeza,
En otros la imaginación es sólo un coro,
No hay ríos de carmines ni aves de oro,
Pobre imagen en que no cabe la grandeza.

Mis sueños son revelaciones de los otros,
Conozco la plena fantasía de los miedos,
Recorro la confusa esencia de tus credos,
Soy aquel mago de la savia, soy un moro.

Sobre todo me he encontrado almas locas,
Locas que viven, almas que alocan en el frío,
Cosas que existen, seres que operan como críos,
Manos que escriben retumbando en toda boca.

Sobre todo visito hombres que al tiempo matan
Tiempo que quita los baladrones y azules lirios,
Lirios que cantan, azul que toca el caudal del río,
Manos que escriben refunfuñando y ruidos oyen.

Sobre todo hay los que sueñan por simple agobio,
Entregan la grande copa al ronquido y a cualquiera,
Invaden otros mundos, entelequias de otras tierras,
Manos que escriben con el primor, el mal y el opio.

Pero lo que más abunda es aquel pobre y el pobre rico
Pobreza de clase, pobreza de años, pobreza de espíritu,
La real riqueza se cuenta en gotas dentro del mar in situ,
Dentro de sus olas se hallan las sirenas y el sueño lírico.

Ya no hay más sueños tan inalcanzables como el de Ícaro,
Se acabó la diáfana lluvia de la inocencia y su tesitura,
No habrá más concesiones de sueños alados, ni la ternura
De saberse tontos, con alas de cera, al sol rendidos.

 

Alusión a Orfeo

Mírame en mis sueños, que tuyos son
Y si ellos te pertenecen, yo también soy
Tuyo por obra del cardo, de mi dolor
En la trova que va cantando, tu desamor.

Mi almohada en la noche llora, tu alusión
La fresca memoria parda, de ti en pos
De un alirón de coplas, con mi pasión
Bruma de amor cansado, sin un adiós.

Recuerdo del lienzo beato, tu rostro azur
Memoria del altar sacro, tu cuerpo atril
Postrado ante ti me encuentro, con ilusión
De una afirmación vehemente, de tu vivir.

Tu presencia fluye inmanente, en mi sufrir
Como vértigo de luna triste, desmayo en ti
Te adoro con certeza loca, pesquisa sin fin
Del dulce Grial que se revela, en tu existir.

Búscame que no te veo, limpia piel buril
Cegado por bellos encantos, rastrera vid
Sonrisa que no me da recado, o pista de ti
Del gran pabellón profano, o plegaria ruin.

Los astros en carrera evocan, hablan a mí
Cabeza que se trastoca, perturbada en sí
Dando forma a profana oda, en divina lid
Y el fracaso de mi derrota, resulta venir.

Orfeo por Eurídice llora, como hago yo
Por ti que eres más hermosa, deidad añil
Víctima del sopor que evoca, súplica a ti
Confiéreme una palabra, fulminante al fin.

Ninfas no conozco ahora, pero eres tú
Espejo de cristal que loa, beldad de gris
Noche que el cielo añora, viento de abril
Malos dioses agracian tu boca, fiel frenesí.

Miro dentro de tus sueños, que míos son
Y si ellos te pertenecen, tú eres para mí
Mía por obra del gesto, de tu disensión
Cantos afirman soñando, mi amor pueril.