Sala de ensayo
Hipatia de AlejandríaLa historia ignorada

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No todo está dicho. Aún falta que lo ganado en 206 años aproximadamente sea asimilado y enseñado en las aulas de todos los colegios para obtener mentes sanas, respetuosas y conocedoras de la historia ignorada, que se ha mantenido oculta hasta el momento. Las razones de este ocultamiento, lo más probable, se debió a que el reconocimiento y validación se les otorgaba solamente a los que usaban la fuerza para obtener dominio y respeto dentro de la sociedad.

No se puede pensar ni decir que la historia de las mujeres es un tema obsoleto, pasado de moda y que nada sirve para los tiempos actuales; si fuera así entonces estarían obsoletas las clases de historia en cualquier colegio, la filosofía ya no debería preocuparse por conocer y estudiar a Platón con su mito de la caverna, como también se debería restar importancia al dualismo cartesiano, en el que R. Descartes dividió los entes en res cogitans, el alma como sustancia pensante que no tiene extensión y en res extensa, la materia pensante. Esta visión marca la tradición del pensamiento hasta hoy. Para qué vamos a mencionar a Friedrich Nietzsche, ni los estudios vertidos sobre su asesinato de dios y otros temas.

La Historia de las Mujeres no se debe confundir con feminismo, movimiento loable que ha aportado la descentralización de los valores humanos, como también el reconocimiento del Otro. No porque sea Historia de las Mujeres significa Feminismo, si fuera así a la Historia del Hombre tendríamos que relacionarla con el Machismo. La Historia de las Mujeres no pasa por un tema de moda, no pertenece a la farándula, es una realidad que tiene un contexto histórico importante y no debidamente valorizado ni reconocido por la sociedad.

Como pienso que el párrafo anterior desmotivó al lector varón, me dirijo a ti mi Querida Lectora Virtual, para decirte que las primeras filósofas de Grecia fueron: Aspasia, Teano, Perictione e Hipatia de Alejandría. En aquella época las mujeres vivían completamente discriminadas; esta segregación era avalada por la opinión pública que difundía Aristóteles sobre la inferioridad del sexo femenino. Cansada de la situación (los esclavos también se cansaron de su esclavitud, pero ese es otro tema), la astrónoma Aglaonice de Tesalia, autora de tratados y profesora de ciencias naturales, protagonizó una de las primeras rebeliones femeninas. Además en los siglos V y IV a.c. en Atenas tuvo lugar un pequeño movimiento de emancipación femenina, el cual quedó escrito en Medea, de Eurípides, y en La República, de Platón.

Por el momento nos remitiremos a la filósofa Aspasia, quien formó parte de los círculos intelectuales y políticos, siendo una experta en retórica. Sus textos de ginecología y obstetricia fueron de gran importancia hasta el surgimiento de la obra de Trótula en el siglo XI. Se casó con el famoso ateniense orador y político Pericles, a quien le escribía los discursos, enseñándole también a hablar y desenvolverse en público. Fue maestra de Platón y Sócrates. Platón la menciona en sus Diálogos, pero quedó oculta por su condición, ya que la inteligencia no era apreciada como una virtud en la mujer. Como si fuera poco, fue procesada y juzgada por impiedad y libertinaje, pero gracias a la intervención de Pericles fue absuelta. Al morir su esposo a causa de una epidemia, Aspasia contrae nuevas nupcias y su rastro se pierde en la historia. Se le atribuyen los epitafios de Mexenen y Tucídides.

Como se puede apreciar es una biografía corta, pues las propias mujeres tenían que forjarse las circunstancias para desarrollarse como sujetos individuales y, cuando tenían formado un pequeño espacio propio, eran acusadas de cualquier delito. Para la filósofa Teano la vida no fue muy diferente, el matrimonio con el filósofo y matemático Pitágoras le aseguró el acceso a estudios y conocimientos que le permitieron escribir tratados sobre los poliedros regulares (que tienen varias caras, ángulos poliedros) y una obra donde formuló teorías sobre la proporción. Además en “Sobre la Piedad” hace una profunda reflexión sobre los números de acuerdo a la concepción. Después de la muerte de Pitágoras dirige a la comunidad, a pesar de que la escuela estaba destruida a causa de una rebelión que existió contra el gobierno de Trotona. Con la ayuda de sus dos hijas difundió los conocimientos filosóficos y matemáticos por Grecia y Egipto.

Desafortunadamente, nosotras, pequeñas mortales, aún no tenemos acceso a los contenidos de las obras mencionadas. Prometo que he buscado y buscado pero no he podido dar con el contenido, por el momento nos deberemos conformar con estas pequeñas pinceladas, hasta que un alma gentil y generosa nos permita entrar a las páginas de nuestras ancestrales amigas. De Perictioni, sólo se conserva un fragmento del libro titulado “Sobre la Sabiduría”, en el que habla sobre las ciencias. Debe ser interesante sumergirse por unos momentos en el pensamiento de estas mujeres, las cuales tenían un pensar puro, ingenuo, no contaminado como el que nosotras hoy en día poseemos. Pero el habitat en el que vivían no me atrae, demasiado frío y crueldad, volver a esa época sólo pasa por un acto romántico. Ahora leeremos la historia de una importante mujer, quien fue víctima de uno de los peores atentados contra la sophia (sabiduría).

Hablo de Hipatia de Alejandría. Nacida en el año 370 d.C. en Alejandría, ciudad de Egipto, creció en el culto ambiente alejandrino, donde otras científicas como las alquimistas María “la hebrea” y Cleopatra habían dejado su marca. De la madre de Hipatia no se tienen antecedentes, así que esta anónima mujer estuvo casada con Teón de Alejandría, ilustre matemático y filósofo, fue maestro de Hipatia, convirtiéndola en una gran mujer de ciencia y filosofía, algo inusual para la época, ya que las mujeres estaban destinadas solamente al hogar.

Teón tenía a cargo el museo, lugar dedicado a la investigación y enseñanza, esta institución había sido fundada por Tolomeo, emperador que sucedió a Alejandro Magno, fundador de la ciudad de Alejandría. El museo tenía más de cien profesores y alumnos que asistían periódicamente; Hipatia estudió aquí, y aunque viajó a Italia y Atenas para recibir cursos de filosofía, se formó como científica en el museo, permaneciendo en él hasta su cruel muerte. El historiador del siglo V, Sócrates Escolástico, se refiere a ella diciendo “la belleza, inteligencia y talento de esta gran mujer fueron legendarios, superó a su padre en todos los campos del saber, especialmente en la observación de los astros”.

Enseñó e investigó durante veinte años matemáticas, geometría, astronomía, lógica, filosofía y mecánica. Fue oficialmente nombrada para explicar las doctrinas de Platón y Aristóteles, además enseñó geometría, astronomía y álgebra. Diseñó el astrolabio plano, que se usaba para medir la posición de las estrellas, planetas y sol. Escribió aproximadamente 44 libros e inventó aparatos como el idómetro, el destilador de agua y el planisferio. Estudiantes de Europa, Asia y África acudían a sus enseñanzas sobre la aritmética de Diofanto. Su casa se vio convertida en un auténtico centro intelectual.

Dejemos que nuevamente Sócrates Escolástico la describa: “Consiguió un grado tal de cultura que superó con mucho a todos los filósofos contemporáneos. Heredera de la escuela neoplatónica de Plotinio, explicaba todas las ciencias filosóficas a quien lo deseara. Con este motivo, quien deseaba pensar filosóficamente iba desde cualquier lugar hasta donde ella se encontraba, pero a más de saber filosofía era también una incansable trabajadora de las ciencias matemáticas”.

Fue heredera de un conocimiento que pocas veces se vio tan engrandecido, pero los cristianos identificaban este conocimiento con el paganismo, por lo que quemaron y destruyeron todos los templos y centros griegos, obligando a las personas a convertirse al cristianismo, y quien no se convertía era asesinado. Hipatia se negó varias veces a convertirse como también a renunciar al conocimiento griego, a la filosofía y a la ciencia. Fue en la cuaresma de marzo del año 415 que monjes encapuchados y vestidos de negro la sacaron de su carruaje y la arrastraron de los cabellos hasta dentro de una iglesia. Bajo el liderazgo de San Cirilo y su mano derecha Pedro el Lector, la desnudaron y allí frente al altar y el crucifijo le arrancaron la carne de sus huesos con pedazos de ostras afiladas. Después la despedazaron, arrojando finalmente el cuerpo mutilado a las llamas.

De este cruel asesinato en nombre de dios, Sócrates Escolástico escribe:

“Todos los hombres la reverenciaban y admiraban por la singular modestia de su mente. Por lo cual había gran rencor y envidia en su contra y porque conversaba a menudo con Orestes y se contaba entre sus familiares, la gente la acusó de ser la causa de que Orestes y el obispo no se habían hecho amigos. Para decirlo en pocas palabras, algunos atolondrados, impetuosos y violentos cuyo capitán y guía era Pedro, un lector de esa iglesia, vieron a esa mujer cuando regresaba a su casa desde algún lado, la arrancaron de su carruaje, la arrastraron a la iglesia llamada Cesárea, la dejaron totalmente desnuda, le tasajearon la piel y las carnes con caracoles afilados, hasta que el aliento dejó su cuerpo, descuartizan su cuerpo, llevan los pedazos a un lugar llamado Cinaron y los queman hasta convertirlos en cenizas”.

Orestes informó del asesinato y solicitó a Roma que se iniciara una investigación, pero luego renunció a su puesto y huyó de Alejandría. La investigación se posponía por falta de testigos y más tarde San Cyrilo fue canonizado y elevado a la categoría de santo. Duele enterarse que por un afán de dominio y fanatismo religioso, mueran personas de gran inteligencia, que han aportado al desarrollo y evolución del pensamiento y de la ciencia.

Con el asesinato de Hipatia en manos de los cristianos, se termina la enseñanza platónica en Alejandría y en todo el Imperio Romano, pero no mataron solamente a una persona, mataron a la primera matemática y filósofa mujer de la historia, y a la más notable intelectual de su época. Hipatia pagó con su vida el amor a la sabiduría y a las ciencias, al no someter sus principios a una fe que no respondía a sus ideales y conocimientos, además vivió en un mundo en el que las mujeres no podían hablar en las asambleas ni en los lugares de culto destinados exclusivamente a los hombres. Aun así trasgredió las normas para entregar su gran aporte a la sociedad.