Letras
Poemas

Comparte este contenido con tus amigos

Entre el ser y su reflejo: si te distraes, perdés...

“Los paraísos inmóviles no pueden prometer
más que un eterno aburrimiento...”.
Simone de Beauvoir

Que hace él ahora que lo sabe;
Acaso no lo sabe / ¿lo sabrá?
Ser entre las dormidas avenidas de Occidente;
o entre las sabanas pulidas del Oriente.
¿Qué diferencia al mono de una rana?
Acaso llegue ella primero / “quien ríe al ultimo,
ríe siempre mejor”. De todos modos;
él buscará entre los juncos de la izquierda
sólo porque las grullas se demoran derechas.
Paradojas de la vida cotidiana,
la mirada del otro es la que nunca calla
aunque los ojos de él desgasten las pupilas.
Arrugas en la frente y costras en los codos;
¿Por qué será que salta con los brazos en jarra?
En la inútil percepción de los detalles / ceñudo
y compadrito se demora puliendo soledades;
un carrusel, un arco iris y una nube de algodón
anunció la gitana / ¿la suerte o su sombra lo aconsejan?
Ya se muere la tarde y el sol se quedó sin propinas.
Ahora, si se demora en los huecos de la noche,
¿quién contará las pecas a la luna?

 

Seico de versos hipotéticos

“...Así las sensaciones de este mundo;
los cantos subjuntivos...”.
César Vallejo

I

Tal vez fagocite el espejo la cotidiana sed
de lo prohibido y exploten inusitados
los cristales. Dónde fueres, sin reflejos, sin sombras
pletórico de ausencias / inmune...

 

II

Es posible que expelan estrellas las entrañas
sobre un desierto de alegrías sonámbulas;
que un dromedario sediento/ ¿un demiurgo?
rasguñe la placenta de los átomos
hasta que se haga la luz de otro principio.

 

III

Y allí donde pernoctaren las nostalgias,
un hueco abierto al alba / pretérita expresión
de razones imperfectas, abisme el llanto de los ciegos.
Y las lombrices quizás repten cristalinas.

 

IV

Se prohíbe en el reino de los cielos
colgarse en las ramas de un paraíso/¿y qué
si Adán y Eva no hubieran comido la manzana?
Un absurdo sofisma como absurdo es el mundo.
Absurdas las preguntas y responderlas absurdo.

 

V

Entramos y no entramos. Somos pero tampoco;
aguas arriba, vidas abajo / un murmullo impertérrito.
Piedras en la orilla y en el fondo piedras;
sobre la turbulenta calma el tiempo se demora.

 

VI

Sus dedos escarban la corriente y entretanto,
es probable que las benditas sirenas / allí donde estuvieren,
hayan mutado de ángeles caídos. Sin arpas; sin apéndices.
Sólo un concierto de escamas rutilantes.

 

A (omní) modo mío

“...Hay horas, horas, horas, en que estás tan ausente
que todo te lo digo...”.
Jaime Sabines.

Ahora no.
Me brota la desidia entre los dedos
la calle cruje
una caverna de murmullos eléctricos
mecánicos y cruje
Mis pies se refriegan hambrientos
en esas horas
paridas de pie un otoño
alumbrada con tus ojos
Ahora que no estás.

Esta esquina
con tu sonrisa en la vidriera
hasta mañana la dibujo
Subo el cordón de la vereda
con esas manos tuyas
en mis caderas
Sin pudor las presiento
me contengo las imagino palomas
tal vez sea el día toda la noche.

Sin tiempo.
Tu voz es una sílaba pendiente
la devanan los husos
cilíndricos los sueños
ovillada en tu pelo.
Te a... mojada modelada
mohína la tarde mohosa
mordiendo momentos
Sin tiempo te amo.

Me senté a esperar
sobre la orilla corazón del río
Demoré las palabras cotidianas
Ahora —te amo— que no estás
—vendrás— sin tiempo
Recogí colores de piedra
cangrejos rengos en los tobillos
Enhebré pececitos
con nudos de mi espalda
algas azules entre las piernas
Me eché a dormir
sobre la orilla piel de tu ausencia

Ahora que
sin tiempo —no estás— te amo
Te amo ahora
—que no estás— sin tiempo
sin tu voz, tus manos tus ojos tu sonrisa
en la vidriera
recuerdo tu recuerdo.
Iluminada
de palabras que digo —sin tiempo— y
se trata sólo de decirte
todo —ahora— que no estás
porque vendrás
—te amo—