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Nuestros rincones interiores

Nuestros rincones interiores
son nuestros pequeños grandes y ausentes muertos,
son la gente que camina anónima por una calle también anónima,
somos nosotros mismos que caminamos por esa calle y nos convertimos en transeúntes anónimos
para esa gente,
            son nuestra casa perdida,
nuestra infancia de jazmines
nuestras pasiones humanas simples o complejas,
            son el lugar donde habitamos y nos habitan día a día
son nuestra propia ausencia
el alejamiento de nosotros mismos,
donde nos guarecemos
donde nos escondemos para llorar los ríos helados del alma.

Es el lugar desde donde giramos.

 

Somnolencia

Voy por este camino
amarrada a mis propios sueños
               que sueño en vilo día a día
despierta muy despierta,
pero dormida.

 

Preguntas a la calle

¿Quién será esa mujer que acaba de pasar a mi lado?
¿Qué estará sintiendo
            y pensando?

Y quién seré yo
mientras el señor de la mesa vecina me observa
y piensa
               ¿quién será esa mujer que escribe
                             mientras yo me pregunto qué piensa?

 

Inicio

Volvamos al mundo como si recién hubiésemos nacido,
sin memoria ni espíritu ni pasado
vírgenes, amante, vírgenes ambos,
sin el fin pegado a los ojos al levantarse
y la duda recostada a la espalda
antes de apagar la luz para dormir.

Mis ojos y espalda piden la nada,
un hombre sin historia, de vida reciente,
tan reciente como de unos segundos,
que nazca
justo al minuto de voltearse
y mirarme.

 

Tangencial

Sólo conoces de mí
la falsa sonrisa
la pendular alegría
la soledad concurrida
la legitimación del comportamiento
los escrúpulos a los que nos adscribimos
para ser parte de la sociedad,
la plena conciencia.

Por eso,
hace falta una convocatoria a conocer de mí
el silencio y la ausencia,
la colección de calamidades
la fugacidad de unos ojos y unos labios
la asfixia por el llanto
la muerte en nuestras manos
el seguir en pie por cansancio y no abrir la ventana que nos libera,
las goteras
el nombre que se omite
los fantasmas que se alojan
el despertar en enero
el terrible amanecer de cumpleaños
mi voz ausente cuando prefiera el silencio.

 

Ajena

Me siento como la punta de un lápiz
sin punta
soy barro poblado por las hormigas
moldeado por las manos de un mago
que saca y saca conejos, abejas y mangos
de un zurrón
para alimentar a otros,

me oigo cacofónica
no tengo nombre
de día sólo duermo
el sueño de los vagos
soy noctívaga
alma errante que baila
en la luna nueva de la vida
en la que no existo,

estoy,
no estoy,
sólo deseo ser