Que las horas
me acerquen
al alivio del sueño
Girondo
Que el ronroneo de las palabras
Que su tintineo de abecedarios
se duerma en mi soledad de atardeceres y domingos
(de infamia y tedio que me inunda sin apagar ninguna sed,
es pronunciar tu aliento)
Que el alivio sólo llegue con palabras y no con sueños
Que los sueños sólo jueguen su mirada en la pasión
(de mi deseo y mis sentidos y este amor sediento,
es una angustia constante)
Que el deletreo de un nombre
—tu nombre—
no me deje las manos en los ojos
que las palabras
no tranquilizan, no curan
no adormecen, no matan
, no me reciben en su alivio
y aunque no tenga alivio
Que se detengan un poco en ese suspiro
Que las palabras no me obliguen a esconderme
bajo la cama
adentro del closet
atrás de una cortina que me ovilla gato
en el seno de esas frases tachadas
Que las palabras sin lluvia
—pero si sólo busco su alivio—
me reciban sin sombrero y sin acentos y sin mayúsculas
Que no se deleiten en domingo
Que se quiten la mugre de las uñas
Que el alivio engañe a las horas
y a las canas y a las miradas y a todas esas cosas
completas
Que no me cubren y sólo me calientan los pies
más o menos, no mucho
pero ahí dice
abajo
Que hay alivio
Ah, qué linda sorpresa: hay alivio
es la sábana tibia que me cubre los pies
(uno de mis pies tiene raíces de una planta,
es un pasado imborrable)
Afuera de los paréntesis tampoco recuerdo nada
ahora me doy cuenta
Mis dedos apachurran las letras como si fueran un saquito de té
Que el té
Que el tú
Que el no tenerte
Que tu ausencia es demasiado para
—no me mires así cuando te hable de tu ausencia—
creo,
demasiado para una palabra que tiene los pies fríos
Que las palabras apenas sirven
y las tomo a cucharaditas para dormir
para defenderme de una sola letra
y no sentir y no ver y no leer
la gran G que traes en la frente
Que las horas me acerquen al alivio del sueño
Que el alivio sólo llegue con palabras y no con sueños
Que los sueños sólo jueguen su mirada en la pasión.
Pensando en tu boca
una boca cubierta de barba blanca
de barba azul en la pasión
y de pestañas
en algunos besos
y en algunos textos,
—que son más deseos que textos, que son como pestañas arrojadas—
o cartas
o que tantas cosas y palabras y caricias
y el amor es color morcillo
en la ternura de tus delgados labios
y en algunos sueños
En algunos sueños creo reconocerla ¿sabes?
Creo reconocerla más por tu mirada
o por tu nariz
o por tu aliento
o por tu ser de mil amantes y de siete suelas
más que por ser barba blanca
Que por ser barba blanca
termino creyendo
que beso pestañas,
perdón,
que beso deseos al besar tu boca.
Pensando en tu boca
tengo la seguridad
que si no fuera de barba blanca
no podría siquiera pensarla.