Sala de ensayo
Emilio Díaz ValcárcelEmilio Díaz Valcárcel: la búsqueda del fondo del dilema puertorriqueño

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La producción de Emilio Díaz Valcárcel es, sin lugar a dudas, un buen ejemplo de la literatura puertorriqueña contemporánea, cuyas bases creadoras no se apartan de los temas sociales del Puerto Rico de hoy y de ayer. Desde muy joven Díaz Valcárcel descubre su vocación de escritor y junto a ella también descubre un sin número de inquietudes que le afectan a él y a su querida Borikén. Después de servir en el ejército de los Estados Unidos y participar en la Guerra de Corea, Díaz Valcárcel regresa a la Universidad de Puerto Rico donde descubre un determinismo social y psicológico fatalista que lo impulsa más adelante hacia las letras, vocación que le nace del ser. En ellas se encuentra un modo de expresar denuncia social que le preocupa. Él recuerda el impacto que ese determinismo le causara:

...me hablaron una y otra vez de lo chica de mi patria, midiéndose allí todas nuestras posibilidades creadoras por medio de estadísticas, de números, de porcentajes; el determinismo económico parecía dar pautas en el Colegio de Ciencias Sociales; me aturdieron; tenían ellos “pruebas” concretas para justificar la colonia, para perpetuar el gobierno de los norteamericanos en mi país” (Casanova 174).

Con tal desilusión, Díaz Valcárcel se apoya en la escritura adonde afluyeron sus ideas e inquietudes con gran acierto y originalidad. Comenzando con su gran novela Figuraciones en el mes de marzo (1972), que le hizo segundo finalista del Premio Biblioteca Breve y ganador de una mención honorífica en el certamen Seis-Barral, así el escritor se incorporó en el “boom” literario hispanoamericano, comparándose con otros grandes escritores del género.

En Figuraciones..., Díaz Valcárcel se dedica a exponer el problema existencial de la sociedad puertorriqueña a través de la realidad subjetiva y sicológica de un escritor intelectual puertorriqueño que se traslada a Madrid en búsqueda de su identidad nacional, personal e individual dentro de la sociedad a la cual pertenece, presentándonos aquí el problema puertorriqueño a través de una analogía de su propia vida e individuo durante su etapa como “fellow” del Instituto Guggenheim. En su afán de esa búsqueda, Eddy Leiseca —protagonista de Figuraciones...— se muda a Madrid con la idea de poder entender su sociedad desde un punto de vista distante. Cree en la idea de la objetividad distancial como método de alcanzar el entendimiento de su ser y de su sociedad.

Eddy Leiseca se caracteriza por la alienación de su personalidad, que está también fragmentada. Reconoce que en su patria se debaten muchos problemas que afectan su visión de ciudadano ante el mundo y cree saber la solución a esos problemas, pero su cobardía lo impulsa a huir de los problemas con la esperanza de aclarar sus ideas y volver cuando pueda ayudar a resolverlos. Lo cierto es que muy dentro de sí mismo, Eddy no sabe cuáles son los problemas reales, ni siquiera puede definirse como individuo ni como ciudadano. No sabe ni puede siquiera describir o definir su sociedad porque se encuentra alienado dentro del mundo exterior y dentro de su mundo interior.

Eddy tiene una esposa, actriz de teatro, que también vive en su propio mundo de fantasía centrado en el teatro. Inconscientemente de que niega el asunto principal y existencial de la novela, para ella no hay lugar para preocupaciones existenciales porque todo lo necesario está provisto a través del teatro. Su personalidad está también alienada, pero es una alienación fantástica, resultado del mundo teatral en el que vive. Esa alienación de su persona la transmite a otros en forma de pseudo-locura. Pues, muchas veces parece vivir en un mundo irreal en el cual no se percata de la realidad del momento actual, ni puede ni siquiera interactuar lógicamente con los otros personajes. Reiteradas veces parece sufrir de un autismo voluntario en el cual se aísla dentro de su mundo de colores y fantasía.

La trama de la novela se desarrolla mediante la presentación de fragmentos literarios y extraliterarios: cartas de familiares, recibos de pago, fragmentos de un diario, fragmentos de poemas, párrafos extraídos de otras novelas, citas de escritores y otras personalidades del mundo literario real y, también, del no literario, páginas de un calendario, etcétera. Estos fragmentos son parte de la vida exterior e interior del personaje principal, Eddy; son símbolos de su estado existencial. Son la representación de la fragmentación emocional que corroe a Eddy Leiseca.

Finalmente, Eddy no resuelve su dilema existencial. Con la meditación en sus problemas, sólo consigue retazos de lo que podría ser la “solución”, sólo que ella misma no se manifiesta, no se concreta, terminando él en pura desilusión.

En 1978, Díaz Valcárcel publica la novela Harlem todos los días, cuya inquietud existencial y temática siguió la línea mental de Figuraciones... (1972). En Harlem..., al igual que en la mayoría de su obra literaria, sale a relucir el tema patriótico: su situación política, económica y social. Indudablemente, como escritor perteneciente a la Generación del ‘40 en las letras puertorriqueñas, Díaz Valcárcel se enfoca hacia la exploración del tema social, aunque esto requiera cierto grado de sacrificio estético de parte de sus obras, estética que por pertenecer al “boom” literario no olvida en ningún momento.

Por lo tanto, en Harlem... se combina el tema social con el estilismo de una obra literaria. De hecho, este aspecto de la novela es interesante, y uno de los motivos para estudiar de esta novela a fondo, tanto desde el plano histórico como literario. Otro punto de interés para su estudio es la perspectiva desde donde el escritor enfoca el tema social en esta novela. Al igual que en su novela anterior, Figuraciones..., el escritor enfoca el tema social del exilio puertorriqueño, pero esta vez a través de los ojos de un campesino y no un intelectual. El exilio también se ve afectado por el cambio de la circunstancia espacial; pues, no ocurre en la madre patria, sino el barrio latino de Harlem, en la ciudad de Nueva York. En esta novela, el protagonista se refugia en el “barrio” en busca del sueño americano, porque como él mismo dice: “las cosas están más malas en la isla y no hay que ‘comel’ ”. Junto al traslado de perspectivas espaciales, se une la innovación artística del escritor, la cual utiliza ingeniosamente para hacer simultáneamente de esta novela una obra artística y social.