Editorial
Etiquetas

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Un hombre se levanta en la mañana y se va a un camino cercano con la intención de caminar hasta una ciudad que está a trescientos kilómetros de distancia. Se da cuenta de que una empresa así le llevaría varios días y recurre a una herramienta: un medio de transporte. Ya con el vehículo, tras avanzar unos cuantos kilómetros tropieza con una intersección y duda. Recurre a una segunda herramienta: un mapa. Llega a su destino en unas pocas horas.

Se sabe que el hombre creó las herramientas para extender sus capacidades. Un vehículo extiende su capacidad de moverse y un mapa extiende su vista. El hombre no tiene la capacidad de recorrer largas distancias en unas horas, pues está limitado por la velocidad que le conceden sus piernas y su resistencia al esfuerzo. Tampoco tiene la capacidad de divisar un objetivo que se encuentra a trescientos kilómetros ni de ver lo que se encuentra al otro lado de un obstáculo. Para resolver ambas limitaciones podría decirse que el hombre necesita el don de volar y el don de la clarividencia, pero como —al menos por ahora— éstas son capacidades irreales, se vale de vehículos y mapas.

¿Qué capacidades extiende una computadora? Muchas, pero todas se pueden englobar en la capacidad de razonar. Un hombre que usa una computadora para diseñar un portal en Internet está tomando un atajo para llegar al objetivo de comunicar ideas a miles de personas, que luciría desproporcionado para las capacidades comunes de cualquier ser humano desprovisto de herramientas.

Internet está virando al universo de la etiqueta. A diario se producen contenidos que se conectan entre sí mediante etiquetas. Esto que usted lee en este momento podría representarse con la etiqueta editorial, pero también con la etiqueta herramienta, o con la etiqueta etiqueta.

Las etiquetas extienden una de las capacidades más importantes del ser humano: la de representarse a sí mismo conjuntos de objetos con ideas generales. Cuando se piensa en Romeo y Julieta, cada quien tiene una idea en su mente de lo que representa esa idea general: los amores contrariados de una pareja de jóvenes pertenecientes a familias en pugna. La idea que usted tiene de esta obra podría incluir otras etiquetas: amor, injusticia, veneno. Pero usted no necesita recurrir a tales etiquetas cuando piensa en Romeo y Julieta, porque Romeo y Julieta es una idea extendida que ya funciona, ella misma, como etiqueta.

Sin embargo, la etiqueta no es la herramienta definitiva. Cuando creamos un contenido y le asignamos una etiqueta, estamos añadiendo al proceso de construcción del contenido un paso que no tiene correspondencia con el proceso equivalente en el mundo real. Bajo nuestra estructura de pensamiento, el cerebro, ayudado por el contexto cultural del individuo, interactúa con las ideas complejas asignándole a éstas ideas más o menos generales que permiten a la memoria recuperar y relacionar contenidos cuando sea necesario.

En la Internet contemporánea, la asignación de una etiqueta a un contenido conlleva la innecesaria racionalización de ese proceso. Al ser éste un proceso subjetivo, un mismo contenido puede llevar adosadas varias etiquetas, cada una asignada por un observador distinto. Así, la utilidad de la etiqueta queda reducida en la gran mayoría de los casos al contexto cultural de quien la asigna. Nuestra relación con el mundo hace que la asignación de etiquetas a contenidos en la red tenga un peso marginal para definir tales contenidos.

¿Podemos volar, ver lo que está tras un obstáculo? No, y por eso hemos creado vehículos y mapas. Si algún día adquiriésemos tales habilidades, estas herramientas podrían ser desechadas con toda confianza, o relegadas a circunstancias muy específicas. ¿Podemos tener una idea general de cualquier contenido en la red? No, y por eso tenemos las etiquetas. Pero cuando con ayuda de las computadoras sea posible construir índices más complejos que los actuales, que no se limiten a la categorización de los contenidos, sino que vayan hasta la relación —algo hacia lo que apunta la noción de inteligencia artificial que tenemos hoy en día—, desecharemos las etiquetas y dispondremos de una herramienta que realmente extenderá nuestra capacidad de razonar.