Araya
Azul de mar
entrelazado
con el fulgor rojizo de la montaña
salinas tornasoles
naturaleza retorcida
bajo el peso de la inclemente brisa
arcilla moldeada
con manos sabias de ancianas centenarias
infantes acosando traslúcidos cangrejos
que se ocultan en
oscuras autopistas bajo la arena
alcatraces y tijeretas
compitiendo en danza sincronizada
sobre el mar.
Y el mar con su rugido eterno
de golfo desgastado
se escuda entre las piedras
y yo, solitaria en mi ausencia
me oculto entre velámenes
que esperan la hora de partir.
El boquete
Amanece en el boquete
los peces huyen en cardúmenes
para evitar el garfio
del pescador asesino
pasos, trotes
de caminantes silenciosos
aroma de mar
y de axilas húmedas
olor de juventud
y de vejez.