Editorial
Ha muerto el libro; larga vida al libro

Comparte este contenido con tus amigos

Las herramientas de la modernidad inauguraron la idea de la muerte del libro. La posibilidad de transmitir contenidos sin un soporte físico, así como la facilidad para reproducirlos y modificarlos, deslumbraron a los primeros hombres que entraron en contacto con la nueva realidad, haciéndolos sentenciar al libro, o más concretamente al libro impreso, como un artefacto caduco y costoso.

Hoy sabemos que el libro impreso marca la pauta del futuro libro digital. La tecnología tradicional que trajo a nuestras manos el libro como un conjunto de páginas unidas por uno de sus lados ha dejado en nosotros la huella de su experiencia: hasta ahora, la resistencia al libro digital va unida por lo general a la idea de que un libro no es sólo sus páginas, sino también la textura, el olor y —quizás lo más importante— la portabilidad del accesorio.

La necesidad de mantener esa experiencia es el elemento determinante para que la realización del libro digital, en lugar de desplazar a la tecnología tradicional, tienda a emularla agregándole nuevas características que terminarán, como jamás lo sospechamos, en crear una nueva tecnología que incluiría todo lo que ya teníamos de la tradicional, pero que además concentraría todo lo que le hacía falta.

Si pudiésemos representar un libro como un sistema de coordenadas, la extensión del eje X estaría determinada por el soporte en el que están agrupadas las ideas que componen el libro, mientras que la del eje Y sería indefinida, e incluiría las ideas que produce el libro en la mente de todos sus lectores. El libro es un objeto singular que puede encerrar en sus páginas una vasta multiplicidad de objetos y, además, al mezclarse con la mente de cada lector, el poder de crear otros nuevos.

¿Son los best-sellers contemporáneos los últimos exponentes exitosos de una tecnología que mutará hacia otra con características reforzadas? Es posible que así sea, y que la respuesta concreta aparezca apenas en unos años. Entre tanto, en este Día del Libro dispongámonos a rendirle tributo a este sistema de coordenadas que hace infinitas las ideas de los hombres.