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Falleció la escritora venezolana Elizabeth Schön
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El pasado 15 de mayo falleció en Caracas la poeta venezolana Elizabeth Schön, considerada una de las más prolíficas creadoras literarias de Venezuela. Nacida en la capital venezolana en 1921, Schön fue Premio Nacional de Literatura en 1994, por el conjunto de su obra, y Premio Municipal de Literatura 1971 por su poemario La cisterna insondable.

Natural de la parroquia Altagracia e hija de María Luisa Ibarra del Fino y Miguel Antonio Schön, estuvo casada con el libretista, publicista e inventor Alfredo Cortina (1903-1988), autor de la primera radionovela venezolana y de la primera serie radial de suspenso.

La autora escribió una extensa obra a lo largo de toda su vida. En una reciente entrevista con el diario El Universal aseguró que comenzó a escribir a los cuatro años de edad y se mantuvo haciéndolo hasta sus últimos momentos, a pesar de haber sufrido un accidente cerebro-vascular.

Monte Ávila editó una antología poética de Schön en la que se incluyeron trabajos correspondientes a sus libros En el allá disparado desde ningún comienzo (1962), El abuelo, la cesta y el mar (1965), La cisterna insondable (1971), Mi aroma de lumbre (1971), Casi un país (1972), Es oír la vertiente (1973), Incesante aparecer (1977), Encendido esparcimiento (1981), Del antiguo labrador (1983), Concavidad de horizontes (1986), Ropaje de ceniza (1993), Aún el que no llega (1993), Árbol del oscuro acercamiento (1994), Campo de resurrección (1994) y La flor, el barco, el ama (1995). La selección de los poemas fue realizada por la autora junto a la prologuista Luisana Itriago.

En uno de sus últimos libros, Visiones extraordinarias —presentado en octubre de 2006—, relató sus experiencias de contacto con Dios. “Eso que está allí es verdad. Yo estaba sentada en esta silla, tenía al lado una estrella y cuando me volteé tenía al otro lado otra estrella. Yo tenía los ojos abiertos, porque no quería que fuera fantasía sino realidad. Me vi parada sobre una enorme hoja de zinc y me dijeron: Tú estás en el presente, en el futuro y en el presente; en lo infinito y lo finito. Yo no tenía miedo, y de pronto volví a mi cama otra vez”, relató.

Fuente: El Universal