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Poemas

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Tú deberías conocer a Hölderlin

La caricia de la flor en agua de ojo arrancada de su sombra
Y de su muerte que mira en su ausencia habitada
Tal vez podríamos cortar las ramas invisibles que nos atan
Al canto de la noche y volver
Como bajo el dedo del sol desnudo al fondo del lago vacío
Que lleno de peces relata su viejo murmullo apasionado

La yerba amarilla resplandece la voluptuosidad del amor
Enterrado junto a la sombra de un caballo
Esta hierba arrancada por la luna filuda pudo haber soportado
El sueño de los amantes trémulos
Nuestro paso áureo en éxtasis apretados sofocados alternándonos
En estaciones carcomidas por palabras

Tu cabellera extendida sobre el mar no podrá hundirse
En la caída vertical de las aves —que es como la palabra
La melancolía de tu pelo reflejado en las gordas nubes
Que suenan a antiguos metales golpeados en pérfidas batallas
De mitos muertos

El viento nos rodea con el cuero celeste del grillo
Trepado en el tronco
Una hoja verde cae en su ebrio naufragio sin estrellas
Los secretos cisnes se acercan con la luz encendida de las calles
“¿Dónde están los mitos?” —Me preguntas
Y en el lago vacío donde se reflejan los viejos amores
Que vagan sin olvido
Un anciano está sentado sostiene una caña dorada
Tranquilo muy tranquilo —Ahí está el mito —Te contesto

 

Sueño de la Arcadia

Sales de las aguas de los siglos de la poesía
Por los bosques de Arcadia encuentras una ventana
Los vientos más fuertes y veraces se consumen en el vidrio
Y un caballo duerme en la ventana y dice:
            “Este papel no me corresponde
pero el invierno ha sembrado un árbol en mi mano
y mi habitación es un prado verde donde viven los ciervos”

El animal es triste
La cruel llamada de los vacíos
La flaca mirada del tiempo no habrá de inmovilizarlo
            Ante las costillas del buey
Lento es el acecho del león sobre la carne de la noche
             “Pero la sangre se borró en el invierno
y ahora soy el que busca entre macilentas pajas
algo equivalente a aquellos largos resplandores”:
            Las palabras
Sólo las voces que se pierden en el balido desolado
Sólo las voces
De los amantes que recogen los vestigios de la luna

Ahora caminas en la tierra invernal
Noche sobre página noche sobre ojo
Construyendo una ciudad un río un templo
Y caminas como un pájaro sin alas sin anteojos
Tu cuerpo de septiembre que florece ramas hojas flores
Pájaro plomo bala máscara que ríe cae serpentea polvo
Cuerpo ametrallado
Relinchando esquivando resbalando golpeando endilgando vol-
Teando entre las ramas vivas de un templado bosque
Comido por termitas pardas

El viento frota tus deseos
Escupes bestialmente esa angustia y la niebla se lo traga:
             “Hoy he visto la sombra del Paraíso
Una luz de neón en el mar de la noche las pestañas
            De Elanor y ebrio en las calles del Centro
Me arrojé a las calmadas aguas de un sueño”:
Era un grillo con un amor ingénito buscando a la luna
Era todos los hombres queriendo encontrar el arcano
            Lenguaje del tigre
Era un caracol descansando entre los olmos bajo un sol muerto
Era todos los hombres queriendo encontrar el camino
            De los viajes nunca soñados

 

Perpetuidad de los símbolos

En la delicada rama del árbol un pájaro negro
            Piensa en la muerte
El oscuro aire de las calles rompe su duro silencio
Y en el viaje de las palabras
            Donde no hay regreso
A veces surge una visión que te arroja por cauces destruidos
            En una primavera
Un denso olor animal se arrima junto al abismo de pinares
Donde el salvaje unicornio
            En medio de las palabras
Tiene un sueño delgado como una larga cabellera de mujer
            Enarbolada
Son azules los cabellos de la mujer que llora en el puente
Sin mar
Pero ella tiende sus manos en este mar dormido
Recoge blancas lunas como peces surgidos de otro sueño
Parpadea en el encumbrado horizonte de un lamento se silencia
Me mira nunca dice nada

Y el viejo amante de la luna dónde está?
Como una piedra que cae en el agua y crea movimiento
Hunde los dedos en las costillas rotas de un poema
            Nacer para morir decían antes

Pero quién anda a tientas y es amigo del mar en el invierno?
Una araña cae en el ojo de la tarde y es el otro ojo
            Que mira el sueño

Los vientos en los árboles sólo deshacen tus palabras
La serpiente se arrastra en el filo del poema
            Y en medio del ballet de agua
Un ciervo blanco dormita ebrio bajo las moscas

Todos vuelven a decir que es el círculo de tiempo
            Que el viento desteje en la hojarasca
Difícil es la palabra también para los dioses
Y el gris se rompe
            Cuando vuela un pájaro de cristal

Bajo la sombra de la noche
Un delgado mar brilla en el ala de una cigarra
Como labios enamorados el esqueleto de los sueños susurra
            Un poema en la corteza de los árboles

Pero ya quiero romper la rama en la calmada sombra del cuerpo
Esa extraña imagen que en el desgano llaman la muerte
Porque la muerte como el silencio es sólo imagen
            Imagen de la nada