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“Diario”, disco de Cultura ProféticaArs erótica convertida en canción por Cultura Profética

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Antes que nada, debo advertir al lector que Cultura Profética es un grupo musical nacido en Puerto Rico. Su música es una nutrida conversación que va desde el reggae hasta otros géneros musicales como el bossa nova y el drum and bass, entre otros. Asimismo, pueden escucharse en sus letras reflexiones sobre la historia borinqueña, la lucha social, críticas hacia el gobierno estadounidense, además de exaltación de la naturaleza y su preservación; canciones amorosas y eróticas. De las cuatro producciones que poseen, quizás el más variado en cuanto contenido temático es Diario, disco con trece canciones, y en el cual, por primera vez, aparecen letras del género erótico: “Donde no alcanza mi verso” y “De antes”.

En primer lugar hay que tener en cuenta que en ambas canciones amor y erotismo se conjugan, hundiéndose con cargas de sensaciones y sensualidad. El amor, lo ha dicho Guillermo Sucre, es libertad, ambición, pasión y necesidad del otro, ese otro, en este contexto, es la mujer; comenta Octavio Paz: “Es una mujer, la morada terrestre del hombre, la diosa de pechos desnudos que sonríe a la orilla del Mediterráneo, mientras el agua del mar se mezcla al sol; es Xoxhiquetzal, la de la falda de hojas de maíz y fuego, la de la falda de bruma, cuerpo de centella en la tormenta; es Perséfone que asciende al abismo en donde ha cortado el narciso, la flor del deseo”. Poesía, amor y mujer se cruzan, existe ansiedad inspirada por el otro. Dice la canción “Donde no alcanza mi verso”:

Quisiera habitar en tus piernas
Creciendo como una hiedra en ti
O navegar mil leguas quisiera,
Fijado en el timón de tus caderas.
Caminar la llanura
Que allá en tus ojos encuentro.
Bañarme de tu cuerpo quisiera,
Andar las costas de tu cuerpo entero.

Es evidente que el cuerpo de la mujer engendra pasión y deseo, son ambiciones que la voz poética nos canta, es reconocer la existencia del uno en el otro, la unión de dos entes en un recorrido por ese cuerpo. Las imágenes presentes en el texto nos dan la idea de necesidad: “Quisiera habitar en tus piernas / creciendo como una hiedra en ti”.

Cultura ProféticaEn la canción “De antes”, la mujer se convierte en materia para hacer música, es ella el centro de atracción de la voz cantante, es su inspiración en este caso, leamos: “tus colores pintan mi canción / y mi guitarra se convierte en ti / acaricio tu cabello intentando acordes al azar / y regalas notas tan dulces que me inspiran a cantar”. La música es tan bella como la mujer, podría ser un acercamiento a esta letra, es inspiración como diría Carlos Silva: “Sólo dos temas pueden conducir a la creatividad: Dios y la mujer. La mujer, en suma, es donde el arte brilla por una vez, con luz ajena. El sólo hecho de tomar como tema a una mujer, de inmediato apunta a la mujer y, por tanto, a todo lo que somos”. A todo lo que somos, porque es la mujer quien da luz, da vida al hombre, es ella la divina tentación por la que pecan los hombres.

Volviendo a la primera canción, la voz poética continuamente nos canta: “Quisiera llegar a donde no alcanza mi verso”, las palabras no son suficientes para decir lo que siente, quiere realizar ese deseo que le inspira el cuerpo de una mujer, los versos no bastan para imaginar sus más profundos sueños: “Mil canciones de noche engendro, / pero antes que cantarlas quisiera / andar las costas de tu cuerpo entero / llegar donde no alcanza mi verso / tu cuerpo imaginar no es suficiente”. Entonces está claro que los versos no son más que puras palabras, no son hechos, mucho menos documenta la realidad de este contexto, es puro surrealismo: “Mi mente surreal no es suficiente”, dice la canción.

Otro aspecto interesante de ambas canciones es que expresan sentimientos y pensamientos, y a esto se reduce al lenguaje, por ende, al habla. Canta la voz poética: “Quisiera practicar el lenguaje / que no se habla ni es silencio. / Hablarte en otro idioma quisiera, / decirte así lo que no puedo en verso”. Un lenguaje no hablado es un lenguaje de tacto, es el sentido animal del hombre, no hay palabras ni silencio, hay percepciones, signos, símbolos, podría ser un lenguaje de unión, es el idioma del amor: miradas, caricias, olores, sudor... el acto erótico y carnal en vivo, es el sentir que la voz poética desea convertir en realidad, que traspase sus versos, las palabras, cualquier otro idioma hablado, cualquier poesía. Es decir, la concreción del deseo íntimo.

En fin, en ambas canciones, “Donde no alcanza mi verso” y “De antes”, el ser amado de la voz cantante está más allá de lo que puede llegar a tener éste, o quizás esté cerca de una conquista del otro. Pues, son sueños y deseos que incluyen cierta sensualidad y erotismo. Lo que propone Cultura Profética no es más que enseñarnos que a través de las palabras la exaltación del cuerpo femenino es un vaivén de horizontes que explorar, es arte puro y concreto, que lleva por nombre todas las creaciones divinas y naturales de Dios, es cielo y tierra, viento y marea, vida y muerte... como propone Octavio Paz: “La mujer abre las puertas de la noche y de la verdad”.