Cuando
Cuando atardecer le habla al oído
presiente
la dicha del amor
el posible desayuno
el ceibo en flor
la margarita que diga sí.
Ella llega de la pena
del silencio tajeado
del vuelo que no
espera que la noche descuelgue
su misterio
su secreto.
Sacó
Sacó su nombre del otoño
posó sus labios en el abandono
al que lo había sometido
en épocas de ira
trabó la puerta del infierno
el veneno de las víboras
frente al abismo
la inmensidad de los límites
hablaron de pureza
gemidos de luz
en la fiesta de las letras
Culpo
Culpo a todas las mujeres
que me habitan
por traicionarme.
Brujas que se atrevieron a borrar
las líneas de mis manos,
y las enjuicio por no cumplir sus promesas.
Sobre todo señalo a la que ríe
por no avisar que no debía mirar
y evitar que perdiera mi inocencia.