Letras
Tres poemas

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Alucinación

Te bordaría el alma con uno de mis cabellos
llenaría tu estómago con mi sangre como vitamina a tu cuerpo
redondearía tu silueta con un puñal
sacaría tu corazón para presentarlo ante la corte
Que digan, soy valiente y premien mi hazaña.

Jugaría con tus pies zanjándolos con fino corta papel,
en las articulaciones me detendré para tomar un instrumento
delicado y no te lastimaré, los pondré en un museo.
tus pasos quedarán grabados en este mundo
Y el derramamiento viscoso se perderá entre el ojo y el vidrio

Qué hermoso eres. Hasta tu falo me serviría en provocación de mi placer
Fascinante sería que el público contemple cómo bocadillos
en palillos puntiagudos se enclavan en la piel despegada del músculo,

Quiero que me abrases, sentir el calor de tus dedos,
ya no te siento, estás frío, por qué no te mueves,
cortaré entonces tus brazos para que así me puedas abrazar,
no te enojes, es por nuestro bien, sólo estaremos tú y yo
muchas partes de ti junto a mí y sólo una parte de mí repartida entre todo tu ser.

 

Evocación

Suburbios son tus deseos.
El placer de lo pecaminoso,
intachable sobre ti,
sobre la piel caliente,
surcando suavemente
la estructura de mis huesos,
derramando lánguida esperanza
en la fortuna del regreso.

En años, ni un nudillo de tu cuerpo
he contemplado,
pero aún afirmo la polución de mi sexo,
el ardor entre los muslos inflama
los labios de mi boca
rojo se posa el furor en mis mejillas,
en cuanto observo memorias de tus gestos,
al penetrarme la eyaculación de tu apetito

Se enfría mi cuerpo. Ausente estás.
Perpetuamente perseguiré los recuerdos
para hallar la delicia,
de hurgar en los escondites de tus pensamientos,
disfrutarte, palparte y que seamos uno solo ante
la agudeza ambiciosa
de nuestras fogosidades.

 

Palidez

La palidez mecánica decolora mi semblante
incita a mi ser a la hondura de los sentidos,
profanando los recuerdos del amor perdido,
sin un revés vacilante.

La palidez mecánica hace carrillos blanquecinos en la dureza
de mi carne, trabazones en mi pecho,
velan el pánico, menciones sospechosas
de un amor eternizó, guardando
el ensueño que ninguna vez
anduvo por sendas asaltadas,
echándose a la presencia
de numerosas pulsaciones

La palidez mecánica se resiste,
no abandona la desaborida vida,
de utopías, deleites.
La cúspide por disiparse
en la oscura realidad,
de la existencia; sin ser fugaz y ser eterno.