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Poemas

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Truco o trato

Me perdono.
Me perdono y te canto.

[Inesperado]

Con algo de otra parte y nunca.

[Planta o piedra]

Nada es en silencio del hombre/
La misma Fanfarlo de los sentidos.

[Planta o piedra]

Nada es en silencio del hombre
Al mundo.
               [Totalmente]
Destino de las palabras
Y el arte.
Rendibú de un mundo
Que no existe
Aquí.
Perfecto para las flores y los átomos
Del aire.
..............
[El año cero del mundo]
Un reloj
Donde el tiempo no importa demasiado
Y tampoco explica o muere en el oído.
.............
Lo que quisimos ser
Lo que somos
.............
Me perdono.
Me perdono y te canto.

 

Oda a Nueva Orleáns

No había americanos en Nueva Orleáns
Nunca los hubo, no eran nada
Esos negros, esos blancos
Esos homeless del sueño americano.

El viento los llevaba en los neones,
En los adornos, en las pulseras, en los sombreros
A las paradas de los taxis.

No había helicópteros en Nueva Orleáns

              Estaban

En el país de las mil y una noches
Repartiendo su ayuda humanitaria

Por eso, quizá sólo por eso:
              Se agrietaron los diques.

              Llovía mucho
Las nubes eran como ojos rápidos,
El pantano ya no era un espejismo,
Ya no era tan transparente.

Sólo los plásticos que tapan los muertos
Volaban desde Nueva Orleáns.

Luego, más tarde, demasiado tarde,
Todo cesó.

Los políticos le daban la mano a cualquiera.
Serios!
La foto era tan triste que valía su peso en oro.
La imagen era tan nítida
Que podía verse un futuro mejor;
Un futuro más seco
                                            Y más caliente.

PD:
No había testigos: las ratas y las limusinas
Se habían marchado de los barrios altos.

 

Dando aire (a una gitana tuerta)

Entrando por la puerta de mi casa,
Estremecida del aire, apalomada de umbría,

Escalando simetrías, exteriores y apariencias.

Veo un ojo pasmado en el espacio
Que vende en abanicos su gracejo.

Hay media Sevilla partiéndose en el aire
Contra el sol de sus árboles elásticos.

Te tintinean las flores y los caballos
En las monedas, en el verdín estático del agua.

En los nenúfares de tus jardines conmovidos,
Hay un hombre paralítico, que mira y siente
Su perfil de Dante en una estatua.

Hay media luna diurna sujetando la otra media,
Con lápices que apuntan en silencio las palmeras,
Con fuentes que juegan en sus límites de piedra,
Con torres que señalan el cielo, lo dibujan
De eucaliptos, de naranjos amargos
Que ornamentan la lectura.

Dormidos... al borde de la estética,
Los interminables pasos de tu sombra
Te siguen, crujiendo entre las hojas.

Van buscando el almaz,
El árbol elástico de los abanicos.