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Nieta de Blanca Varela recibe en su nombre el premio Reina Sofía

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La Reina Sofía de España entregó el pasado 14 de noviembre el XVI Premio de Poesía Iberoamericana que lleva su nombre (Reina Sofía) a la poeta peruana Blanca Varela (Lima, 1926), quien no pudo acudir a recoger el galardón por problemas de salud, por lo que fue representada por su nieta, Camila de Szyszlo, hija de su hijo menor, Lorenzo.

La ceremonia fue celebrada en el Palacio Real de la capital de España, donde De Szyszlo explicó que, “sublevada contra el destino y atravesada por el dolor más grande del mundo”, Varela se ha ido “sumiendo en un silencio deliberado que con los años ha llegado a convertirse en una condición fisiológica”, desde la muerte de su hijo Lorenzo en un accidente aéreo hace doce años.

Dirigiéndose a la Reina, dijo que Blanca Varela “ha perdido el don de la palabra y el de la escritura pero nosotros hemos ganado, gracias a quienes como usted creen en la poesía, su obra excepcional”.

La antología Aunque cueste la noche, que se ha publicado con motivo de este premio, es “un regalo de España al futuro, a los nuevos lectores, a los nuevos escritores, a esos jóvenes a quienes Blanca respeta y admira tanto, a esos niños a quienes alucina”, apuntó. El libro cuenta con la edición conjunta de la Universidad de Salamanca y Patrimonio Nacional.

De Szyszlo explicó que su abuela tiene una forma “muy igualitaria” y “muy democrática” de tratar a los niños y jóvenes, quizás porque, de pequeña, tuvo que ser grande. “Una vida llena de dificultades y carencias hicieron que leyera, escribiera, estudiara y trabajara antes de tiempo. Se exigió mucho a sí misma y les exigió mucho a los demás. Debe ser por eso que yo, que me he decidido por la literatura, hasta ahora no haya tenido el coraje de confesárselo”, declaró la nieta de Blanca Varela.

A la poeta galardonada, prosiguió, le gustan desde los buenos partidos de fútbol hasta las telenovelas brasileñas, desde las canciones de Andrés Calamaro hasta las de Bob Dylan, desde las películas de suspenso hasta la lectura de cuanta revista o receta se le pase por delante. También los zapatos con las puntas de charol y el vino tinto que ya no bebe más, al igual que las extensas y desiertas playas del Perú donde concibió El libro de barro hasta el estrecho espacio donde escribió la mayoría de sus poemas.

El semblante de Blanca Varela sigue revelando “una mujer curiosa e incrédula”, que se ha mostrado “feliz, feliz... segura, segura...”, tras recibir con emoción el anuncio de la concesión del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, manifestó.

Este prestigioso galardón reconoce el conjunto de la obra de un autor vivo que por su valor literario constituye una aportación relevante al patrimonio cultural común de España e Iberoamérica.

Camila de Szyszlo y su hermana Sabina asistieron el jueves 15, en el Palacio Real, a la presentación del libro, en la que participaron el presidente de Patrimonio Nacional, Yago Pico de Coaña; el rector de la Universidad de Salamanca, José Ramón Alonso; la profesora Eva Guerrero, autora de la introducción de la antología, y el poeta y crítico peruano Edgar O’Hara.

El título de la antología, Aunque cueste la noche, ha sido tomado del segundo libro de Varela, Luz del día, de un poema que dice: “Golpe contra todo, contra sí mismo. Hacer la luz aunque cueste la noche, aunque sea la muerte el cielo que se abre y el océano nada más que un abismo creado a ciegas”.

El libro, en el que la selección de los poemas ha corrido a cargo de Ángel González Quesada, contiene documentos que aparecen por primera vez, entre ellos el texto mecanografiado de Puerto supe, nombre original del primer poemario de Varela que luego se titularía Ese puerto existe, y también seis poemas no recogidos en antología alguna de la escritora peruana.

Se incluyen además ilustraciones del artista peruano Fernando de Szyszlo, esposo de Varela; un inédito sin título de la escritora y el manuscrito de uno de sus poemas de su libro Concierto animal.

Recién llegado de la Universidad de Washington, Edgar O'Hara, gran experto en la obra de Varela, subrayó que la poesía “solitaria” de la galardonada sigue enseñando que “la felicidad expresiva puede ser el fruto de una lucha sin respiro contra el dolor, contra las ausencias”.

“Las palabras de Blanca Varela, agujas de pedernal, nos repiten que el vivir debería ser una tarea hermosa y que el canto más triste sólo puede intuirse desde una luz placentera”, dijo O’Hara.

Fuente: EFE