Noticias
Con record de asistencia concluyó ayer la FIL Guadalajara

Comparte este contenido con tus amigos

La 21ª Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), en México, concluyó ayer domingo 2 de diciembre con un nuevo récord de participación, según informaron los organizadores. Al evento asistieron 559.000 personas, un 6,5% más que en la edición de 2006, y participaron más de 17.000 profesionales del libro, como libreros, editores, bibliotecarios y promotores. También acudieron 125 agentes literarios provenientes de Estados Unidos, Europa e Iberoamérica que participaron en el mercado de compra y venta de derechos de autor.

La FIL, que tuvo este año a Colombia como país invitado, fue inaugurada al mediodía del pasado 24 de noviembre con la presencia del presidente de México, Felipe Calderón, así como de los escritores Gabriel García Márquez, premio Nobel de Literatura 1982; Fernando del Paso, ganador del Premio FIL de Literatura 2007; el mexicano Carlos Fuentes y el colombiano Álvaro Mutis.

Luego de un largo protocolo de ingreso para los asistentes a la inauguración de la FIL, el mandatario llegó acompañado por su esposa, Margarita Zavala; el gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez; el presidente de la Feria Internacional del Libro, Raúl Padilla López; el rector de la Universidad de Guadalajara, Carlos Briseño Torres; la secretaria de Educación, Josefina Vázquez Mota; la ministra de Cultura de Colombia, el país invitado, Paula Marcela Moreno Zapata, y la directora general de la FIL, Nubia Macías.

El presidente de la FIL, Raúl Padilla López, dio la bienvenida a Colombia, por segunda ocasión invitado de honor, “que ahora vuelve a traernos la riqueza y vitalidad de su cultura. Se dice que en Colombia se habla la mejor lengua española y no es leyenda, sino dato cierto. Eso podría ayudarnos a explicar, entonces, el hecho de que este país hermano sea cuna de tan grandes escritores”.

Padilla hizo una reflexión en torno al difícil desafío que enfrenta la industria editorial mexicana, principalmente por la falta de un marco legal. “Por ello, señor Presidente y señores representantes de la industria editorial mexicana, aprovecho este foro para hacer votos porque ojalá se inicie un nuevo diálogo entre los sectores del circuito del libro y los poderes públicos, que nos permita en un futuro cercano contar con una legislación más adecuada, con una nueva ley del libro”.

La petición tuvo respuesta por parte del mandatario Felipe Calderón: “Por supuesto coincido en la necesidad de contar con una legislación acorde que fortalezca al libro y su lectura, y por supuesto también acepto y con mucho gusto la invitación que hace don Raúl Padilla, presidente de la Feria Internacional, para iniciar un nuevo diálogo con miras a tener la legislación que le hace falta al país para difundir el libro y la lectura”.

Fernando del Paso, operado de urgencia el domingo 18, hizo acto de presencia tras obtener un permiso especial del hospital donde se hallaba internado, y presentó un discurso dedicado a su amigo Juan Rulfo y en tono epistolar, después de recordar que, pese a ser la persona que mejor conocía a Rulfo, jamás le escribió una misiva.

Dijo estar “convencido de que no son los premios los que dan prestigio a los autores, sino los autores los que dan prestigio a los premios”. Ganar el Premio Nobel, por ejemplo, dijo, significa incorporarse a un grupo de escritores y “no ganar el premio significa quedarse en la compañía de Émile Zola, Tolstói, James Joyce, Italo Calvino y Jorge Luis Borges. En ese sentido, añadió, el Premio FIL no se distingue del Premio Nobel porque “siempre ha habido más buenos escritores que buenos premios”.

También dijo que al enterarse de que había sido galardonado sintió un doble placer. El primero porque estaba aceptando el reconocimiento que llevaba el nombre de su amigo Juan Rulfo: “Y que no venga a decirme un abogadillo que no puedo, porque ya lo hice”. El segundo porque el invitado de honor era Colombia, su país más querido de Latinoamérica.

De Colombia recordó sus grandes amistades, en especial a García Márquez y a Mutis, de quien dijo, “es uno de los seres más bellos y generosos que he conocido en mi vida”. También comentó que recibir el II Premio FIL de Literatura le recordaba una ocasión en que los tres fueron al puerto de Veracruz. Ahí, contó Del Pasó, él se puso de pie, alzó su bebida y dijo, con el mismo sentimiento que le embargaba durante la ceremonia: “Señoras y señores, quiero comunicarles a todos ustedes que soy muy feliz”.

Del Paso se despidió con una declaración que arrancó las carcajadas y el aplauso de los asistentes: “A los ocho minutos de las doce horas del día de hoy sábado 24 de noviembre de 2007, declaro, en el uso de todas mis facultades mentales y delante testigos, cientos de ellos lo pueden atestiguar, declaro que acepto de buenísima gana el XVII Premio de Literatura Iberoamericana Juan Rulfo, alias II Premio FIL de Literatura, y asumo todas las consecuencias tanto legales y periodísticas como literarias y pecuniarias de esta declaración”.

El escritor fue homenajeado al día siguiente durante la charla “Amigos de Fernando del Paso”, realizada en el Salón Juan Rulfo con la participación de Gonzalo Celorio, José de la Colina y Elena Poniatowska, quienes coincidieron en que las novelas José Trigo, Palinuro de México, Noticias del Imperio y Linda 67, historia de un crimen, publicadas cada una de ella con cerca de diez años de diferencia, son obras maestras de la literatura latinoamericana y trabajos únicos por la labor de investigación que su autor llevó a cabo.

Celorio recordó que Del Paso escribió su primera novela, José Trigo, entre 1959 y 1966; comenzó a los 24 años y terminó a los 31. El resultado, dijo,  fue una de las novelas más deslumbrantes de la literatura latinoamericana de la segunda mitad del siglo XX.

Poniatowska contó que ella conoció a Del Paso cuando la editorial Siglo XXI estaba por empezar su colección literaria con la novela José Trigo. En aquella época, dijo, la novela llegó a la imprenta cuando todavía le faltaba un capítulo por terminar, por lo que prácticamente se lo arrebataron de las manos cuando finalmente lo concluyó, lo que de alguna manera alegró mucho a Del Paso, ya que de no haber sido así, habría seguido escribiendo otros diez años.

La autora relató que la idea del primer capítulo de José Trigo surgió a partir de que Del Paso vio en la calle a un hombre que cargaba un ataúd. La novela le llevó 536 páginas y siete años de investigación y escritura.

De la Colina, por su parte, comentó que estaba muy contento de que a Del Paso le hubieran entregado “el premio Juan Rulfo”, y añadió: “Celebro con alegría el espíritu de Rulfo, quiéranlo o no sus respetables herederos, que al parecer se proponen registrar a Juan Rulfo como mera propiedad privada, cuando ya es patrimonio universal”.

Por último, invitó a los presentes a apoyar la creación de una nueva del Ley del Libro que proteja a este artículo de la piratería. Dijo que apoyar esta ley es, de alguna manera, homenajear a Fernando del Paso y a todos los escritores.

El mismo 24 de noviembre, el secretario general iberoamericano, Enrique Iglesias, había pronunciado su conferencia magistral, en la que indicó que la mejor manera de conmemorar el bicentenario de la independencia de varios países iberoamericanos es que éstos se comprometan, a más tardar en 2010, a desarrollar áreas de retraso como la cultura, la educación, la ciencia o la política.

La FIL rindió homenaje póstumo al arquitecto Rogelio Salmona, fallecido en octubre pasado, al entregarle a su viuda, María Elvira Madriñán, el reconocimiento ArpaFIL, que recibió de manos del rector de la Universidad de Guadalajara, Carlos Briseño.

Los amigos de Salmona presentes, Ernesto Alva, Carlos Morales y Felipe Leal, coincidieron en que la obra del arquitecto cuenta con dos características que la han hecho única: tiene una clara influencia de la arquitectura precolombina mexicana y a través de ella siempre se crean espacios públicos.

Salmona, decían, siempre buscaba que el edificio se relacionara con el paisaje y estudiaba cómo el cielo, la lluvia o los alrededores afectarían el color de la construcción. Este estudio del entorno lo aprendió luego de visitar distintas zonas arqueológicas de México que integraban los edificios con el paisaje.         

Madriñán, por su parte, recordó que aunque a Salmona no le gustaban las ceremonias y era reacio a los reconocimientos, cuando se enteró de que recibiría el homenaje ArpaFIL lo aceptó porque tenía grandes deseos de viajar a Guadalajara; no sólo por el reconocimiento, sino para seguir enriqueciéndose con la arquitectura y las discusiones alrededor de ella que sabía que encontraría aquí. El homenaje concluyó con las palabras de Madriñán y con el público ofreciendo un aplauso de pie: “Siento en el aire que todos hubiéramos querido que Rogelio estuviera aquí. Yo también”.

El domingo 25 se celebró el 15º aniversario de La peor señora del mundo, cuento para niños escrito por Francisco Hinojosa que se ha convertido en un verdadero best-seller en la nación azteca.

En su momento el libro de Hinojosa fue rechazado tres veces por las editoriales. El personaje principal, inspirado en una vecina muy mala que disfruta haciendo el mal, no convencía a los editores, hasta que el Fondo de Cultura Económica (FCE) decidió correr el riesgo, cuando la oferta de libros para niños en México era muy pobre. Nadie imaginó, ni el propio autor, que dudaba de su publicación, que se convertiría en el libro infantil más vendido, con al menos quince mil copias por año.

La editorial decidió hacer una fiesta en la FIL y darle una sorpresa a Hinojosa. Se montó una pequeña exposición con los dibujos y pinturas ganadores de los concursos convocados en escuelas de la ciudad. También aparecieron niñas disfrazadas como La peor señora del mundo, regordeta, ataviada con su mandil y su sombrero rojo, muy maquillada, con su puro, sus botas y el ceño fruncido. Al llegar al salón, Pancho Hinojosa, como lo conocen sus amigos, tardó en salir de su asombro al ver al personaje principal de su obra sentado en las primeras filas. Al final, bailó el vals con ellas.

Uno de los primeros lugares donde se presentó La peor señora del mundo fue en la Feria del Libro de Bogotá, por lo que en la fiesta estuvo el escritor colombiano Triunfo Arciniegas, amigo del autor, quien confesó haber hecho una exhaustiva investigación entre los conocidos para hacer su discurso, que hemos publicado íntegro en esta edición de Letralia.

Durante la FIL se le hizo también un homenaje al traductor, narrador, ensayista y poeta mexicano Ernesto de la Peña, por sus ochenta años de vida, el 25 de noviembre. El autor de obras como La rosa transfigurada y La sinrazón sospechosa dijo definirse a sí mismo como “un gran chismoso” dado que le interesa “saber todo lo que se pueda saber, y eso es típico del chisme”.

“Desde entonces, fue muy temprano en mi vida, he hecho todo lo posible, todo lo que me ha sido factible, para penetrar en todas las cosas que me han interesado. Para mi fortuna y mi desgracia, simultáneamente me ha interesado todo”, reconoció el humanista, quien estuvo acompañado por tres jóvenes escritores: Jorge Volpi, Ignacio Padilla y Vicente Herrasti, quien se encargó de reunir toda su otra en tres tomos como parte de este homenaje.

Volpi, quien es además director del Canal 22, presentó un documental de doce minutos sobre la vida y obra del homenajeado. Consideró que si hay algo para imitar de De la Peña, “no es sólo la curiosidad insaciable, sino su pasión constante por el saber”, mencionó.

Una de las actividades más destacadas fue la intervención de Carlos Fuentes, el 25 de noviembre, para hablar de sus jornadas de trabajo. Luego de recibir su acostumbrada ovación al ingresar a un salón, el autor de La muerte de Artemio Cruz confesó ser un escritor “muy disciplinado” que cada noche, antes de dormir, prepara lo que escribirá al día siguiente, como un alumno que hace su tarea.

A las siete y media, puntual, se sienta a escribir, no en máquinas, sino con papel y pluma. “Me pregunto si requiere algo más la palabra”, dijo, agregando que al mediodía hace un receso para darse cuenta de que las ideas plasmadas nada tienen que ver con lo pensado una noche antes: “¿Qué ocurrió en esas horas de sueño? [...] Sí puedo aceptar que en el sueño aparecen los muertos que amamos y que decimos en secreto lo que no nos pudieron decir de viva voz. Si esto es cierto, entonces en el acto de soñar se aparecen no sólo los fantasmas de la creación, sino sus destinatarios, es decir su público primero y primario, que son los seres amados”.

Durante sus horas de sueño, dijo, se aparecen constantemente sus muertos, los dos protagonistas familiares de nombre Carlos, su tío y su hijo, ambos poetas, que quizá le dictan desde allí. Curiosamente, sus amigos rara vez aparecen porque, según él, su actualidad es demasiado fuerte, demasiado discreta para interferir en sus noches. Al caer la tarde, la historia y la literatura pierden la memoria, que se suple con imaginación, añade Fuentes, y cuando las lámparas se encienden, comienza la primera hora del libro.

“Un libro recoge y respeta la oralidad como tradición, desenmascara la oralidad como retórica y nos rescata del silencio para instalarnos en el diálogo, pues por solos que estemos físicamente, al leer un libro estamos ya acompañados por la lengua, la imaginación y la memoria del otro, el otro llamado Shakespeare o Cervantes”, dijo Fuentes.

El martes 27, la FIL entregó el Homenaje al Bibliófilo 2007 al escritor e investigador Ernesto de la Torre Villar, quien agradeció a los organizadores por este reconocimiento que, dijo, se concede “a las personas que durante su vida entera han estado al cuidado de los libros, a su cultivo, a su creación y recreación, por la lectura que de ellos hacemos, por el cuidado continuo que otorgamos y por el placer inmenso que ellos nos regalan”.

De la Torre habló de sus primeros contactos con los libros, cuando a los cinco años de edad “leía de corrido los sencillos libros de texto, entre otros, el precioso Flores de la infancia de María Enriqueta”, y contó cómo empezó a involucrarse con lecturas más exigentes, como Dostoiewski, Gogol, Leonid Andréiev, Visen, Santa Teresa. También habló de los intelectuales con los que hizo amistad. “Todos ellos fueron creadores de libros, editores y encantadores de excelente calidad. Crecimos con los libros y con ellos hemos de morir”.

“En este precioso ambiente, pleno de libros y de amigos de los libros”, dijo De la Torre para terminar, “representa para mí un grandísimo honor recibir el reconocimiento Homenaje al Bibliófilo destacado. La polilla libraría me ha hecho suyo, me ha llevado cerca de noventa años en mis venas y, afortunadamente, sin problemas de circulación”.

Otra de las actividades más esperadas fue la entrega, el miércoles 28, del Premio Sor Juana Inés de La Cruz a la escritora argentina Tununa Mercado, por su novela Yo nunca te prometí la eternidad. Durante el acto la representante del jurado, Verónica Grossi, dijo las razones por las que la autora obtuvo el premio: “Reconocimos en esta obra su gran originalidad, belleza, profundidad y trascendencia. No cabe duda de que Yo nunca te prometí la eternidad es una contribución de peso a las letras universales. Deja su marca en la historia y en la cultura, por lo tanto, abre nuevos rumbos creadores, nuevas posibilidades para la novela”.

Mercado recibió el premio de manos del rector de la Universidad de Guadalajara, Carlos Briseño Torres, y el cheque, de diez mil dólares, de la representante de la Fundación José Cuervo, Araceli Ramos. Luego dijo sentirse emocionada de que el premio fuera en México, porque establecía una continuidad de su relación con el país: “Seguiré sintiendo que quise ser mexicana y que si no alcancé a serlo en papeles, lo soy por convicción, por el privilegio de poder gozar de este país en su arte y en su cultura y, sobre todo, por el apego a su gente”.

La semblanza estuvo a cargo de su compañero sentimental y padre de sus dos hijos, el escritor, Noé Jitrik, quien recordó que fue el padre de Tununa, gran amante de la literatura, quien le inculcó el amor por las letras. Después, bromeó Jitrik: “Cometió un error cuando entró a la universidad y se lió con un profesor. Casualmente, era yo”.

Durante el acto, al que también asistió el presidente de la FIL, Raúl Padilla, la directora de la Feria, Nubia Macías, agradeció la presencia de Tununa y recordó: “Si es posible considerar, como se presume, peligrosas a las mujeres que leen, imaginemos ahora el riesgo de las mujeres que escriben, un riesgo que Tununa Mercado y todas las que han recibido este galardón han tomado”.

El Premio Sor Juana Inés de la Cruz se entrega desde 1993. Desde entonces, han sido galardonadas Angelina Muñiz–Huberman (1993), Elena Garro (1996), Cristina Rivera Garza (2001), Margo Glantz (2003) y Claudia Amengual (2006), entre otras.

En el marco de la FIL se celebró el Encuentro Internacional de Cuentistas, que se inauguró el 30 de noviembre con la participación del brasileño Rubem Fonseca, el mexicano Sergio Pitol, la argentina Luisa Valenzuela y el venezolano Ednodio Quintero, en el escenario de una sala abarrotada.

“La prueba de que el cuento está más vivo que nunca, es esta sala está llena, y si no hay más gente es porque no hay espacio”, decretó Quintero en el arranque. La sesión comenzó cuando cada uno de los escritores leyó un cuento propio. Luego vino la conversación.

Fonseca dio sus argumentos sobre la vitalidad del cuento. Dijo que la muerte de la novela ha sido declarada en cuatro ocasiones: en 1803, al inicio del siglo XX, cuando apareció la televisión y, más recientemente, con la llegada de Internet. Siempre se han equivocado, dijo, porque ni la novela ni el cuento desaparecerán. Si alguien dice que han muerto, es porque en realidad quien ha muerto es esa persona.

Durante la FIL 2007 no hubo un libro boom en ventas, sino una amplia lista de títulos muy solicitados por los lectores. Al momento, la editorial que reportó la mayor venta de un libro fue Planeta: hasta la noche del viernes 30 había vendido 542 ejemplares de Maridos, de Ángeles Mastretta.

El segundo lugar fue para Abuelitas, abuelitos y otros ángeles benditos, de Armando Fuentes “Catón”; Editorial Diana ha vendido cerca de 500. Grupo Editorial Tomo, por su lado, vendió cerca de 400 ejemplares de El juego de la vida, de Florence Sovel Shinn.

El resto de los libros más vendidos son Por qué los hombres aman a las cabronas, de Sherry Argov, en Diana (300 ejemplares); el libro infantil La peor señora del mundo, de Francisco Hinojosa, en el FCE (290); Visión de los vencidos, de Miguel León Portilla, en la editorial de la UNAM (275); El libro de los garabatos, de Taro Gomi, en el FCE (261); Los socios de Elba Esther, de Ricardo Raphael, en Planeta (207); el libro infantil Garabato, de varios autores, en Artes de México (199), y Los amos de México, de Jorge Zepeda, en Planeta (172).

Aunque no se proporcionó cifras exactas, otras editoriales y librerías también mencionaron los libros que más han vendido en esta feria. Editorial Santillana asegura que vendió cientos de ejemplares de Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, así como docenas de la Premio Nobel de Literatura 2007, Doris Lessing.

En Colofón, los más solicitados fueron El hombre en busca de sentido, de Mario Moliner, y Ceremonia del porno, de Andrés Barba; en Gandhi, El México antiguo de la colección Grandes civilizaciones del pasado; en Gonvill, Quiubole, de Gaby Vargas y Yordi Rosado, en sus dos versiones: para hombre y para mujer; en Trillas, Mitos y leyendas del mundo, de José Salvador Chávez Ferrosa, y Padres obedientes, hijos tiranos, de Evelyn Pacho Mailard.

Los encargados de stand de librerías coincidieron en que durante la FIL sus ventas aumentan más de cincuenta por ciento. Las editoriales, por su lado, tienen la oportunidad de presentar sus colecciones completas a los lectores y no sólo el quince o diez por ciento que regularmente muestran las librerías. Esta edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara contó con la presencia de 1.674 editoriales de 40 países, 24 foros literarios, 20 foros académicos y 86 actividades artísticas y musicales.

Fuente: FIL